viernes, 18 de diciembre de 2020

Leyenda de Pillahuincó (Arroyo de las achiras, en Sierra de la Ventana)

 


Eran días de oro y de magia en las laderas del Cerro Pillahuincó, tribus enteras de pampas habitaban esa tierra en la que Soychu era señor de todo. El gran dios moraba en la tierra al este de la sierra, y se lo podía ver caminando por las llanuras, con su arco y sus flechas.

Los pampas eran felices: Vagaban nómades, de una tierra a otra. Los hombres cazaban venados, ñandúes y guanacos y las mujeres preparaban pan con langostas de tierra tostadas, y las frutas y semillas que molían y con las que preparaban bebidas fermentadas.

La tierra tenía plantas silvestres como el cedrón, la carqueja y la menta blanca que permitian crear a los chamanes bendecidos por el dios Soychu, preparados que curaban dolencias. Los arroyos corrían rumorosos y llenos de peces. La tribu esa temporada se asentó en el territorio ancestral pampa, entre sierras. Allí comían, bailaban hasta caer rendidos y dormían en paz en sus tolderías adonde se protegían de los pumas y gatos monteses. Eran los primeros tiempos de su mundo, y aún no conocían otros dioses.

Tampoco conocían al hombre blanco.

El tiempo pasó.

Había sido un día de fiesta de primavera en la tribu del cacique Curu-Nahuel (llamado Curunau, jaguar negro), que se había asentado entre el Arroyo Pillahuincó y del Río Sauce Grande. Pero ahora llegaban rumores inquietantes; extraños monstruos brillantes con cuatro patas y aliento de fuego estaban llegando, decían al retornar algunos de los cazadores que su habían aventurado algo más lejos. 

Los rumores terminaron con la fiesta, hubo miedo, hubo confusión. Consultaron a los chamanes y esperaron una respuesta del dios. La respuesta llegó con una noche oscura, de luna roja. Los chamanes no dudaron en interpretar que se trataba de criaturas enviadas por Wualichú, el maligno. Los indios se apostaron en la penumbra, ocultos en las tolderías listos con sus hondas y sus arcos. Cuando los monstruos aparecieron al otro lado del arroyo la luna brilló roja sobre el metal de sus armaduras y cascos. Un búho ululó en la noche. La primera flecha voló sobre las ahora lentas aguas, voló certera y rebotó sin daño. A la primera le siguieron otras, así como piedras lanzadas con habilidad y fuerza; hasta que el relámpago de un arma fue un trueno en el silencio de la noche que se pobló de gritos de aborígenes que salían como malón de las oscuras tolderías. El hombre blanco no tuvo piedad, ante el ataque brillaron las espadas y rugieron los fusiles. Los hombres de la tribu atacaron como una marea desencadenada protegiendo las orillas del río y de su campamento, pero nada pudieron hacer contra las feroces armas de fuego. La luna que teñía de rojo los ríos encontró ayuda en la sangre derramada. De la tribu no quedó nadie con vida. Cuando los españoles vieron salir el sol, por un milagro del dios de los indios, no encontraron cuerpos. Su vida y su poder se habían ido arrastrados en la corriente de los ríos y arroyos, y el dios ya nunca regresó. Pero como prueba de su última resistencia, los conquistadores encontraron en la propia orilla unas plantas acuáticas de flores doradas, rojas y a veces blancas que brotaban como racimos de entre unas hojas enormes y muy verdes. Soychu había transformado a los valientes, para que siguieran por siempre unidos a su tierra, para que su acto de valor no fuera olvidado.

Desde ese tiempo y cómo último recuerdo de la magia de esas tierras, todas las primaveras crecen las achiras salvajes, en las orillas del arroyo que justamente se llama Pillahuincó (achira en lengua aborigen)

Y dicen los ancianos que para que la magia regrese, es necesario que al cruzar el arroyo Pillahuincó el viajero deje un regalo o una oración, entre las achiras.




miércoles, 25 de noviembre de 2020

Gracias Diego!

 


Hoy un dia triste para los que vivimos en esa época buena, de magia y gambetas,de goles imposibles y de la garganta y el pecho inflados hinchados y henchidos de gritar por Argentina en un mundial único y eterno.

Me quedo con las palabras del gran Roberto Fontanarrosa:

No me importa lo que hiciste con tu vida, gracias por lo que hiciste con la mia, Diego.




martes, 27 de octubre de 2020

Otro día más

 



Ese hombre trabajó... ¿Quién escribirá su historia?

El Témpano - Adrián Abonizio 


Se despertó temprano a la mañana con el estridente sonido del despertador. Afuera aún era de noche. Se duchó, procurando no hacer ruido, los chicos aún dormían. Cuando salió su esposa estaba levantada, preparando la ropa para que llevaran al colegio. Se vistió y desayunó casi sin abrir los ojos, pese a que la ducha lo había despertado un poco. Les vecinos golpeaban en el techo, un camión hizo sonar la bocina. Las tostadas estaban un poquito quemadas, pero a él le salían peor. Se fué sin ver a los chicos levantados. El aire afuera era frío, la luz del amanecer resaltaba el gris de la ciudad de asfalto e invierno. Otro día de trabajo. Se perdió en la subterranea normalidad del subte, miles de personas iguales, extraños entre sí, alienados y molestos de estar apretados con caras de cansados aunque recién comenzara el dia. Luego, llegar al trabajo, la pausa para almorzar a las corridas, alguna conversación casual, sin importancia. La presión de terminar el día, el eterno regreso, con un día menos de vida , leyendo los titulares de las noticias que son sólo caos y desesperanza, con el faro lejano de un feriado largo en unos meses. 

Llegó a casa, abrió la puerta.

— Papá!, papi! —gritaron los chicos corriendo a abrazarlo.

...Mirá lo que hice en la escuela, se me cayó un diente, mirá este juego, empecé este libro que vos me dijiste, Irene se golpeó en el recreo, la maestra explicó algo de matemáticas que no entendí, me invitaron a jugar el intercolegial de fútbol...

Con la más chiquita a upa, dejó las cosas y les dijo — ¿ya merendaron?

— Noooooo! las dos voces hicieron un coro negativo y expectante.

— Les preparo una leche, tomo un café y me cuentan, ¿si?  

La mesa se cubrió de dibujos, tazas, cacao, cuadernos de tareas y un paquete de galletitas.

Alzó la vista para encontrar la sonrisa de su esposa, se acercó a abrazarla.

Y recuperó el día que había perdido, y lo hizo mágico.




Para leer escuchando El Témpano:

https://www.youtube.com/watch?v=LhNqioLVzdA&ab_channel=Man%C3%ADacoRetro




viernes, 16 de octubre de 2020

Brillo de mi oscuridad

 



Si hoy es el futuro de mi pasado,

no creo que el futuro sea feliz sin hoy.

Cuando el momento es un golpe que retumba

como un corazón loco de odio de traición.


Llegó la hora triste en que la magia

abandona el reino justo a tiempo.

loco por la falta irreparable

del brillo vulgar de un amor eterno.


Una mañana de recuerdos 

olvidados en el desespero 

de tiempo roto que escapa 

por la grieta de una tristeza eterna.


Llamás sin paz a un gato a los silbidos

la fragilidad de necesitarte 

muchachita fatal de la desgracia

Escondida en una estrella muerta.


Aferrado a un volante sin rumbo

en una ruta eterna de whisky

y decepción de un brillo

que hoy es mi oscuridad.

martes, 15 de septiembre de 2020

La puerta

 


Me desperté, con los ojos apenas entreabiertos encendí el velador y con asombro descubrí la Puerta.

Al lado de mi mano, en la pared de la cabecera de la cama, una puerta. Me levanté despacio sin sacar la vista de esa puerta blanca en la pared blanca, con marco negro igual que el resto de las puertas de mi casa, una puerta con su picaporte de bronce, cerrada. Una puerta que ayer no estaba allí.

Me vestí rápido, pensando. Ahí había una puerta. Perdón, ahí HAY una puerta, pero no, no estaba. Estoy seguro que antes no estaba. Pero es imposible, porque ahora está ahí.

Corrí un poco la mesa del velador para que no se golpeara y se rompiera al abrir la puerta, si la puerta hubiera estado allí yo nunca habría puesto la mesa de luz en ese lugar.  Creo que no. La puerta abre hacia adentro, eso está claro.

Rocé el picaporte, y lo solté de inmediato. Para ponerlo en contexto: La pared de la cabecera de la cama es la medianera del edificio, da a otra propiedad. Da a una clínica psiquiátrica abandonada, al fondo de la clínica, un descampado por el que se cuela humedad por la pared. Desde antes de mudarme está abandonado el lugar. 

