Hay cómics que son aventuras; otros, epopeyas.
Hoy dado la fiebre de la serie de Netflix, el Eternauta vuelve a estar en boca de todos. Va una minima reseña, con algún spoiler que se avisa con tiempo, para poder estar en tema antes de la serie. Que esperemos sea una serie que respete la historieta original, y no sea otro apnfleto político que nadie pidió.
Imaginemos una noche cualquiera en Buenos Aires. Un grupo de amigos juega a las cartas, ajenos a la tempestad que comienza a tejerse sobre sus cabezas. Sin aviso, una nevada mortal cae del cielo: un veneno invisible que mata a todo ser vivo que toca. No hay héroes de capa y espada aquí. Solo hombres y mujeres comunes, unidos por el azar y la necesidad, tratando de entender qué sucede, de proteger a los suyos, de sobrevivir un día más.
La amenaza no es una guerra clásica ni un apocalipsis natural: es una invasión silenciosa, extranjera y desconocida. A medida que avanzan, los protagonistas descubren que detrás del horror se esconde algo aún más aterrador: seres que esclavizan, que anulan voluntades, que utilizan a otros como peones de su conquista. Pero en lugar de rendirse, este puñado de personas se organiza, improvisa, aprende a luchar juntos.
El Eternauta no se trata de un individuo iluminado que salva al mundo. Es la historia de un grupo que resiste. Es la ciencia ficción pensada desde la solidaridad, desde el saber que nadie sobrevive solo cuando el mundo se desmorona.
Más allá de cualquier lectura política que luego otros quisieron imponerle, la esencia del relato es atemporal: el valor colectivo frente al desastre. No importa cuánto cambie la forma del enemigo; lo que permanece es esa chispa —mínima pero invencible— que nace cuando las personas comunes deciden no rendirse.
Una breve mirada histórica
El Eternauta nació en 1957, en las páginas de la revista Hora Cero Semanal. El guión fue obra de Héctor Germán Oesterheld, y el dibujo, de Francisco Solano López. Juntos crearon una historia que combinó lo mejor de la ciencia ficción clásica con una sensibilidad profundamente humana.
Desde su primera publicación, la aventura de Juan Salvo y su grupo de supervivientes capturó la imaginación de miles de lectores. Lejos de limitarse a una simple invasión extraterrestre, El Eternauta propuso un relato donde la resistencia colectiva, el coraje cotidiano y la solidaridad se convierten en las únicas armas contra el desastre.
Con el tiempo, la obra se transformó en un clásico no solo del cómic argentino, sino de toda la narrativa gráfica en español. Por la época y la ideología del autor, se busca llevar esta ideología a la obra. En su momento lso autores dijeron que no era el objetivo, sino contar una historia humana en ciencia fición. Lo demás, es relato.
Les dejo una breve reseña de los personajes, con una advertencia: si no conocen la obra, NO lean los alienígenas (que por eso los separé, caramba!) porque leerlos ya es spoiler:
Humanos
1. Juan Salvo (El Eternauta)
Juan Salvo es el hombre común convertido en héroe por el peso insoportable de la tragedia. Su única brújula es el amor por su familia: todo lo que hace —desde improvisar un traje para sobrevivir hasta enfrentarse al terror desconocido— nace de su necesidad desesperada de proteger a Elena y Martita. No busca gloria ni venganza, solo el milagro de volver a abrazarlas. Su fuerza es esa llama simple y brutal: el amor como resistencia.
2. Elena Salvo
Elena es el refugio silencioso dentro del horror. Mientras el mundo se deshace afuera, ella se aferra a su hija y a su compañero, encarnando la ternura que se niega a morir. Su motivación no es entender el desastre ni combatirlo: es mantener viva la humanidad dentro de su pequeño núcleo familiar. Sabe que, mientras proteja a Martita, algo del mundo que conocieron todavía puede salvarse.
3. Martita Salvo
Martita no entiende la catástrofe, ni necesita hacerlo. Su sola existencia justifica la lucha de los demás. Representa la esperanza pura, el futuro que aún podría ser, la semilla que debe sobrevivir al invierno más cruel. Es la razón profunda y silenciosa detrás de cada paso que da Juan Salvo.
4. Favalli
Favalli es la mente fría en medio del caos. Frente a lo inexplicable, su instinto no es temer ni huir, sino comprender. Cree firmemente que la razón puede domar cualquier monstruo, que entender es resistir. Su motivación es doble: sobrevivir y probar que el conocimiento aún tiene poder en un mundo que parece entregarse al sinsentido.
5. Lucas Herbert
Lucas es la memoria viva de otras luchas, de otros fracasos y victorias. En él no hay ingenuidad, pero sí una determinación serena. Lo mueve la certeza de que, mientras el hombre se mantenga fiel a ciertos valores —la solidaridad, la dignidad, la compasión—, ni siquiera una invasión alienígena podrá quebrarlo del todo.
6. Franco
Franco no soporta quedarse de brazos cruzados. Su corazón late más rápido que su mente, y su motivación es pelear, hacer algo, aunque el enemigo sea invisible o invencible. Para él, la pasividad equivale a la muerte. Prefiere arriesgarlo todo en una acción impulsiva antes que rendirse ante el miedo.
Alienígenas y Criaturas (INSISTO: no los leas si no conoces la obra porque lamentablemente ¡nombrarlos ya es spoiler!)
1. Manos
Los Manos son esclavos tristes de un poder que ni siquiera comprenden del todo. Su motivación es sobrevivir bajo las órdenes de sus amos, aunque eso implique traicionar su propia voluntad. Son víctimas tanto como verdugos, atrapados en un sistema que los condena a ser instrumentos de opresión.
2. Hombres-Robot
Los Hombres-Robot fueron humanos alguna vez, convertidos en peones ciegos mediante control mental. Perdieron su identidad, su memoria, su capacidad de decidir. Su única motivación es obedecer mecánicamente las órdenes que les implantaron. Representan la pesadilla máxima: la anulación total de la conciencia bajo un poder exterior.
3. Gurbos
Los Gurbos no conocen deseo ni miedo. Son bestias programadas para destruir, movidas por impulsos que no les pertenecen. Su existencia es brutal y breve: romper, aplastar, devastar. No hay maldad en ellos, solo obediencia ciega al mandato de arrasar todo a su paso.
Ellos
Ellos gobiernan desde las sombras, sin ensuciarse las manos: son los verdaderos invasores. Su motivación es conquistar, someter, expandirse como una plaga silenciosa. No sienten odio ni placer: para ellos, todo lo que existe es un recurso que debe ser administrado, un territorio que debe ser dominado. Son la encarnación del control absoluto, indiferente al dolor o a la belleza de quienes aplastan.