lunes, 26 de septiembre de 2016

¡Ilumínate!




En la tormenta, en la tristeza del desamor y en la desesperanza, tu eres el único faro para tu propia vida. 
¡Ilumínate!

martes, 20 de septiembre de 2016

¿Cambiar el mundo, o cambiar uno mismo?



Hace tiempo traté de cambiar las cosas malas en el mundo para mejorarlo y no pude. 
El trabajo y la insatisfación eran infinitos.
Ayer pensé en cambiarme a mí mismo, para adaptarme al mundo. 
Ver sí era posible. Rendirme a la desidia.
Pero tampoco sirve, no se puede  renunciar a los ideales.
Me enseñaron educación, urbanidad, respeto... no quiero tener que cambiar eso.
Si el mundo involuciona al egoísmo, a la falta de respeto, a la falta de sentido común, a la indiferencia, no quiero caminar ese camino.
Aunque enfrente molinos de viento invencibles, prefiero el respeto  y la justicia.
Y el mundo te hace daño, pero seguiremos aguantando, como sea, aunque me rompa por dentro. Una gota de agua no es un mar, pero es parte. Y esa parte tiene el derecho y el deber de contagiar al resto. A algunos.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Coleccionabas soles en el reflejo de tus ojos



El tiempo nos llevó en olas de días lejanos en el mar de la vida, y pese a varios naufragios de cada uno, llegamos  a la orilla navegando juntos.


El tiempo pasó desde el momento en que te conocí, te conocí de espaldas, la luz creando ondas en tu largo pelo que que llevaba a mi mirada a  navegar las curvas de tu cuerpo. 
No tardé mucho en hablarte, estabas sola, pero no era el momento para nosotros. Fue compartir momentos, fue conocerte, fue admirarte. Por más que no lo dijera en ese momento, me atrajiste desde el principio.
Vos con alguien, yo también, las aguas que navegábamos nos llevaron a islas en las que nos comunicábamos, pero cada uno en su juego. Y de pronto estabas sola de nuevo, y yo acompañado. Pero sabía lo que quería y me tiré al agua para alcanzarte, un período en que aún no cerraba la relación, hasta que supe que no era posible seguir con alguien queriéndote como te quería. Te elegí a vos.
Y te fuiste, a navegar otros mares y otros amores. 
Me quedé en la orilla, sin saber si buscarte, o solamente recordarte.
Fue una tormenta que ocultó el sol, un espacio de lluvia en mi corazón.
Pero toda lluvia amaina al fin, y yo también busqué  ser feliz, tomé la decisión, busqué la playa, construí una relación. Mi corazón todavía te miraba, y te seguía como un faro, y hasta me distraje en tu recuerdo. Tanto que construí mi vida con los cimientos en la arena y  con el tiempo mi castillo cayó. 
Cada vez más lejos, y a veces cada vez más cerca, volvías cada tanto, nos veíamos, sentía que te quería; pero siempre estabas a la distancia, siempre con alguien más. Pero no siempre estabas feliz.  Cada vez que te veía me encendías cómo un fuego, cada vez era sentirte cerca por más no estuvieras conmigo. Pero tus ojos ya no eran los mismos, a veces nubes de enojo —y tristeza—  apagaban tu mirada, aunque sonreías cuando estábamos juntos. Y esto es lo que nos define: Casi siempre sonreímos al estar juntos. En tanto tiempo, en tantos cambios, en tantas dificultades, siempre nos hicimos bien.
Casi siempre. Hubo  lágrimas cuando no estuviste. 
Y volvió a darse el caso: otra vez yo estaba con alguien, intentando rehacer mi vida, sin verdadero sentimiento. Vos estabas libre, o terminando algo, quien sabe. No lo tenías muy definido, y yo tampoco. Una indecisión nos alejó de nuevo, una luna menguante.
pro hasta la luna cambia, la marea del tiempo nos acercó una vez más, un llamado, otra vez charlar, otra vez comunicarnos, ahora de pronto era todos los días buscarnos. Y esta vez, solos los dos.
Una decisión. Reencontrarnos. Y navegamos nuevamente las mismas aguas, era época de vacaciones y las sentíamos así, el sol nos iluminaba,  la distancia no existía. Y —finalmente— todo pudo ser. Nuevamente coleccionabas soles en los reflejos de tus ojos. Brillaba tu sonrisa. Con dudas, aceptabas que esta vez podría ser.  Recorrí tu cuerpo con mi mirada otra vez, cumplí un sueño.
Hubo otra separación. Distinta.
Es parte de nosotros, parece.
Quedamos lejos, nos separan decisiones que tomamos antes. Pero hay una ilusión que no termina.
Porque cambió la marea, cambiamos, el futuro es posible después de las tormentas. Depende de los dos.