Ahora que corrí la mesa de luz puedo ver bien la puerta. No tiene cerradura, asumo que la puedo abrir. Al alejarme para verla completa noto algo: por la hendija abajo de la puerta se ve luz. Acerco al mano, entra una corriente de aire, o sale, no lo sé. Me quedo un rato mirando, la luz se mantiene un tiempo, a veces desaparece y luego aparece de nuevo. Se ve que no hay nada apoyado en la puerta que impida la claridad, el ciclo no tiene que ver con el día y la noche, es como si algo se cruzara enfrente de la luz. Miro por mi ventana a mi patio: El sol está alto y no puedo saber si corresponde a la luz que se ve o no. Puede ser una luz artificial. 

Es imposible pero la Puerta está ahí. Me llenan las dudas: ¿en verdad es algo nuevo? Yo soy muy despistado pero no tanto. Busco entre las fotos a ver si se muestra en alguna, pero ¿Quién le saca una foto a la pared de la cabecera de la cama? Finalmente después de mucho buscar encuentro las fotos de cuando pinté el departamento. La pared blanca se ve completa, impoluta. Sin cabecera ni Puerta ni mesa de luz. Pero no pudieron construir una Puerta durante la noche, tengo el sueño muy liviano, me hubiera dado cuenta. 

Ahora hace varias horas que estoy mirando la puerta. No puedo ir a hacer mi trabajo ni quedarme tranquilo, con esa puerta ahí. No voy a poder dormir con esa puerta ahí. Anoche dormí con la Puerta en ese lugar, supongo, ahora que lo pienso. Me corre un escalofrío.

Camino por el dormitorio mientras pienso, me acerco, me alejo, miro el picaporte con las manchitas propias de algo con cierta antigüedad. El color de la puerta es igual a todas las otras. Me acerco con determinación, y golpeo la puerta. Un golpe suave, tres golpes rápidos, un golpe solitario.

Silencio. Miro la a puerta.

Silencio.

Escucho dos golpes.




jueves, 3 de septiembre de 2020

Una historia de Hattrick

 


Desde hace muchos años, allá por el 2003 (¡Cuantas cosas pasaron en el medio!), me llegaba la noticia de un juego manager de fútbol para jugar por web: Hattrick -  https://www.hattrick.org/

El juego permite ser el administrador de un equipo de fútbol desde el nombre —Pablo Fútbol Club, de modestia e imaginación, nada—, comprar jugadores, definir tácticas, ordenar las formaciones y entrenar jugadores desde las inferiores. Se juega liga y Copa cada 4 meses —una temporada—. Un juego en el que pasé tardes divertidas, conversé en conferencias, hice amigos y conocidos con los que cada tanto nos vemos y con los que diariamente discutimos y nos divertimos por whatsapp

Hace bastante, un partido de Copa mereció un cuento, que llamé:


  Una historia de Hattrick #23yearsofHattrick

Un jugador, rodeado de figuras, sin demasiada habilidad, se esfuerza para ganar. Y enfrenta, casi por sorpresa, ser protagonista en el partido más importante de la historia del club.

Saltó del banco y salió a ganar el partido.

Con sus limitaciones de siempre, porque no es el mejor, pero entiende el juego de equipo mejor que ninguno. Y este juego es el más importante de su vida.

Pero empecemos por el principio: Las sorpresas comenzaron en el vestuario con el entrenador arengándolos, era el décimo partido que ganaban por la copa, nunca habían llegado tan lejos. Al día de hoy, nunca nuestro equipo rompió ese récord.

La estrella del equipo, el 'Ilusionista' Marini  se demoraba en llegar: lo habían comprado como delantero a un club amigo, era rápido, de nombre impronunciable. La hinchada una vez había intentado corearlo (Abner, Abner, Abner!), y en el trabalenguas de hipos que se armaron decidieron gritarle siempre por el apellido mas fácil de recitar, con el ya reconocido Mariiiiini, Mariiiiiini, que alargaba la i en cada pique en velocidad. El DT estaba convencido que había que entrenarlo como medio lateral y lo ponía de extremo ofensivo todos los partidos. Lo veías practicar con Gomez (290695359), el pibe canterano, el orgullo del DT; los dos corriendo pegaditos a la raya, ida y vuelta, una y otra vez, carreras que Marini ganaba siempre. Y cuando entendió cómo era el puesto hubo que darle la razón al técnico:era letal en la banda, era el 7 perfecto y se ganó a la hinchada a fuerza de centros precisos y goles a pura gambeta en velocidad. Jugaba en el mismo lateral que el pibe Gomez y eran el tándem perfecto para las contras, la pared, el toque justo, la corrida... fueron los grandes responsables de este inesperado equipo chico que le peleaba la copa a todos.

Él los veía todos los días, entrenaban juntos aunque a él lo compraron tarde y ya era mayor para entrenar. El técnico no supo nunca qué hacer con ese jugador que llevaba el mismo nombre que el dueño del equipo, Pablo 'Paul' Brión (200515372). Lo había comprado sin consultar con el técnico casi como representación de sus sueños truncos, sin la edad ni habilidad para hacerlos realidad.

Era un tiempo excelente para el club, después de muchas temporadas de entrenamiento en que el equipo estaba en pleno ascenso llegando al que iba a ser el mejor momento del club y Paul no tenía lugar entre esas figuras. Lo entrenaban un poco, jugaba cada tanto. En cambio, el Chiqui Gomez, canterano, defensor lateral como él, venía con la camiseta del club tatuada en el pecho. Ese era el que llegaba temprano al entrenamiento siempre serio, trabajaba de firme y le ponía garra. Paul en cambio no se destacaba, caía al club fundido después de una noche pasada de sueño y de irse de fiesta con los otros más grandes, para cuando él  llegaba el Chiqui ya estaba meta hacer jueguitos imposible en la pista, aún antes de que llegara el preparador físico. Tenía destino de selección Gomez, mucho despliegue por la banda, jugó mucho de extremo normal un tiempo, impredecible para los rivales. A los 18 años y hasta los 19 era uno de mejores 4 de su camada en el país. Eclipsado por jugadores más grandes y por el DT que no lo llamaba, siempre coqueteaba con la sub20 y no llegaba su hora. ¡Y no aflojaba, eh!

Paul no. Con el tiempo, después de errores y fracasos, se da cuenta sólo que no lo logró, no va a ser de Selección. Pero durante ese tiempo olvidado por todos, descubrió que sí puede ser cada día mejor. Y aunque en los partidos –cuando juega– no sea de los que se llevan los flashes o la figura, es el que corre. Corre y asiste a un compañero. Aparece de forma impredecible y tapa un hueco. Es el que busca y pelea cada pelota cuando los demás bajaron los brazos, él se levanta después de un cruce fuerte, y con marcas de los tapones en la rodilla se pone de pie y sigue adelante.


Hoy era el partido 10 de la copa y el rival era de primera. Nuestro equipo se había armado bien en la temporada, con un par de estrellas, con buenos jugadores, algún suplente aceptable, varios con múltiples capacidades. Una defensa de miedo, el Chiqui en una punta y el 3 veterano rápido en la otra. Al medio estaba el Ruso, rústico, rubio, pasaba el jugador o la pelota. ¡Pura potencia! Los rivales lo veían y temblaban... y eso hacía que se animaran más por la banda, y ahí estaba el Chiqui Gomez para robarla y arrancar las contras. Pero hoy se complica. El rival es muy bueno, nuestro 10 acumuló amonestaciones y no puede jugar, y Marini que no llega…

— DT!

El grito resuena en el vestuario acallando la charla técnica. El ayudante viene con un teléfono en la mano. Nuestro DT escucha, hace un gesto, asiente. Devuelve el teléfono y mira a Gomez.

—Santiago, hoy jugas de 7; Marini está roto. Tincho, entrás vos de 4.

Martin, el 4 suplente, se pone de pie, seguro, contento con su oportunidad. No hay otro suplente para lateral y Paul sorprendido ocupa un lugar en el banco.

/Paul/: Se escucha el clamor del estadio, caminamos por el túnel y la luz de los reflectores nos deslumbra al salir al calor de la tarde noche de miércoles. Arranca el partido. Yo lo veo desde el banco, el rival viene agrandado por los éxitos, pero los nuestros tienen confianza. Es a ganar o ganar ¡Y nuestro arquero se lesiona a los 5 minutos! Tincho cierra su banda pero del otro lado Gomez es el alma en ataque, un centro… y otro más. El equipo rival nos madrugó de entrada y arrancamos abajo en el marcador, pero empezamos a cambiar ataque por ataque, gol por gol. A los 70 minutos estamos 2 a 3 abajo. Y fue entonces que a Gomes le quebraron la rodilla. Se escucha el silencio en el estadio. El DT me mira. Miro a Gomes en el piso, trabó en ataque. Seguro roto menisco y ligamento cruzado anterior. No me da tiempo ni de calentar y entro a la cancha.

Jugadores así no son los que salen en las revistas. No son los que hacen que un equipo gane un partido por ellos solos. Pero ningún equipo gana un campeonato sin jugadores así. Equipo de fútbol, equipo de oficina, grupo de amigos o pareja de dos. Es el que se esfuerza más allá del límite. El que aprieta los dientes cuando todo está perdido.

