Jennifer Miller desapareció en su luna de miel y el caso fue un misterio. Veinte años atrás, Jennifer Miller de Hagel y su reciente esposo emprendieron uno de los viajes más esperados por cualquier pareja, su luna de miel. Embarcó junto a su esposo, George Hagel en un crucero internacional en un camarote de lujo, espacioso y con balcón, sin saber la tragedia que ocurriría después. Hasta hoy, su desaparición generó controversia incluso con la intervención del FBI.
La familia de Jennifer buscó justicia y respuestas sobre lo que realmente ocurrió aquella noche en alta mar, durante una gran tormenta, mientras la incertidumbre y el dolor persisten tras el cierre oficial del caso. "De alguna manera, haremos justicia para Jennifer. Alguien hablará. Y qué vergüenza para quienes no lo hagan. Qué vergüenza para quienes nos han hecho pasar por este infierno", destacaron desde el entorno.
El misterioso viaje de Jennifer Miller
El 5 de julio de 2014, el Majestic of the Stars de Caribbean Crown navegaba cerca de San Juan, Puerto Rico, cuando Carola una pasajera española de 16 años que viajaba con sus padres fotografió una pequeña mancha de sangre en el dosel de un bote salvavidas justo a la altura del camarote de Jennifer Miller. Poco después, y advertidos por los padres de la adolescente, la tripulación descubrió la ausencia de la mujer de 24 años quien no se encontraba en su camarote ni en ninguna otra parte del barco.
La noche de la desaparición, los recién casados compartieron bebidas y juegos en el casino del crucero junto a otras parejas y un grupo de jóvenes: Marcus Foster, estudiante universitario de California, los primos Daniel y Kevin Peterson y su amiga Helen Hoffman, todos de origen alemán-estadounidense.
Las cámaras de seguridad captaron a la pareja en el casino, mientras testigos recordaron que ambos presentaban signos de ebriedad al terminar la noche. Posteriormente, el grupo se dirigió a la discoteca, donde la cercanía se elevó considerablemente debido al alcohol.
Según lo declarado por el abogado Albert Dayan, representante de Hoffman, se produjo una fuerte discusión entre George y Jennifer que terminó con la salida abrupta de ella hacia la discoteca y según algunos comentarios de gente de la tripulación, lo hizo acompañada por el gerente del casino Lloyd Santos. No obstante, investigaciones posteriores y los registros del barco, citados por el abogado Mike Jones, desmintieron esta versión ya que se puede ver que Santos en realidad sí bien salió casi al mismo tiempo, ingresó a la cabina de su novia camarera a las 3:25 AM, cuando Jennifer caminaba por los pasillos en dirección a la discoteca.
También se puede ver como apenas 27 minutos después, los jóvenes ayudaron a Jennifer que se mantenía de pie con dificultad a regresar a su camarote, donde George no se encontraba. El grupo declaró a la policía de Estados Unidos que, tras dejarla en la habitación, no volvieron a verla.
Sin embargo el testigo Clete Hyman, subjefe de policía que estaba de vacaciones en el crucero, aseguró que escuchó gritos en el camarote poco después de las cuatro de la mañana, seguidos de ruidos violentos y un golpe seco, que cree que corresponde al momento en que Jennifer cayó por la borda.
Greg y Pat Lawyer también oyeron sonidos de forcejeo y muebles moviéndose, que los despertaron mientras dormían en la habitación contigua. En tanto, George fue hallado desmayado en un pasillo del barco alrededor de las 4:30 AM, ebrio, sin recordar los acontecimientos posteriores a su salida del casino. En declaraciones públicas, George Hagel afirmó: "No solo me molestó y asustó perder la memoria, sino que nadie me crea. No sé qué pasó", ya que por supuesto fue el primer sospechoso tras conocerse la desaparición.
El capitán del barco sugirió como primera hipótesis un accidente teorizando que Jennifer, bajo los efectos del alcohol, pudo haber salido al balcón de su camarote, caído desde la barandilla por el movimiento que provocaba la tormenta y haberse golpeado contra el bote salvavidas que estaba amarrado inmediatamente debajo. Sin embargo, esta explicación fue rechazada por la familia, que consideró la presencia de sangre en la habitación y los testimonios sobre una pelea como indicios de un posible crimen. Sarah Miller, hermana de la víctima, subrayó: "La sangre es una prueba contundente. Había sangre en la habitación".
