Hay momentos en que uno simplemente se rompe.
Son momentos que te cambian la vida, amor perdido generalmente, o stress en el mejor de los casos.
Y sentís que dentro tuyo todo se quiebra, dejás de ser vos mismo, el corazón no siente nada -nada mas que lo que perdió- y el cerebro no deja de pensar. Y no logran nada, ni uno ni el otro.
Y pasas por la vida como un fantasma de algo que fue pero ya no es, inconexo e incompleto.
Y con el tiempo, encontrás alguien que quiere ordenar las piezas nuevamente, rearmarte, revivirte.
Puede que lo logre. Y regreses. Y recuperes una sonrisa.
Y entonces te das cuenta que al armarte, faltan piezas. Alguna al menos.
Alguien se la quedó.
Y en la caja, no traías otra de repuesto.
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