Gomez se sienta en la tribuna, no va a perderse de ver el partido aunque haya quedado afuera:

/Gomez/: Minuto 70, éramos locales, yo en medio del dolor escuchaba el silencio de la tribuna. Y entró Paul. El equipo rival se tiró atrás, buscando la contra. Y Paul pasaba y pasaba al ataque, daba pases impredecibles, era indescifrable para la defensa rival. Pesaban las piernas, ellos no pasaban la mitad de la cancha, y se refugiaban cerca de su arco.

Y al minuto 88 estallo la locura. Nuestro defensa más rústico, el Ruso, que ya estaba jugando en mitad de la cancha, envió un pelotazo cruzado a la derecha... ¡y pegado al palo lo encontró a Paul que se elevó en un cabezazo letal! Era el empate, 3 a 3 y alargue. Quedaban dos minutos, y el estadio lloró en una contra: manejaron la pelota en velocidad y dejaron a su mejor delantero frente a nuestro arquerito suplente, la puso adonde las arañas tejen su nido. Nos quedábamos afuera, un minuto de alargue no era nada. La gente empezó a irse cuando sacamos del medio, pelotazo atrás, sin destino... casi sin destino, porque atrás de todos estaba Paul, irreconocible en su función de conductor, seguro. Controló la pelota y picó por la banda con la cabeza levantada, viendo la entrada del 9 nuestro que corría a la par. El resto del equipo se paraliza, en el banco nos estiramos a ver sin poder creer a estos dos locos que avanzaban solos, los únicos que habían cruzado la mitad de la cancha, Paul elude a uno, a otro, y cuando todos esperábamos el pase hizo lo impensado: se cruzó en diagonal camino al arco y casi de costado, atorado por un defensor que le fue al cruce ¡tira un taco de rabona que se cuela de caño al arquero para empatar de nuevo!

¡Escuchen el estadio! Los gritos me envuelven, estamos en los penales, hay una chance…


Final: 13 a 12. ¿Adivinan quien pateó el último, fuerte y al medio, mientras el arquero se tiraba a la derecha y nos dio el pase a cuartos?












viernes, 21 de agosto de 2020

Árbol verde claro

 

Hoy vi la imagen de un árbol dibujado en un cuento para niños, y me acordé del verde claro. Si, el color, el del lápiz verde claro que usaba siempre para los árboles por ahí porque no me gustaban los árboles oscuros, fantasmales y serios, sino que me gustaban verdes, brillantes, con copa con onditas y redondos por más que —para mi capacidad para el dibujo— hacer un simple pino ya era un acto frustrado desde antes de comenzar. Era intentar hacer una pintura realista con el chip de caricaturista puesto: unos palitos y unas curvas esquemáticas trataban de representar la realidad de un árbol que se hacía inmarcesible para mi habilidad a esa edad... o nunca, o siempre, como prefieran verlo. Pero con marrón oscuro y el verde claro, un verde manzana verde, un color de luz y brillo como no había otro en la caja de lápices. Porque el amarillo no se veía sobre el papel blanco y el sol era una sombra apenas en el cielo que obligaba darle bordes negros para que se notara acaso que ahí había algo. A veces al lado del árbol la casita con techo alpino, rojo; o acaso otra cosa, pero siempre tenía que estar el árbol, con su copa verde manzana claro. Capaz más adelante le llegué a dibujar ramas, capaz con el tiempo se acabó la luz y cambié el color, capaz dejé de usar lápices y me atrajeron las fibras hasta que dejé de dibujar y ese mundo mágico de colores quedó abandonado. Cómo un tiempo de una niñez que ya pasó. Pero olvidado, no.

¿Quién tiene lápices? Dibujemos...



sábado, 15 de agosto de 2020

Hard Woman

 


Primer amanecer en un fin de semana largo, levantarse después de leer un rato en la cama, la casa sola, el sonido del silencio. Ducha. Llevo el teléfono al baño y pongo Hard Woman, de Mick Jagger. El agua que se calienta al punto justo y la ducha en cuerpo aún apenas tibio de la cama en una mañana fría. Desde el pelo despeinado por los chorros caen gotas de agua sobre la barba que aún no me afeité y que acaso no me afeite hoy.

El tema de fondo estalla con la voz contando su historia de amores, mientras dentro de la ducha todos es tibieza y tranquilidad.

Es cuando me doy cuenta de que me olvidé el toallón en el tender. En el patio. Demasiado lejos, demasiado frío, demasiado solo. La lluvia suave se transforma con la música de fondo, y entiendo todo.




jueves, 6 de agosto de 2020

Let it be



Hoy escuchaba que en el programa de James Corden (Carpool) había estado Paul Mc Cartney. Durante el mismo contó una anécdota en la que una noche había soñado con su madre ya muerta. En el sueño ella se le aparecía y le decía — Tranquilo Paul, todo va a estar bien. 
Muchas veces aquellos que perdimos un ser querido (vivo o muerto) soñamos con él, con ella, y recordamos algo que alguna vez nos decía, o algo que compartiamos juntos. Y con otras personas que fueron tan importantes o mas, nunca soñamos. 
Nunca soñé con mi mamá, por ejemplo. Ni en los momentos mas felices, ni en los más difíciles. Igual, no me cabe duda que siempre me acompaña.
Para cerrar con la anécdota, cuando Paul despertó recordó la frase que nunca antes había escuchado y escribió:
When I find myself in times of trouble, Mother Mary comes to me
Speaking words of wisdom, let it be

Aproximadamente algo así: 
Cuando me encuentro en problemas, Madre Maria viene a mí
Diciendo con sabiduría, dejalo ser

El principio del un himno eterno como es Let it be. De alguna forma siempre lo supe sin conocer la historia, y creo que ahora entiendo por qué siempre es una canción que me impactó y cuando se escucha en un estadio con la gente aplaudiendo, me  emociona hasta las lágrimas, aún sin saber inglés. 
Es que algunos sentimientos van más allá de las palabras.


Aquí comparto el video del momento en que cuenta la anécdota:

lunes, 20 de julio de 2020

Ficha del personaje: La Dama Blanca




Hace mucho tiempo en un taller literario escribí siguiendo la guia de las caracteristicas, una Hoja de personaje, que fue lo primero que vi publicado en la web de Axxon, en el sitio de Máquinas y Monos. Este sitio desapareció, despues lo habia publicado en su sitio Marcelo Dos Santos (que tambien hizo un Taller con el maestro Carletti), pero la página tambien cayó y me permito republicarlo, para que no se pierda. Cómo crear una hoja de personaje para un cuento o una novela, con un ejemplo el que se conoció como Ficha de la Hechicera. Luego, para completar el trabajo escribí el cuento corto La Dama blanca de la Noche obscura. O, la Dama de la noche, tal como se iba a ir transformando el nombre.
A continuación, y despues de caso 20 años, ambos: Ficha y cuento.


Descripción de personajes:

Ficha del personaje:

La Dama

Se la conoce también como: La dama de la noche obscura.

1.- Aspecto físico

Sexo, edad: 
Femenino, representa a una mujer joven, entre los 25 y 30 años.
No se conoce su verdadera edad. Pese a eso, y aunque parece inmune al envejecimiento, no es inmortal.
Tamaño, color, peso, cabello, belleza: 
Tiene contextura delgada, aunque firme y muy bien formada. De porte fino y elegante, aparenta ser más alta, aunque no supera el metro con sesenta centímetros
Tuvo la piel muy blanca. Ahora tiene la piel tostada, con un color indefinido. Sus ojos son color verde esmeralda, y brillan con luz propia. Su mirada refleja sus emociones, pudiendo ser cálida y tranquila como un campo verde, así como también puede ser helada y cruel como el veneno.
Es liviana, al caminar se mueve con gracia felina.
Su cabello es color castaño rojizo, y largo aproximadamente hasta la base de su espalda. Se oculta en él en ocasiones.
Tiene los labios muy rojos, y una sonrisa sensual.
Su belleza es capaz de hechizar tanto como su voz. Aún sus más odiados enemigos sucumben en ocasiones a su encanto. Asombrosa e inhumanamente bella, no suele hacer ostentación de sí misma.
Vestimenta:
Viste una túnica color azul medianoche, de terciopelo. En climas fríos se la ha visto usar capucha y capa, y en ocasiones se ha ocultado con un velo. Por regla general, prefiere ocultar su belleza. Pese a esto, bajo la túnica pueden adivinarse finas botas de piel. En las circunstancias que desea ocultarse o pasar desapercibida usa ropa común como disfraz, de la época del año y tiempo en que se encuentre. Suele usar ropa ajustada de tonos oscuros cuando desea seducir.
Higiene:
Es fácilmente descubierta cuando se disfraza ya que su piel no se mancha, aún en ambientes de polvo y barro, permaneciendo sin mácula. Su túnica tampoco se mancha, dadas sus propiedades mágicas. Su pelo siempre despide un suave perfume.
Tics:
Acostumbra ocultar sus ojos en su cabello, agitándolo levemente hacia delante. Puede que su cabello tenga magia propia, ya que cuando hace este movimiento se puede descubrir siempre el brillo de su mirada asomando de él.
Su mirada en ocasiones se ve triste al recordar secretos de su pasado, perdiéndose en largas ensoñaciones.
No deja huellas al caminar.
Cicatrices, marcas, defectos físicos: 
No tiene ninguna marca o cicatriz de nacimiento ni posterior, si bien es posible dañarla con magia o cualquier arma. Lo segundo nunca ocurrió.
Si bien ve fácilmente en la oscuridad, es algo corta de vista.