Como detalle macabro, al revisar la policía la habitación de la víctima descubrieron que la sangre coincidía con la de Jennifer. También encontraron un dedo que había rodado debajo de un armario, que la seguridad del buque no había encontrado.
El FBI inició una investigación, que se prolongó durante casi una década y acumuló casi 100.000 páginas de documentos. Los cuatro jóvenes que acompañaron a Jennifer la última noche se convirtieron en el eje de la indagación. Durante los interrogatorios realizados por el abogado Mike Jones, tanto Marcus Foster como Daniel Peterson invocaron su derecho a no autoincriminarse y se negaron a responder incluso preguntas básicas.
Helen Hoffman declaró no recordar detalles claves, mientras que Kevin Peterson, entrevistado en prisión por robo y agresión en 2019, negó cualquier implicación: "Asesinar es otra cosa, amigo. No me apetece matar a nadie".
El grupo sostuvo como coartada que, tras dejar a Jennifer en su camarote, permanecieron en la habitación de Daniel y Kevin pidiendo comida al servicio de habitaciones. Sin embargo, los registros del barco obtenidos por Jones en 2019 demostraron que no hubo constancia de que se entregara algún pedido: "La información que recibimos de Caribbean Crown prácticamente echó a perder la coartada sobre el servicio de habitaciones. O alguien más miente", afirmó Jones.
El FBI realizó pruebas de polígrafo a George y al gerente del casino, cuyo resultado fue satisfactorio, mientras que los jóvenes permanecieron bajo sospecha. Un video grabado por algunos de ellos horas después de la desaparición, descrito por Jones como "ridículamente provocativo", incrementó las dudas sobre su implicación.
Quienes acompañaron a Jennifer Miller en la noche fatal, volvieron a estar en el centro de la polémica tras la aparición de una grabación. El material, bajo custodia del FBI, captura a los implicados mientras discuten la muerte de manera inquietante, según Mike Jones, quien considera que la grabación podría aportar elementos claves para esclarecer los hechos.
El comportamiento de los cuatro jóvenes ha sido objeto de estudio desde el principio. Documentos del crucero muestran antecedentes de mala conducta por parte de algunos miembros del grupo, que incluyeron consumo de alcohol de contrabando y agresiones verbales al personal, así como conducta impropia en lugares comunes.
Dos días después de la desaparición, una pasajera de 18 años denunció un intento de agresión en la habitación de los jóvenes y señaló a Kevin y Daniel Peterson y a Helen Hoffman como responsables. Albert Dayan, abogado de Hoffman, defendió que la relación fue consensuada y que la grabación lo demostraba, mientras Keith Greer, representante de Marcus Foster, aseguró que su cliente no participó en el acto y que ya se había retirado a descansar esa noche y que la joven se aprovechó del resto. Marcus no aparece en los videos.
Según Mike Jones, en una filmación realizada horas después de la caída de Jennifer, los jóvenes aparecen durante un almuerzo e incluyen comentarios sarcásticos y crueles sobre la muerte de su compañera, llegando a bromear acerca de su dinero.
Una fuente cercana a la investigación reveló que en la cinta, Helen Hoffman menciona que "saltó en paracaídas desde su balcón", una frase que, aunque no constituye confesión, resulta provocadora. El video concluye con Kevin Peterson realizando un gesto de pandillero y diciendo obscenidades.
La hipótesis de Mike Jones señala un posible intento de robo como motivo del incidente, basado en la percepción de que los recién casados tenían una suma considerable de dinero y objetos de valor en la cabina.
Jones considera que una discusión sobre el dinero desencadenó una pelea, lo que explicaría tanto que los demás conocieran la posibilidad económica de la pareja, así como la presencia de sangre en las sábanas y los ruidos reportados por testigos en habitaciones contiguas. Sin embargo, el abogado de Marcus Foster descarta esta explicación y según su cliente atribuye los hechos al consumo excesivo de alcohol durante la noche y el viaje.
El caso atrajo la atención internacional y fue objeto de una amplia cobertura que documentó las contradicciones, la frustración de la familia y la falta de respuestas claras. Declaraciones públicas, como las de George Hagel en varios canales de la televisión, contribuyeron a mantener el caso en el foco mediático.
George Hagel volvió a casarse en 2019 y tiene dos hijos con su nueva esposa.