jueves, 8 de septiembre de 2016

Mentira




Leardon, el dios de las Mentiras, festejaba.
Los dioses, en la vanidad de su omnipotencia habían abandonado a los hombres, y en su ausencia de milenios él  había habitado la tierra. Caminaba entre mortales, sembrando falacias en los oídos de los hombres, gobernando sus acciones oculto en sombras. Finalmente se había mostrado y demostrado una a una que todas sus creencias eran falsas, que los corazones no sentían de verdad y que cada persona engañaba a los demás; y la humanidad había reconocido que nada era más poderoso que la mentira. Lo habían llamado dios supremo. Su culto se extendía por toda la tierra conocida, llegaban constantes ofrendas a quien creían el único o el más poderoso de los dioses. Quizás no se equivocaban.
Toda adoración da sus frutos: cuantos más adeptos tenía, más fuerte era. Superó así el  poder de los ancestrales dioses mayores: los del Destino, los de las Tormentas, los del Azar y aún a la diosa de la Lujuria. Nubes de incienso quemados en altares de oro llegaban a los cielos reconociendo su divinidad y majestad. Rey de dioses. Crecía su fuerza en cada momento y en cada oración, su reconocimiento. Era su Victoria, su conquista.
Era el supremo Dios de las Mentiras. Y como tal tenía un destino que cumplir, una acción que completar.
Orgulloso, y con esta idea en mente decidió invitar a un banquete en su palacio a todos los dioses. Renuentes, no pudieron rechazarlo a riesgo de disgustar al nuevo poder.  Asistieron.
La velada comenzó como podía esperarse, el anfitrión demorando su entrada hasta que todos estuvieron sentados en sus lugares, ansiosos, y  recién entonces  ingresó Mentira, con un vestuario principesco, mostrándose reluciente al sol aquel que siempre operó entre sombras, entró rodeado de dos bellas semidiosas, Fama y Adulación. La mesa estaba cubierta de incontables y suculentos platos, los concurrentes decidieron por el momento olvidar su malestar y hacer honor a los manjares que había pero pronto notaron que no se sentían satisfechos por más que comieran. Cada invitado repitió varias veces de los exquisitos platos que se sucedían traídos por diligentes mozos esclavos, sin resultado, sin saciarse. Tenían Hambre.
Mentira en tanto había desaparecido discretamente luego de los aperitivos y no se le veía. Comenzaron las discusiones por no poder entender que pasaba, continuaron y fueron subiendo de tono. Algunos postulaban que era una broma aunque de mal gusto y sonreían ante el 'banquete de Mentira', otros estaban ofendidos e insistían que el dios había ido demasiado lejos. Algunos de los dioses mas poderosos pedían lavar la afrenta como fuere necesario; otros proponían moderación. Rápidamente se formaron grupos, y luego bandos, la discusión pasó a violencia y esta  se convirtió en Guerra.
Desde detrás de un cuadro, Mentira observaba atento, solamente faltaba uno.
La situación ya no podía controlarse, algunos propusieron retirarse y encontraron las puertas cerradas, el miedo y el odio se desataron a partes iguales y entre dioses poderosos cada palabra o acción era un acto divino. Uno de los dioses considerado imperecedero —como todos los dioses— fue fulminado  en el acto durante una disputa con Olvido, la causa no se recuerda, y tampoco el nombre del dios muerto.
Fue la primera muerte pero no la última en la guerra de los dioses.
Y fue este hecho el que  trajo al cuarto jinete, se había producido una Muerte, y cada jinete había sido convocado por designio de los dioses, las condiciones se cumplían.
Gracias a Mentira, el Apocalipsis había comenzado.


Parecidos



En la mitología, Neptuno no conoció a Cupido pero eran parecidos: Uno hacía llorar a los cielos, y el otro hacía llorar a los hombres.

— del Cuaderno de Pablo


martes, 6 de septiembre de 2016

Pirueta



En mi corazón, arlequines hacen piruetas cuando me das un beso.

— del Cuaderno de Pablo