2.- Historia

Lugar de origen:
Era hija de un noble en un reino desaparecido, al pie de las montañas. Esto definiría su naturaleza humana y explicaría el porte, gracia y majestad presentes en ella.
Familia, parientes, amigos:
No tiene familia. Abandonó el palacio siendo muy joven, tentada por la ambición de poder y belleza, junto a una maga de la que aprendió a manejar sus primeros hechizos.
No se conoce el paradero de la maga. Se sabe que está viva, y que se mantiene cerca de la hechicera, aunque esta no lo sepa.
Amigos no se le conocen. Tuvo un amante, un hechicero, al que aún ve en ocasiones. No es muy clara la relación entre ellos, podría fluctuar entre el amor y el odio.
No tiene enemigos declarados. Se lleva muy mal con poderosos hechiceros y magos, por rencillas pasadas.
Ambiente y educación familiar. Ambiente de amistades:
Fue criada en un palacio, con todos los gustos. Su educación es muy cuidada. Se desenvuelve con facilidad en círculos elevados, si bien frecuenta más a una clase media o pobre que a la aristocrática. Tiene gran conocimiento del pasado, historia y geografía de los lugares que frecuenta.
Posteriormente se debe aclarar que su ambiente de conocidos son magos y hechiceros., si bien se lleva mal con la mayoría de ellos, evidenciando un claro resentimiento. Ellos le responden como si no la reconocieran dentro de su grupo. Dada su habilidad con la magia, y su educación en ese campo, esto no parece acertado, y algunos han pagado las consecuencias.
Estudios:
Mágicos, en los cuales demostró poseer gran habilidad y desplegar un notorio e innato poder.
Profesión. Trabajo:
De profesión o decisión hechicera, se encuentra entre el bien y el mal, con una inclinación hacia este último. Su dominio de la hechicería es muy bueno, sobre todo durante la noche. Sus poderes se encuentran más cerca de la magia que de la brujería, si bien es capaz de preparar infusiones y filtros para lograr sus propósitos. Como ayuda, usa una delgada varita de plata.
Hechos claves de su vida:
Nació en el seno de una familia noble, en un reino ya olvidado recibiendo los mejores cuidados y educación. Huérfana de padre, el cual murió al poco tiempo de nacer ella, vivió rodeada de regalos y se le permitían los más mínimos caprichos. Durante la adolescencia tuvo un desengaño amoroso con un joven caballero. Se alejó de su casa tentada por una maga que visitó el reino y supo reconocer su innato poder. Se desconoce que ocurrió ni como fue su periodo de instrucción.
Se abre un periodo oscuro, del cual se sabe que fue al infierno, en donde adquirió ese tono tostado tan particular, y su deslumbrante belleza. Allí conoció a un hechicero, el cual la utilizó manteniéndola a su lado mediante mentiras, para escapar del infierno, una noche en que se obscurecieron todas las estrellas, y la luna se ocultó; siendo posteriormente seducida por este hechicero. La principal motivación del hechicero para hacerla suya fueron la extraordinaria belleza e inexperiencia de La Dama. Esta historia la conocieron solo tres personas, una de las cuales fue muerta de inmediato por la hechicera. La continuación del romance o la relación que mantiene el hechicero con La Dama no es clara y permanece en secreto. Aún se ven en ocasiones.
Luego intento calificar como hechicera en un conclave de magos. Un error por una distracción propia provocó un momento de peligro mortal para la hechicera. En ese momento reaccionó desatando todo su poder, con lo que un mago del conclave resultó muerto. Fue expulsada del grupo, pero no pudieron quitarle su magia.
Posteriormente sus apariciones más frecuentes fueron en noches de, en tabernas, plazas y bosques cercanos a los poblados y pequeñas villas.
Particularmente suele ir a una posada, en una noche en particular: la primer luna llena de invierno. Se dice en el pueblo en donde está la mencionada posada, que busca a alguien, como una antigua promesa. Lleva haciéndolo varios años, permaneciendo despierta toda la noche, mirando al fuego.
Su belleza ha provocado a lo largo de su vida graves peleas, su carácter egoísta las ha alimentado, y su poder ha creado  muchas envidias. Esto le ha deparado algunos enemigos.


3.- Psicología

Carácter: 
Su carácter tiene la melancolía como principal atributo.
Al conocerla da una sensación inofensiva y atractiva, casi angelical. En realidad, no tiene reparos en matar si la circunstancia lo exige, pero no su carácter es demasiado cambiante para considerarla maligna. Su soledad es otro rasgo destacado, solo tres personas supieron que estuvo alguna vez con alguien.
Tiene una fuerza de carácter notable cuado se enoja, lo cual no sucede con frecuencia. Es básicamente mortal cuando eso ocurre. No se le conocen miedos a algo determinado, aunque si momentos de debilidad provocados por recuerdos.
En situaciones que no exijan todo su poder puede mostrarse insegura.
Humor:
Su humor no suele ser benigno ni maligno, más bien indiferente. Si se la ve sonreír suele ser con tristeza. Sólo alguien vivo la vio llorar, esos momentos de debilidad no suelen dejar testigos. Se sabe que alguna vez rió, aunque lo haya olvidado aún ella misma.
Inteligencia:
De gran inteligencia, la aprovechó en gran medida para hacerse hábil en el manejo de la magia. No tiene la misma inteligencia para resolver situaciones cotidianas, aunque si tiene una gran facilidad de palabra, para ocultar lo que no desea que se sepa. Esto fue utilizado por La Dama, aumentando el misterio sobre sí misma, con las ventajas que esto le proporciona. Su forma de expresarse es clara y concisa.
Es torpe para todo trabajo manual no mágico.
Pese a su inteligencia, pudo ser fácilmente engañada por un hechicero, al estar enamorada. A veces se deja dominar por su corazón.
Motivaciones:
La ambición de ser admirada la llevó por el camino de la magia. Se supone que antes de su entrenamiento no era tan hermosa. Así también se sabe que antes de su viaje al infierno, era de piel muy clara y de cabello negro. Si ahora oculta su belleza, es para utilizarla como arma cuando lo desea.
El amor es otra de sus motivaciones, y es claramente egoísta, importándole más su conveniencia personal que el bienestar de quienes le rodean. Esto la acercó al camino del mal.
La soledad y la melancolía la llevan a repetir ciertos actos, y la obligan a peligrosas confidencias. Odia la debilidad que esto le provoca y se sobrepone a ella con violencia.
No busca la riqueza, aunque la halagan el poder y la admiración.
Gustos:
Le gusta la noche, un fuego cálido, el fresco viento entre los árboles en verano. Le gusta mucho dormir. Le gustan las historias de misterios. Desearía conocer el futuro.
Traumas:
La soledad que le quedó después de perder a su padre, y la falta de autoridad que vivió la llevaron a tener un carácter algo caprichoso y cambiante.
El dolor de perder las comodidades que tenía, producto de su propia decisión, la llevó a valorar más la magia, y a intentar salir adelante mediante sus propios esfuerzos. Es así que no suele aceptar ayuda de otros.
Por sobre todo, al fallar la prueba para convertirse en hechicera calificada, ha intentado obtener todo el poder posible por ella misma. También le ha quedado un odio y resentimiento con otros hechiceros y magos. Esto se ve incrementado por su aventura con el mencionado hechicero.
Su mayor trauma es un misterio, y tiene que ver cuando descubrió que el hechicero le estaba mintiendo. En ese momento si bien tenían un poder parejo el hechicero y La Dama, ella no intentó atacarlo. Se sabe que algo la detuvo.
Se cree que le tiene miedo a volver a amar.


Pablo Brión
21 de Mayo de 2001
Modificación el 12 de  Junio de 2001


Cuento: La Dama blanca de la noche obscura

La vislumbré al entrar por la puerta de la posada, al tiempo que el reloj marcaba con sus campanas las 12 de la noche. La vimos llegar entre el ruido del viento, precediendo a la tormenta, al brillo de las llamas de la chimenea. Todos la vimos entrar, todos la reconocimos.