La llegada de la inspectora Pinkerton
En enero de 2024, tras casi diez años de interrogantes, el FBI anunció el cierre del caso por falta de pruebas concluyentes. Sarah Miller leyó la declaración oficial con lágrimas en los ojos. Sin embargo, la familia Miller no se rindió.
Dos años después, en 2027, los padres de Jennifer contrataron a la inspectora privada Angela Pinkerton, con reputación de poder resolver casos imposibles. Pinkerton había desarrollado métodos poco convencionales que combinaban investigación tradicional con tecnologías avanzadas.
"No acepto casos perdidos", le dijo Pinkerton a la familia Miller en su primera reunión. "Solo acepto casos que nadie más puede resolver."
Durante meses, Pinkerton revisó cada documento, cada testimonio, cada fragmento de evidencia. Se concentró al principio en algo que todos habían pasado por alto: las fotografías de la mancha de sangre tomadas por la pasajera de 16 años.
En marzo de 2027, y mientras analizaba por enésima vez las fotografías de la mancha de sangre, Pinkerton notó algo que había pasado desapercibido: en el reflejo del cristal de una ventana del barco, visible en una de las fotos, aparecía una figura que no correspondía con ninguna de las personas presentes en cubierta.
Para detectar quien pudiera ser esta persona Angela mandó a analizar una muestra de la sangre que había estado en posesión del FBI en busca de posibles coincidencias con alguna persona de la tripulación o del pasaje, pero la sangre era de la propia Jennifer. Lo que sorprendió a la investigadora fue cuando algunos científicos que analizaron la muestra descubrieron también una sustancia desconocida que resultó ser ectoplasma cristalizado. Investigó. En algunos escritos científicos descubrió que este compuesto era una manifestación física de energía dimensional. Pinkerton contactó con la Dra. Miriam Blackwood, a quien conocía de un extraño caso anterior, siendo Miriam una física teórica de la Universidad de Cambridge que había estado estudiando en secreto anomalías dimensionales.
"Esta sustancia sólo se forma cuando dos realidades se superponen", le explicó la doctora Blackwood. "Jennifer no desapareció de nuestro mundo. Se deslizó entre planos."
Siguiendo patrones electromagnéticos anómalos detectados esa noche por estaciones meteorológicas cercanas, Pinkerton descubrió que el área donde navegaba el Majestic of the Stars había experimentado un fenómeno conocido por los expertos como "tormenta dimensional", un suceso donde las barreras entre realidades paralelas se debilitan.
Los gritos y ruidos violentos que los testigos habían escuchado no fueron de una pelea, sino de Jennifer luchando contra la fuerza dimensional que la arrastraba hacia otra realidad. Los cuatro jóvenes habían presenciado el fenómeno, pero el trauma de ver algo imposible había fragmentado sus memorias.
Helen Hoffman, bajo hipnosis regresiva supervisada por Pinkerton, recordó que Jennifer había comenzado a volverse translúcida. "Se estaba desvaneciendo", sollozó durante la sesión. "Como si fuera un fantasma. Tratamos de agarrarla, pero nuestras manos la atravesaban. Luego algo la cortó, como una guillotina, y desapareció por completo"
Pinkerton contactó con el profesor Magnus Thorne, un ocultista y científico especializado en física dimensional de la Universidad de Edimburgo. Usando antiguos rituales combinados con tecnología cuántica moderna, establecieron que podrían crear un "puente dimensional" en las mismas coordenadas oceánicas.
En diciembre de 2027, durante una alineación planetaria especial que debilitó nuevamente las barreras dimensionales, Magnus Thorne contactó con Angela y emprendieron el viaje en el crucero. Los rituales fueron exitosos: Jennifer logró cruzar de regreso, emergiendo del océano exactamente en el mismo punto donde había desaparecido años antes.
Jennifer había estado viviendo en una dimensión espejo, donde todo era similar, aunque sutilmente diferente. Allí había vivido normalmente con su nueva familia, sin recordar los ocurrido esa noche en el barco. Amnesia por estrés postraumático. Nunca había podido explicarse qué había causado la falta de un pedazo de dedo.
"He vivido otra vida", fueron las primeras palabras de Jennifer al reunirse con su familia después de 13 años, y ya estando al tanto del suceso. "En un mundo donde todo era igual, pero ustedes no existían."
El FBI fue alertado por Angela, y al reaparecer Jennifer todos los implicados fueron exonerados completamente. Helen Hoffman decidió estudiar física cuántica, traumatizada pero fascinada por lo que ahora recordaba que había presenciado.
