Practicar Mindfulness requiere disciplina, pero sus beneficios justifican el esfuerzo. A continuación, se presentan ejercicios sencillos para integrar la atención plena en la vida diaria:
Ejercicio 1: Un minuto de respiración consciente
Durante 60 segundos, enfócate en tu respiración. Observa el aire entrando y saliendo por tu nariz. Este ejercicio, aunque simple, ayuda a restaurar la claridad mental.
Una variante de este ejercicio calmante, es estando sentado o acostado (es buena práctica para dormir) y con los ojos cerrados, es inspirar lentamente por 4 segundos por la nariz, sintiendo como el aire nos llena. Retener la respiracion 7 segundos, escuchando nuestro corazón, sintiendo el momento de la respiración, centrando la mente en la misma, y dejando afuera cualquier otra cosa. Luego expeler lentamente por la boca, contando 8 segundos para soltar el aire, sintiendo como pasa suavemente, lamente en blanco sólo concentrada en esto.
Ejercicio 2: Paseo meditativo
Camina despacio y siente cómo tus pies tocan el suelo. Observa el movimiento de tu cuerpo y el entorno a tu alrededor. Observa como reaccionas al viento en tu cara, a las irregularidades del piso, al movimiento a tu alrededor, a la luz, al viento.
Ejercicio 3: Escuchar música con atención
Selecciona una pieza musical relajante. Concéntrate en cada nota, cada pausa, cada vibración. Este ejercicio fomenta la concentración. No es necesario que sean temas clasicos o de meditación, puede ser Desangra y Sangra de Serú Giran, pero lo importante es mantener la atención plena.
Ejercicio 4: Exploración corporal
Recuéstate y dirige tu atención a cada parte de tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, aceptando las sensaciones sin juzgarlas.
Sentir los pies, quietos, sin moverlos, subir a las rodillas con el pensamiento, llegar a las extremidades superiores, el cuello, concentrado en lo que siente cada parte.
“La atención es una manera de hacerse amigo de nosotros mismos y de nuestra experiencia.” Jon Kabat-Zinn
En conclusión, el Mindfulness nos invita a vivir con plenitud y conciencia. En un mundo acelerado, cultivar el arte de estar presentes nos permite reconectar con nosotros mismos y con los demás. Así, esta práctica no solo mejora nuestro bienestar, sino que también nos ayuda a enfrentar los desafíos diarios con mayor serenidad.
“La paz comienza con una sonrisa, pero florece con la atención plena.”
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