Mil historias se contaban sobre ella, mil historias fantásticas, casi todas verdaderas. Su fama de hechicera la precedía. Cruzó el umbral segura, su piel con brillos rojizos a la luz de las llamas de la chimenea, su cabello oscuro como una sombra más en la penumbra reinante. Entró húmeda apenas por la llovizna nocturna, envuelta en su capa azul medianoche que no lograba ocultar su belleza.
Se hizo un profundo silencio a su paso.
La rodeaba una indefinible sensación de frío, de noche helada, de soledad y misterio. Tomó asiento en una mesa en un rincón del salón. Estaba ahora frente a mí, que, sentado en la sombra al otro extremo del salón, sólo podía observarla. Parecía demasiado joven para irradiar tanto poder.
No aparentaba ser peligrosa. Su cabello, largo hasta la mitad de su espalda, parecía moverse con voluntad propia mostrando u ocultando su bellos ojos y su peligrosa mirada. 
Sus ojos son lo primero que me atrae. Son un resplandor verde esmeralda que contrasta con su rostro apenas tostado, demasiado luminosos, tanto que parecieran brillar con luz propia. Podía verse su resplandor en la penumbra, fresco y helado, aún de espaldas a las llamas.

Nadie se atrevió a acercársele. Incluso el inmenso posadero escondía cuanto podía su enorme cuerpo detrás del mostrador, desviando la mirada en respetuoso temor.
Ella no esperó. Se levantó con un movimiento fácil, felino, sin reflejar sorpresa por la desatención. Con suave gracia caminó hacia la barra. Tomó con movimientos exactos y elegantes la copa y la botella, y regresó a su mesa. Aún caminando era como si flotara. 
Fue al pararse cuando miró a su alrededor, y me descubrió semioculto en una esquina, una sombra dentro de otra sombra. Espero a sentarse nuevamente para indicarme que me acercara. Su gesto no admitía replica. Crucé la habitación, fascinado por su belleza, mientras todas las miradas se fijaban en mi, entre la pena y la envidia. 

Ella no dejaba de mirarme, alzando apenas la vista. Sus ojos se hicieron brevemente cálidos al preguntar mi nombre, brillando entre sus largas pestañas; su pregunta era un susurro apagado de voz dulce y firme, un susurro profundo como el mar. Y en ese mágico momento supe la verdad; el secreto de profunda pena y soledad que escondía su mirada helada y sin alma, su destino de misterio y poder; y la oculta causa de su  triste sonrisa.
La Dama de la noche obscura descubrió su secreto viéndolo en mis ojos, oculto en mi mirada de temor y compasión. Estremeciéndose de odio, levantó su vara plateada, brillante como la luz de las  estrellas,  y dijo sólo tres palabras. 
Dejé de ser.

Fin




miércoles, 24 de junio de 2020

El corcho en el aceite



Hace muy poco me enteré que mucha gente / alguna gente / gente que se cree cocineros / gente que se creen personas, al momento de freír, ponen un tapón de corcho en el aceite.
Como 'persona no cocinero' que soy, me encontré preguntándome por qué razón podría ocurrir esta situación tan insólita.

Las respuestas que pude recabar cuando investigué  fueron diversas:
— Colocando un corcho en el aceite evitamos que éste se queme.
— ¡Para que el aceite no haga espuma!
— Para evitar que el aceite salpique (también puede ser sal, o miga de pan).
Al parecer el corcho es algo así como una resistencia a las altas temperaturas del aceite.
Pero también encontré que para sacar el hollín de una sartén usada, nada mejor que frotarla con un corcho... Así que nada, mientras no se usa, limpia; y mientras se usa... nada, pero en aceite.

Al corcho se le presenta la disyuntiva filosófica que muchas veces tenemos todos nosotros en algunas conversaciones o con ciertas personas de nadar en dulce de leche o en aceite hirviendo, y elige. También en el famoso dicho 'de la sartén al fuego', el corcho elige la sartén. Por poco.

El corcho es un temerario psicópata.

Güemes para matemáticos



Güemes para matemáticos

Problema 1: El buque  inglés  Justina estaba 'al pairo' después de bombardear el Fuerte de Buenos Aires, cuando lo sorprendió la bajamar. Güemes avanza a caballo con 40 jinetes sable en mano y pese a los disparos de 100 marinos con sus fusiles, toma el barco y lo obliga a rendirse. ¿Cuantos fusiles vale cada sable patrio?

17 de junio, en aniversario de su nacimiento, una manera diferente de ver la historia.

Un poco de info:
http://www.portaldesalta.gov.ar/justina11.html

Un poco más (la parte épica dela historia me encanta):
http://revistaelcanillita.com.ar/cuando-guemes-capturo-un-barco-ingles-a-caballo/

miércoles, 17 de junio de 2020

Sistema motivacional para los empleados públicos ante le emergencia del coronavirus 2020




— ¡Buen día! a partir de mañana mismo te vas a hacer home office en tu casa, sin consultarte ni mierda si tenés materiales, comodidad, lugar apropiado o problemas familiares. Pero eso si, vas a trabajar en tu casa para que no viajes. Te estamos cuidando.
— Ehhh, bueno, ok, trabajo desde casa.
— Aprovechando la pandemia, vas a trabajar muchas horas, total no viajás, y esperamos que estés siempre disponible.
— Ah, pero... Tengo familia, es un espacio pequeño, mi horario es de 9 a 18...
— Si, perfectamente, es lo que dijeron los contratados que echamos la semana pasada. Por eso ahora tenés la mitad de tu equipo de trabajo.
— Ah, se me complica ahora, para llegar con las tareas.
— Todos estamos complicados con la emergencia, por eso todos los proyectos que te damos van a ser en su mayoría muy urgentes, para ayer, y van a ser sin tiempo de prepararte ni de aprendizaje. También vas a tener asignado todos los proyectos de los compañeros que echamos.
— Bueno, pero si voy a trabajar más, y con el dolar que se multiplicó por tres, me aumenta todo, alquiler, escuela,  expensas, impuestos, comida, por ahí, un aumento de sueldo...
— Olvidate de cualquier aumento, estamos en plan de austeridad por la emergencia. Austeridad para ustedes claro, nosotros nos seguimos aumentando los sueldos como siempre. Ponga el hombro.
— Bueno esperemos que para marzo, las paritarias ayuden un poco.
— Los gremios nos apoyan en esta emergencia, por solidaridad no va a haber paritarias, sabemos que tenes el sueldo atrasado de hace dos años, pero este es momento de solidaridad con los que menos tienen y con los que mas tenemos, no va haber nada para los empleados. Trabaje y cállese, es feliz por tener trabajo todavía.
— No sé si llego, espero en junio el aguinaldo para cubrir los baches de mi economía, ya como sólo fideos y arroz, no compro ropa...
— No habilitamos los negocios de compra de ropa, así que no se preocupe. Viva en pijama, total no puede salir. Cuarentena estricta. Y es momento de sacrificarse, su aguinaldo olvídelo, su dinero ganado por trabajar de manera excelente vamos a dárselos a los vagos que no trabajan y viven de prestado, que sino hacen quilombo. Haga silencio y siga trabajando y pagando impuestos que alguien nos tiene que dar dinero.


viernes, 12 de junio de 2020

Gratitud



No tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja.
Tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león.
Alejandro Magno


Alejandro Magno era ya casi dueño del mundo, tenía tantos territorios que debía cabalgar de uno a otro frente de batalla a veces durante días.
Un día Alejandro se separó de su tropa y al pasar por un pueblo muy humilde, con unas pocas chozas precarias, y estando ya muy cansado decidió detenerse y pedir un poco de agua para él y para su caballo. Una familia salió y pese a su pobreza le ofrecieron lo poco que tenían, juntaron lo que pudieron para poder darle un poco más de agua, sacando parte de cada uno le ofrecieron la poca comida que tenían.
Recordemos que en esa época, no había noticias, nadie conocía la cara del emperador.
Alejandro, sorprendido de la actitud desprendida de la gente, les preguntó
— ¿Ustedes acaso saben quién soy?
— No.
— Yo soy Alejandro, el emperador. Y por su generosidad, a partir de ahora declaro que son dueños de todo cuanto alcance su mirada
— Señor, nosotros no nos merecemos un regalo tan grande
— Puede ser, pero yo tampoco merezco una gratitud más pequeña.




martes, 9 de junio de 2020

El cuerpo del delito



“Hay crímenes para los que la ley no basta como adecuado castigo”
— Edgar Wallace