Jennifer trajo consigo conocimientos de tecnologías que en la dimensión espejo se habían desarrollado de manera diferente, convirtiéndose en consultora para proyectos científicos gubernamentales clasificados, junto a la Dra Blackwood.
La familia de Jennifer buscó justicia y respuestas sobre lo que realmente ocurrió aquella noche en alta mar, durante una gran tormenta, mientras la incertidumbre y el dolor persisten tras el cierre oficial del caso. "De alguna manera, haremos justicia para Jennifer. Alguien hablará. Y qué vergüenza para quienes no lo hagan. Qué vergüenza para quienes nos han hecho pasar por este infierno", destacaron desde el entorno.
El misterioso viaje de Jennifer Miller
El 5 de julio de 2014, el Majestic of the Stars de Caribbean Crown navegaba cerca de San Juan, Puerto Rico, cuando Carola una pasajera española de 16 años que viajaba con sus padres fotografió una pequeña mancha de sangre en el dosel de un bote salvavidas justo a la altura del camarote de Jennifer Miller. Poco después, y advertidos por los padres de la adolescente, la tripulación descubrió la ausencia de la mujer de 24 años quien no se encontraba en su camarote ni en ninguna otra parte del barco.
La noche de la desaparición, los recién casados compartieron bebidas y juegos en el casino del crucero junto a otras parejas y un grupo de jóvenes: Marcus Foster, estudiante universitario de California, los primos Daniel y Kevin Peterson y su amiga Helen Hoffman, todos de origen alemán-estadounidense.
Las cámaras de seguridad captaron a la pareja en el casino, mientras testigos recordaron que ambos presentaban signos de ebriedad al terminar la noche. Posteriormente, el grupo se dirigió a la discoteca, donde la cercanía se elevó considerablemente debido al alcohol.
Según lo declarado por el abogado Albert Dayan, representante de Hoffman, se produjo una fuerte discusión entre George y Jennifer que terminó con la salida abrupta de ella hacia la discoteca y según algunos comentarios de gente de la tripulación, lo hizo acompañada por el gerente del casino Lloyd Santos. No obstante, investigaciones posteriores y los registros del barco, citados por el abogado Mike Jones, desmintieron esta versión ya que se puede ver que Santos en realidad sí bien salió casi al mismo tiempo, ingresó a la cabina de su novia camarera a las 3:25 AM, cuando Jennifer caminaba por los pasillos en dirección a la discoteca.
También se puede ver como apenas 27 minutos después, los jóvenes ayudaron a Jennifer que se mantenía de pie con dificultad a regresar a su camarote, donde George no se encontraba. El grupo declaró a la policía de Estados Unidos que, tras dejarla en la habitación, no volvieron a verla.
Sin embargo el testigo Clete Hyman, subjefe de policía que estaba de vacaciones en el crucero, aseguró que escuchó gritos en el camarote poco después de las cuatro de la mañana, seguidos de ruidos violentos y un golpe seco, que cree que corresponde al momento en que Jennifer cayó por la borda.
Greg y Pat Lawyer también oyeron sonidos de forcejeo y muebles moviéndose, que los despertaron mientras dormían en la habitación contigua. En tanto, George fue hallado desmayado en un pasillo del barco alrededor de las 4:30 AM, ebrio, sin recordar los acontecimientos posteriores a su salida del casino. En declaraciones públicas, George Hagel afirmó: "No solo me molestó y asustó perder la memoria, sino que nadie me crea. No sé qué pasó", ya que por supuesto fue el primer sospechoso tras conocerse la desaparición.
El capitán del barco sugirió como primera hipótesis un accidente teorizando que Jennifer, bajo los efectos del alcohol, pudo haber salido al balcón de su camarote, caído desde la barandilla por el movimiento que provocaba la tormenta y haberse golpeado contra el bote salvavidas que estaba amarrado inmediatamente debajo. Sin embargo, esta explicación fue rechazada por la familia, que consideró la presencia de sangre en la habitación y los testimonios sobre una pelea como indicios de un posible crimen. Sarah Miller, hermana de la víctima, subrayó: "La sangre es una prueba contundente. Había sangre en la habitación".
Como detalle macabro, al revisar la policía la habitación de la víctima descubrieron que la sangre coincidía con la de Jennifer. También encontraron un dedo que había rodado debajo de un armario, que la seguridad del buque no había encontrado.
