La atroz primavera llegó en ausencia, en fracaso, en olvido, en respuesta equivocada.
Llegó cada una de las cuatro, cuan flores marchitas, cuan trébol de 4 hojas de mala suerte.
Un céfiro de primavera desesperanzada, en que la helada del amor derritió al sol.
Y un corazón tirita ardiente de rabia y de dolor.
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