Lizarazu es mi apellido, mi profesión detective.
El golpe en la puerta un jueves al mediodía no auguraba nada bueno: nervioso pero seco, un golpe huesudo en la madera que astillaba los oídos.
Cuando fui a abrir, mis presunciones se hicieron realidad. Sofisticada, elegante, vestida con marcas caras y mirada de hielo. Y allí terminaba la imagen de 'chica en problemas' de película de Humphrey Bogart, la mujer estaba algo pasada de años, huesuda, de dedos largos pletóricos de anillos y nariz de navaja.
El desagrado en la voz revelaba un apellido de alcurnia aún antes de presentarse, cosa que inmediatamente ocurrió. Comencé a agregar ceros mentalmente en el cheque por el monto de mis servicios al escucharlo: Marita Grimaldi Prada de Ibal, familia de mansión en la Recoleta, casada con un algo más que joven empresario, de apellido definitivamente mucho menos aristocrático. Pero el joven empresario además de la juventud tenía mucho más dinero que la familia de la mujer de noble apellido venido a menos, caso típico de funcional reunión de riqueza y abolengo. Incluso los negocios de él se habían disparado luego de la unión gracias a una gran cantidad de nuevos contactos y el asociarse con conocidos y amigos de su esposa. Actualmente había dejado un tanto el agro y había comenzado a incursionar en el negocio inmobiliario.
De forma rápida busqué información en mi memoria: De ella recordaba que había participado poco en sociedad previo a su boda, que había sido pasados los 40 años, salidas a eventos benéficos y no mucho más. Aunque luego de casarse había aprovechado sus estudios de escuela de negocios y apoyaba a su marido desde el directorio de su conglomerado de empresas como socia, mientras él controlaba el curso de la compañía como CEO además de socio.
De él no había mucho que decir ya que era un desconocido en el ambiente de alta sociedad o farándula, aunque lo hubiera intentado. El apellido Ibal no había salido casi nunca en las noticias y nunca en la heráldica. Hijo único de familia de campo emprendedores desde la época de sus abuelos inmigrantes, había soñado siempre con la fama y el glamour sin lograrlo. Alguna vez cuando ya era un joven empresario exitoso había salido en una nota en un balneario de moda acompañado de una señorita muy sensual, prestándose a la clásica nota de chismes, y luego se había descubierto en otro programa de intimidades que él mismo había pagado la nota y la supuesta novia era una acompañante paga de una agencia de modelos. Siempre quiso escalar en el mundo de la fama sin lograrlo, hasta su casamiento. Para entonces ya su familia cercana había muerto, y del resto se había distanciado hasta ser irrelevante, contaba por entonces con varias industrias agrarias y plantas de producción propias. Durante la crisis hace unos años había apostado a poner la empresa en acciones vendiendo el 49% y quedándose junto a su esposa el 51% de cada uno de sus emprendimientos para seguir manejándolas, si bien parte de ellas se transformó en una buena inversión para varios amigos de su esposa, de antiguas y estables fortunas.
Si mi excelente memoria no me jugaba una mala pasada ambos se habían conocido por amigos mutuos en una cena de beneficencia, él intentando incursionar en sociedad y ella desgastada por la misma, y se habían casado enamorados. Volví al presente, aquí y ahora:
La mirada de acero de los ojos grises de Marita me taladraba con fijeza desde la silla frente al escritorio.

Me senté profesionalmente, con elegancia y recordé cruzar las piernas con recato y no extenderlas desgarbadamente por debajo del viejo escritorio de madera como es mi costumbre. Después de todo sabía comportarme como una dama cuando me lo proponía. Puse el registro más bajo posible en mi voz de frustrada soprano segunda cuando le dije:
— Ornella Lizarazu a su servicio, aunque por supuesto ya lo sabe. ¿Qué puedo hacer por usted?
— Necesito probar que mi marido murió en un accidente.
— ¿Su marido está muerto entonces?
— Tenía pasaje de avión para un congreso en Miami, Estados Unidos este lunes pasado. Me consta que no estuvo en las conferencias ya que varios directivos se comunicaron conmigo preguntándome al respecto. El vuelo de Deltan Canadian que debía tomar se estrelló en el mar este domingo pasado, después que salió de casa, y dejé de tener noticias suyas. Necesito probar que iba en ese vuelo.
Una parte de mi cabeza estuvo a punto de darle el pésame pero eso no era lo relevante en la conversación así que el hemisferio cerebral lógico se impuso:
— ¿Por qué necesita probarlo? ¿Cómo confirmación de su muerte, entonces?
— Exactamente. Mis abogados necesitan la confirmación para declarar 'muerte presunta' a partir del próximo lunes, cumplidos los 8 días que indica la ley.
Recordé que por la nueva legislación la muerte presunta se podía declarar ahora en ese tiempo acotado para accidentes probados de avión o barco contra los tres meses que requería antes. El punto es que comprobar que un pasajero estuviera en un vuelo no era demasiado difícil para cualquier persona, mucho menos para una que tuviera las relaciones que tenía la señora y una Black Card. Así que repregunté:
— ¿Y hoy que dicen los abogados?
— Que sólo es posible hacer una declaración de ausencia, y eso no me sirve.

No soy abogada pero por razones obvias a mi trabajo tengo que conocer la ley. Ya sea para hacerla cumplir o para conocer los riesgos de incumplirla, llegado el caso. Incluso en ocasiones no se hace justicia si se sigue la ley al pie de la letra. Por tanto, sabía algunas cosas: Con una declaración de ausencia sus herederos no podían disponer de los bienes de una persona, ni era posible disolver un matrimonio. Recordaba claramente que no tenían hijos. 
Bueno, es necesario hacer algunas preguntas sobre el particular: ¿Eran habituales esos viajes de negocios, se incrementaron en los últimos meses?
Si, en estos últimos meses tuvo más viajes, pero dentro las necesidades de la empresa
¿Pese a la ausencia en esta reunión, lo vio concentrado en los negocios, se quedaba hasta tarde en la oficina?
Algunas noches se quedaba algo más tarde, para reuniones con inversores y clientes. 
¿Algún problema de salud manifiesto? ¿Iba regularmente al médico?
Sano como un roble, no perdió nunca su fama de ‘Hombre de campo’, era nuestra mejor baza en las negociaciones con empresarios del agro, es más, en los últimos meses había comenzado a ir al gimnasio.
¿Cuánto hace que no tenían sexo?
¿¡Pero cómo se atreve!? ¿Qué me está preguntando? — Los ojos gris acero eran dagas que me apuntaban

Me acomodé en mi sillón viejo de cuero gastado. Las últimas preguntas eran clásicas en casos de infidelidad y la ‘señora’, acababa de responder mis dudas. Acodándome en el escritorio sostuve la mirada de cuchillo que tenía enfrente y esta vez hablé de mujer a mujer:
—  Grimaldi Prada de Ibal, usted necesita deshacer el matrimonio ¿verdad?
La nube que pasó frente a sus ojos presagiaba tormenta de forma feroz e inequívoca
— Necesito que confirme la muerte de mi marido. Las razones son mías y para eso pago.
— Pero no cualquier muerte, necesita la confirmación de que murió en ese vuelo para poder acceder a los bienes del matrimonio para este lunes.
— Exacto.
— No entiendo entonces la duda de que estuviera en ese vuelo, ¿No está en la nómina de pasajeros declarados?
— No
— No tomó el avión, entonces.
— No lo sé, pero necesito que lo pruebe.
El caso me intrigaba, no voy a negarlo. El punto es que no veía de qué forma podría resolverlo y el por qué la señora había llegado a mi puerta. Dos cuestiones que necesita urgente aclarar, así que comencé por la más sencilla y directa:
— ¿Y puedo saber al menos quien me recomendó para este trabajo?
— Usted hace un tiempo trabajó para Eva Estrada de Ruiz — Recordé que después de mi trabajo ya nunca más volvió a usar el 'de Ruiz'—. Ella le recomendó. Me dijo que usted podía estar a la altura del problema y que era discreta.
Eva Estrada. Un caso de al menos tres años atrás. Divorcio por infidelidad. Hubiera sido un escándalo social sino fuera que conseguí pruebas —en forma de unas muy expresivas fotos— del señor Ruiz con una promotora de Turismo Carretera. La señora Eva había conseguido la custodia de sus hijos, la mansión, un Mercedes de colección y la mitad exacta de la cuenta bancaria y acciones en la compañía de automotores del señor Ruiz sin necesidad de un juicio y en el mejor común acuerdo que se pudo lograr dadas las circunstancias. Esto me daba una estimación bastante clara de lo que estaba pasando.
— Entiendo que el señor Ibal tiene negocios en el exterior por los que se ausenta de forma repentina. Negocios por los cuales desaparece con repetida frecuencia. ¿Puede ser que estuviera haciendo otro negocio personal o familiar además del congreso?
— Si, viaja seguido. No, el viaje previsto era para sólo para este congreso, aunque esperaba entre los asistentes al mismo unos inversores para un proyecto de fusión de empresas que proyectamos para abarcar propiedades de la mitad de la costa este de EEUU. Ahora ese negocio está en peligro aunque yo como una de las principales inversoras de la empresa, así como el directorio, le indicamos a nuestro gerente general temporario que se haga cargo de esta situación de ausencia de mi marido. La realidad es que, sin mi marido, yo manejaría las acciones suficientes para decidir sobre el negocio y aprobarlo —¡Y ahí estaba una de las puntas del ovillo!
— Y su marido no se presentó en la reunión, teniendo pasaje en el vuelo del avión siniestrado.
— Su secretaria sacó el pasaje con la tarjeta de la empresa, pero él no figura en la lista de embarque cosa que hice investigar el mismo día que me informaron que no se había presentado en el congreso, el viernes pasado. Ya había ocurrido que perdiéramos una posibilidad de inversión importante en Milán porque hace unos meses no se presentó a una reunión, aunque nunca le hice saber que me había enterado. Quise confirmar el lunes en la empresa si había habido noticias pero desde el mismo lunes la secretaria no se presentó a trabajar dando parte médico. Tengo todos estos datos en esta carpeta. También está mi número de teléfono privado.
No era necesario ser un genio para atar cabos a esa información. No me estaba pidiendo una investigación, sólo una certeza.
— Perfectamente, tomo el caso. Déjeme la carpeta, y me comunicaré con usted mañana para contarle el avance en la investigación. Voy a necesitar seguramente permiso para hablar con gente de la compañía, en especial con Recursos Humanos por los datos que me harán falta, y prefiero si les puede indicar que colaboren con la investigación. Y está el detalle de mis honorarios...
— De eso puede despreocuparse. Sobre lo demás daré las directivas necesarias.
La acompañé a la puerta en donde le esperaba un gigante rapado que supuse de custodia. La vi salir del edificio y subirse con el custodio como chófer a un deportivo Jaguar rojo... aunque la señora hubiera dicho que era colorado.