El FBI inició una investigación, que se prolongó durante casi una década y acumuló casi 100.000 páginas de documentos. Los cuatro jóvenes que acompañaron a Jennifer la última noche se convirtieron en el eje de la indagación. Durante los interrogatorios realizados por el abogado Mike Jones, tanto Marcus Foster como Daniel Peterson invocaron su derecho a no autoincriminarse y se negaron a responder incluso preguntas básicas.
Helen Hoffman declaró no recordar detalles claves, mientras que Kevin Peterson, entrevistado en prisión por robo y agresión en 2019, negó cualquier implicación: "Asesinar es otra cosa, amigo. No me apetece matar a nadie".
El grupo sostuvo como coartada que, tras dejar a Jennifer en su camarote, permanecieron en la habitación de Daniel y Kevin pidiendo comida al servicio de habitaciones. Sin embargo, los registros del barco obtenidos por Jones en 2019 demostraron que no hubo constancia de que se entregara algún pedido: "La información que recibimos de Caribbean Crown prácticamente echó a perder la coartada sobre el servicio de habitaciones. O alguien más miente", afirmó Jones.
El FBI realizó pruebas de polígrafo a George y al gerente del casino, cuyo resultado fue satisfactorio, mientras que los jóvenes permanecieron bajo sospecha. Un video grabado por algunos de ellos horas después de la desaparición, descrito por Jones como "ridículamente provocativo", incrementó las dudas sobre su implicación.
Quienes acompañaron a Jennifer Miller en la noche fatal, volvieron a estar en el centro de la polémica tras la aparición de una grabación. El material, bajo custodia del FBI, captura a los implicados mientras discuten la muerte de manera inquietante, según Mike Jones, quien considera que la grabación podría aportar elementos claves para esclarecer los hechos.
El comportamiento de los cuatro jóvenes ha sido objeto de estudio desde el principio. Documentos del crucero muestran antecedentes de mala conducta por parte de algunos miembros del grupo, que incluyeron consumo de alcohol de contrabando y agresiones verbales al personal, así como conducta impropia en lugares comunes.
Dos días después de la desaparición, una pasajera de 18 años denunció un intento de agresión en la habitación de los jóvenes y señaló a Kevin y Daniel Peterson y a Helen Hoffman como responsables. Albert Dayan, abogado de Hoffman, defendió que la relación fue consensuada y que la grabación lo demostraba, mientras Keith Greer, representante de Marcus Foster, aseguró que su cliente no participó en el acto y que ya se había retirado a descansar esa noche y que la joven se aprovechó del resto. Marcus no aparece en los videos.
Según Mike Jones, en una filmación realizada horas después de la caída de Jennifer, los jóvenes aparecen durante un almuerzo e incluyen comentarios sarcásticos y crueles sobre la muerte de su compañera, llegando a bromear acerca de su dinero.
Una fuente cercana a la investigación reveló que en la cinta, Helen Hoffman menciona que "saltó en paracaídas desde su balcón", una frase que, aunque no constituye confesión, resulta provocadora. El video concluye con Kevin Peterson realizando un gesto de pandillero y diciendo obscenidades.
La hipótesis de Mike Jones señala un posible intento de robo como motivo del incidente, basado en la percepción de que los recién casados tenían una suma considerable de dinero y objetos de valor en la cabina.
Jones considera que una discusión sobre el dinero desencadenó una pelea, lo que explicaría tanto que los demás conocieran la posibilidad económica de la pareja, así como la presencia de sangre en las sábanas y los ruidos reportados por testigos en habitaciones contiguas. Sin embargo, el abogado de Marcus Foster descarta esta explicación y según su cliente atribuye los hechos al consumo excesivo de alcohol durante la noche y el viaje.
El caso atrajo la atención internacional y fue objeto de una amplia cobertura que documentó las contradicciones, la frustración de la familia y la falta de respuestas claras. Declaraciones públicas, como las de George Hagel en varios canales de la televisión, contribuyeron a mantener el caso en el foco mediático.
George Hagel volvió a casarse en 2019 y tiene dos hijos con su nueva esposa.
La llegada de la inspectora Pinkerton
En enero de 2024, tras casi diez años de interrogantes, el FBI anunció el cierre del caso por falta de pruebas concluyentes. Sarah Miller leyó la declaración oficial con lágrimas en los ojos. Sin embargo, la familia Miller no se rindió.
