lunes, 29 de abril de 2024

El otoño está en el umbral de los colores


 

En el umbral de los colores, donde el susurro del viento acaricia las hojas doradas y carmesíes, donde el sol se filtra entre las ramas desnudas, Ana cumple años.

En una ciudad sumergida en otoño, las calles se visten con el manto cálido de las hojas caídas. Cada paso volviendo del colegio es un susurro sobre la alfombra crujiente que cubre las aceras, mientras los árboles, testigos silenciosos del paso del tiempo, se despojan de su vestidura verde para abrazar la melancolía del ocaso.
En medio de este escenario efímero, donde la luz del día se desvanece lentamente, la joven de cabellos del color del ámbar y ojos sonrientes de sueños y alegrías avanza con paso ligero y mirada ensoñadora, adentrándose en el laberinto suburbano de calles de casas bajas, planeando y esperando la llegada del fin de semana para poder festejar su cumpleaños.
Las luces en la calle se encienden una a una, como luciérnagas que danzan en la penumbra, y Ana se sumerge en la sinfonía de colores y aromas que perfuman el aire. El aroma a tierra mojada se entrelaza con el perfume de las últimas flores del año, creando una melodía de atardecer.
Llega a casa, al entrar la reciben gatitos y un conejo. Va a su cuarto, donde encuentra sus cosas, sus figuras, algún peluche.
Se sienta en un rincón, y se olvida la vida bulle a su alrededor. Afuera, la ciudad se sumerge en la quietud del crepúsculo, mientras dentro, en ese pequeño refugio, el tiempo parece detenerse en un instante de serenidad. Se pone a estudiar. Acumula llamadas en el celular, la llamo y no atiende, despues me va a contar que se quedó sin batería. Está en la suya, es la hora que todo se pausa, estudia tranquila. Ana comprende la belleza efímera del otoño en la ciudad, pero no de una forma triste, sino que en cada hoja que danza en el viento, en cada rayo de sol que destella entre las ramas semidesnudas, encuentra la promesa de un nuevo comienzo, la certeza de que, aunque los colores del otoño se desvanezcan, siempre habrá luz y belleza en el horizonte. Tiene 15 años. Y todo por delante.


Nota al pie: Gracias Pao por darme el título justo que necesitaba.