Revisé los papeles de la carpeta: estaba una tarjeta personal, con su número de teléfono, el comprobante del pasaje de avión, y el resumen de la tarjeta de crédito empresaria de Ibal con la cual se compró, una copia certificada del registro de embarque en el que faltaba su nombre, teléfonos de personal de la empresa, el teléfono de Recursos Humanos y  — un detalle a tener en cuenta— el propio número de teléfono personal de la secretaria.
Esto claramente no era casual, pero no es mi línea habitual de trabajo el ser tan predecible.
Llamé por teléfono mientras me ponía una bata: Recursos Humanos me contestó de inmediato y estaba al tanto de quien era yo y lo que necesitaba. Anoté la respuesta a mi pregunta y me acerqué a Almagro al edificio de Lorelaine, la secretaria. Toqué el timbre del portero de su departamento
— Buenos días, soy del servicio médico de la oficina. Acto seguido subí dos pisos por escalera.
Sinceramente no me esperaba que me abriera la puerta con el dueño de la empresa asomándose en cueros detrás de ella, pero nunca hay que menospreciar la visita sorpresa. 
Me abrió una chica delgada, morocha de largo cabello oscurísimo, joven, de cara alargada y una evidente operación de pechos que lucían increíbles con el vertiginoso escote del camisón que llevaba. Atrás suyo, cabello castaño y una mirada entre preocupada y enojada, un chico de unos 8 años estaba haciendo un desastre de témperas sobre la mesa del comedor, lo que sin duda le sumaba cansancio a la evidente gripe que se notaba en los ojos con ojeras de Lore.
Estetoscopio en mano hice algunas preguntas de rigor médico —estudié medicina dos años después del secundario, aunque luego abandoné esta carrera a la que me había empujado mi padre porque no era mi vocación— y entre las preguntas intercalaba otras que me interesaban mucho más, aprovechando la confusión que provocaba la demandante criatura que llamaba a la madre cada dos minutos ya pidiendo agua, leche, galletitas, y gritando mientras se la traían sin parar de llorar, para acto seguido volcar el agua manchada de témpera al piso durante un berrinche cuando no era atendidas sus exigencias al instante. Con la paciencia y control que demostraba Lorelei, le hubiera pedido yo misma que fuera mi secretaria en caso de poder costearme una, o mi cirujano sí fuera el caso necesario. Pregunté:
— ¿Tuvo fiebre? 39
— ¿Dolor muscular?  un poco
— ¿Cuándo comenzó este cuadro? el lunes por la mañana
— ¿Ya había recibido otra visita médica?  Si, este mismo lunes. Me dieron 72 horas, me extrañó que usted pase hoy —Confirmación del estado del cuadro gripal para prevenir el contagio, la empresa se empeña en evitar el síndrome de 'edificio enfermo' — ¿Y eso es...? —No se preocupe, no es el caso.
— ¿Si es necesario puede ausentarse del trabajo unos días más? Si, supongo que no habría problema, pero espero reincorporarme lo antes posible.
— ¿Su jefe se molesta cuando falta varios días? No creo, es muy amable. Y esta semana volaba a un congreso por varios días.
— ¿Usted acaso debía asistir con él a la reunión como su asistente? ¡Qué pena perder el viaje! — No, en general últimamente siempre lleva a una de las abogadas de la compañía para asistencia legal.
— ¿...?

Salí rápido confirmándole a Lore el parte médico anterior y que se reincorporara a las 72 horas e inmediatamente me comuniqué con la compañía aérea, presentándome como abogada de la empresa. El pasaje de al lado de Federico Ibal en la sección de Business estaba a nombre de un tal Ignacio Choco, y no había sido sacado con el mismo plástico. Incluso me indicaron que no había ningún otro pasaje en ese avión sacado con la tarjeta de la compañía. No, no podían darme más datos. No insistí.

Llamé nuevamente a Recursos Humanos, y confirmé que en otros viajes había sido acompañado por una joven y soltera abogada del departamento jurídico de la empresa pero que en esta ocasión no habían viajado juntos. Ella estaba de vacaciones. Laura Neuer, abogada con maestría en derecho empresario de la Universidad Católica Argentina. 33 años.
Obtuve el número de su cuenta personal adonde le depositaban el sueldo, y en el resumen tampoco había habido compras de pasajes. Nada en la tarjeta con respecto a vuelos. Pero sí una habitación matrimonial de hotel en Buzios, Rio de Janeiro, Brasil. Y algunas compras menores incluyendo entradas a un parque de atracciones para dos personas. Ayer.
Con el DNI y su nombre completo no me costó demasiado encontrar sus datos y fotos: Varios viajes por el mundo los primeros como ex modelo de una conocida agencia; la agencia fiscal mostraba que por un tiempo había sido socia en un bar temático. Su Facebook estaba convenientemente protegido a ojos curiosos, restringido sólo a amigos pero su instagram era público como correspondía a una ex modelo. Y en el post más reciente se la veía en un entorno medieval, en una mesa claramente para dos tomando de la mano a un hombre que convenientemente no aparecía en la foto, pero yo había visto esa misma tarde ese anillo. Bueno, en realidad el correspondiente a la engañada esposa del presuntamente difunto Federico Ibal. Todo apuntaba a que la muerte iba a ser una realidad cuando la señora confirmara la situación.

Llamé de nuevo a la aerolínea.
Cuatro horas más tarde el taxi me dejaba en la puerta de un cinco estrellas en Rio de Janeiro. Me registré en la habitación 14 del exclusivo hotel boutique en el centro de Buzios. Ya era tarde, pero faltaba un poco para la caída del sol. Llegué a la habitación y aunque no me molesté en desarmar el bolso, si me puse cómoda: la habitación era luminosa, paredes blancas, con ropa de cama nívea y pétalos de flores encima. Flores también en los jarrones, y almohadones con simpáticos diseños selváticos. Me serví una copa del champagne de bienvenida, comí unos maníes del frigobar —me encanta el maní tostado y salado, es una debilidad— y me di una ducha. Envuelta en la bata me asomé al balcón de la habitación que daba a la enorme pileta. Federico estaba tomando unos tragos en la barra mientras Laura aprovechaba los últimos rayos del sol en una reposera. Me puse la malla y bajé.