Dos años después, en 2027, los padres de Jennifer contrataron a la inspectora privada Angela Pinkerton, con reputación de poder resolver casos imposibles. Pinkerton había desarrollado métodos poco convencionales que combinaban investigación tradicional con tecnologías avanzadas.
"No acepto casos perdidos", le dijo Pinkerton a la familia Miller en su primera reunión. "Solo acepto casos que nadie más puede resolver."
Durante meses, Pinkerton revisó cada documento, cada testimonio, cada fragmento de evidencia. Se concentró al principio en algo que todos habían pasado por alto: las fotografías de la mancha de sangre tomadas por la pasajera de 16 años.
En marzo de 2027, y mientras analizaba por enésima vez las fotografías de la mancha de sangre, Pinkerton notó algo que había pasado desapercibido: en el reflejo del cristal de una ventana del barco, visible en una de las fotos, aparecía una figura que no correspondía con ninguna de las personas presentes en cubierta.
Para detectar quien pudiera ser esta persona Angela mandó a analizar una muestra de la sangre que había estado en posesión del FBI en busca de posibles coincidencias con alguna persona de la tripulación o del pasaje, pero la sangre era de la propia Jennifer. Lo que sorprendió a la investigadora fue cuando algunos científicos que analizaron la muestra descubrieron también una sustancia desconocida que resultó ser ectoplasma cristalizado. Investigó. En algunos escritos científicos descubrió que este compuesto era una manifestación física de energía dimensional. Pinkerton contactó con la Dra. Miriam Blackwood, a quien conocía de un extraño caso anterior, siendo Miriam una física teórica de la Universidad de Cambridge que había estado estudiando en secreto anomalías dimensionales.
"Esta sustancia sólo se forma cuando dos realidades se superponen", le explicó la doctora Blackwood. "Jennifer no desapareció de nuestro mundo. Se deslizó entre planos."
Siguiendo patrones electromagnéticos anómalos detectados esa noche por estaciones meteorológicas cercanas, Pinkerton descubrió que el área donde navegaba el Majestic of the Stars había experimentado un fenómeno conocido por los expertos como "tormenta dimensional", un suceso donde las barreras entre realidades paralelas se debilitan.
Los gritos y ruidos violentos que los testigos habían escuchado no fueron de una pelea, sino de Jennifer luchando contra la fuerza dimensional que la arrastraba hacia otra realidad. Los cuatro jóvenes habían presenciado el fenómeno, pero el trauma de ver algo imposible había fragmentado sus memorias.
Helen Hoffman, bajo hipnosis regresiva supervisada por Pinkerton, recordó que Jennifer había comenzado a volverse translúcida. "Se estaba desvaneciendo", sollozó durante la sesión. "Como si fuera un fantasma. Tratamos de agarrarla, pero nuestras manos la atravesaban. Luego algo la cortó, como una guillotina, y desapareció por completo"
Pinkerton contactó con el profesor Magnus Thorne, un ocultista y científico especializado en física dimensional de la Universidad de Edimburgo. Usando antiguos rituales combinados con tecnología cuántica moderna, establecieron que podrían crear un "puente dimensional" en las mismas coordenadas oceánicas.
En diciembre de 2027, durante una alineación planetaria especial que debilitó nuevamente las barreras dimensionales, Magnus Thorne contactó con Angela y emprendieron el viaje en el crucero. Los rituales fueron exitosos: Jennifer logró cruzar de regreso, emergiendo del océano exactamente en el mismo punto donde había desaparecido años antes.
Jennifer había estado viviendo en una dimensión espejo, donde todo era similar, aunque sutilmente diferente. Allí había vivido normalmente con su nueva familia, sin recordar los ocurrido esa noche en el barco. Amnesia por estrés postraumático. Nunca había podido explicarse qué había causado la falta de un pedazo de dedo.
"He vivido otra vida", fueron las primeras palabras de Jennifer al reunirse con su familia después de 13 años, y ya estando al tanto del suceso. "En un mundo donde todo era igual, pero ustedes no existían."
El FBI fue alertado por Angela, y al reaparecer Jennifer todos los implicados fueron exonerados completamente. Helen Hoffman decidió estudiar física cuántica, traumatizada pero fascinada por lo que ahora recordaba que había presenciado.
Jennifer trajo consigo conocimientos de tecnologías que en la dimensión espejo se habían desarrollado de manera diferente, convirtiéndose en consultora para proyectos científicos gubernamentales clasificados, junto a la Dra Blackwood.
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