Los pude observar tranquila mientras me acercaba. Laura parecía menos años que los que tenía, un cuerpo esculpido a a fuerza de genética y fitness, bikini y movimientos sensuales, ojos negros enormes y unos labios voluptuosos con un toque de labial, aún en la piscina. Tengo buena figura y curvas interesantes, pero nunca me animaría a competir con una mujer así. Tanto hombres como mujeres no podían evitar mirarla al pasar, magnética, fascinante. Descarté cualquier acercamiento a ella y me dirigí a la barra. Federico tenía un Martini en la mano, apostaría cien a uno a que lo había pedido ‘agitado, no revuelto’. Lo miré a los ojos, me presenté. Hay que darle debido respeto: casi no reaccionó en medio de mi relato, no frío sino tranquilo. En algún punto me sacó una sonrisa pese al momento, era un poco simple sin ser tonto. Se hizo cargo del problema de inmediato y alcanzó a una mínima defensa con una mirada enamorada a Laura, que aún no se había percatado del cambio de la situación, tras los lentes de sol. Era claro que era su sueño hecho realidad, la mujer que siempre había deseado. Gracias a eso estábamos cerrando un acuerdo cuando al fin el ‘cuerpo del delito’ real se acercó, con una mirada de curiosidad al vernos conversando que no tardó en convertirse en enojo. 
Siguieron unos llamados a los abogados de Marita, a unos amigos abogados de Laura, expertos en herencia y familia. Ella misma era experta en derecho laboral y acciones, así que lo vio de inmediato: al divorciarse, Federico perdía el control de las empresas —de TODAS sus empresas— al dividir el paquete accionario entre él y su esposa. Por otro lado, estaba el declararlo muerto…
Federico sugirió algo, consultamos a los abogados que con el advenimiento de Marita enseguida volaron a Rio. El gesto de Laura era de confusión y asombro, pero Federico se veía feliz en medio de su pedido insólito y original para solucionar el problema. 
De alguna manera su intención era casi de película: me dio su anillo de matrimonio grabado, que con un poco de ayuda monetaria pudimos hacer aparecer en el lugar del accidente, así como un testigo que afirmó haberlo visto en el avión. Eso le permitía tener el control de las empresas a Marita, por no perder las acciones de él. A cambio, y mediante el intermedio de un conocido mío que era experto en esos trabajos, le fraguamos una nueva identidad, como playboy famoso. Era empezar de nuevo, con la vida que siempre quiso. La ahora ‘viuda’ Grimaldi Praga (ya sin el ‘de Ibal’) por medio de una compañía fantasma le creó un fideicomiso mediante el cual le asignaba una cantidad indexable  mensual por los próximos 50 años, que le permitía vivir en cualquier hotel de 5 estrellas en el mundo, para que pudiera tener la vida que siempre había soñado. Para dos, por supuesto. Y un par de vuelos disponibles a cualquier lugar del mundo. Un nacer de nuevo, una vida de glamour y misterio en sus orígenes. 
Se cerró el trato.
Descartaba que Marita cumpliera con las condiciones, y también Federico, cada uno tenía lo que quería. Marita el dinero y las empresas. Federico el glamour de una nueva vida y a Laura. Los dos la libertad que deseaban.
Todos felices. Caso cerrado.
Lo cobré muy bien, la verdad.
La siguiente noticia que tuve de ellos fue menos de seis meses después de la publicitada ‘muerte’. Caminando por la calle en un kiosco vi a Laura en una revista del corazón, claramente era ella, acompañando la foto como la flamante novia de un magnate naviero griego, que indudablemente no era Federico.
No se puede tener todo.

Fin
Pablo Brión, 08/06/2020

martes, 28 de abril de 2020

El arma final




¿Ahora que necesitas? — preguntó el cuervo mientras se acicalaba con el pico su plumaje arcoíris.
Completar los ingredientes del hechizo único que acabo de crear para poder lograr el arma perfecta —respondió la bruja primigenia.
Necesito me traigas algunas cosas que existen y otras que no, pero que están escondidas en la canción de la Creación que están cantando en este momento, la canción que nos aleja y nos condena al olvido. Necesito cosas del pasado y del futuro, y de un futuro probable incluso. Cosas que están naciendo y momentos que mueren.
¿Podrías acaso ser más específica?
¡Pájaro horrible! Cuando te envíe a la Tierra con el arma vas a ir disfrazado de tristeza infinita y de noche sin estrellas como te escuche responderme así otra vez. Ahora no pierdas detalle, para mi venganza contra el creador del mundo que me apartó de su camino, necesito:
o Brasas encendidas de un volcán en erupción
o Hierro de una mina abandonada del inframundo, y carbón del corazón helado de un asteroide, para forjarla
Entonces esperaré a que el color de la mezcla cambie de ser el de un rayo de sol, al de un atardecer púrpura de metano. Cuando llegue al color envenenado de una manzana de abril, voy a requerir:
o Rocío de lágrimas de estrella, para templarla
o Hebras de luz y nervaduras de hojas de otoño en las guardas. 
o Una pluma de tornasol de la cola de un cuervo…
¡Ayyy!
Silencio, ese ingrediente ahora ya lo tengo.  Para imbuirla necesito:
o El delicado sonido del trueno.
o La frialdad de la más profunda sima del océano, el chisporroteo de la arena hirviente al transformarse en vidrio helado.
o Una maldición mortal de bruja, eso por supuesto lo tengo y en abundancia.
o El corazón fresco y confiado de un cervatillo recién nacido, el iris infinito de la vasta nebulosa de Andrómeda, el oscuro resplandor del interior de una gema sin pulir.
o El imposible de un diluvio en el desierto. El sentimiento que produce el despertar y aspirar aire en un campo de flores. La pasión y muerte de dos estrellas chocando, el olvido y el dolor de un naufragio.
¿Todo eso existe o existirá?
Existirá si no logro destruir este mundo que nace, has silencio y escucha, debes traer también:
o Una astilla de madera noble
o Sal
o El temblor encrespado de una ola con viento Levante.
o El calor de la piel de un cachorro.
o La fuerza determinada de un cometa al estrellarse con un planeta
o La inimaginable danza de copos de nieve en una tormenta
o La soledad de una mirada a la que apartan la vista, y el desdén de la mirada que se aparta.
o El tiempo infinito de la soledad de un grano de polvo estelar.
o La dura piel de un tiburón para reforzarla; para envolverla la caricia de la luz de luna en una playa desierta y el brillo de un atardecer visto desde una montaña nevada. 
o El segundo exacto del primer momento de la creación de este universo. Mucha atención en esto, tenemos una sola oportunidad de tenerlo, no se puede repetir.
o El azul intenso de la esperanza en un sueño de mar, para embellecerla.
o Tres gotas de pura magia robada del ala de un ángel.
Ahora vuela cuervo, te doy el poder de llegar a los mundos existentes e imaginados, a los lugares ocultos y a encontrar lo que se esconde en el vacío, puedes llegar a lo cercano y a lo que apenas es posible. A lo inasible y a lo por un segundo vislumbrado.
Sus deseos son mis órdenes.
Y voló el ave entre misterios e imposibles. 
El viaje lo cambió, como cambia todo. Sus colores regresaron inalterables, pero ya no era el mismo y su corazón era más anciano. Dejó de tener el vuelo ligero y despreocupado de un ave común para tener el de un ave rapaz, obligado en su misión.  Misión de la que sabía el objetivo: destruir una creación que veía nacer ante sus ojos, que veía en imágenes y pensamientos, en sentimientos encontrados y en deseos imposibles. En el resplandor de la gema sin pulir se vio reflejado por primera vez, asombro y soberbia. La futilidad del paso de los segundos en el polvo estelar, la desesperación de un naufragio. No se daba cuenta que el observador estaba alterando lo que observaba.
Casi falla en su misión al tratar de conseguir la magia de un ángel. Tan difícil fue que, por las dudas, llevó una gota de más. 
Con una sabiduría impensada traída acaso de la eternidad de una nebulosa, al fin regresó
La bruja primigenia no le prestó atención a sus notorios cambios, ansiosa por tomar venganza contra un Hacedor y una Creación que crecía y la rodeaba. Con odio puro encendió las brasas, con dureza arrojó el hierro y los minerales. La fragua ardía.
El cuervo observaba el proceso La mirada de sus ojos dorados cambió para siempre a un iris color azul gris acero durante el templado, al contemplar la mezcla sin un pestañeo. Recordó el miedo y temió los recuerdos cuando los demás ingredientes se incorporaban, se unían y se cohesionaban tomando forma.
La masa informe cambiaba de colores momento a momento:  ya al final, la esperanza de un sueño de mar lejos de teñirla de azul la cambió al color del deseo mayor de cada persona haciéndola diferente dependiendo de quién la viera. El ave acercó una garra para tocarla y la retiró cuando vio que una de sus uñas se deshacía al contacto. Pero ya la forma que se creaba ocultó esto a la bruja que no lo vio, concentrada como estaba en el paso final:
Ahora la magia pura en gotas: una, dos, tres… ¡Nooo! —gritó la bruja iracunda al ver caer una cuarta gota, que brillo en un destello antes de amalgamarse por completo.
Traje una más por sí… —trató de excusarse el cuervo.
La bruja lo golpeo con la varita de retama con la que estaba mezclando. El cuervo se tornó negro como la noche sin estrellas tal como la bruja prometiera, y tornasolado como el recuerdo de un relámpago. La voz se le apagó en un graznido y se cubrió de ecos funestos.
Pero no hubo tiempo para más, la creación había terminado y tomado forma. Emergió de entre las llamas y los miró.
La bruja primigenia le ordenó a La Mujer:
Eres el arma definitiva, el cuervo te llevará, llegarás a la Tierra y destruirás la Creación.
La Mujer miró a su alrededor, tomó una espada afilada de la panoplia de armas y de un sólo y único movimiento atravesó a la bruja primigenia con una estocada precisa en su centro vital. Miró al cuervo:
Llévame a la Tierra —dijo.


Fin


Pablo M. Brión
25/04/2020