miércoles, 27 de junio de 2018

La entrevista




— Buenos días doctor.
— Buenos días — contestó el hombre hoy tan requerido, mientras abría la puerta de su departamento a la bella rubia que había tocado el timbre.
— ¿Recuerda nuestra cita? La saqué la semana pasada con su secretaria. Me llamo Clara.
— Si, por supuesto. Una entrevista para el periódico de usted. Bien temprano en la mañana, me toma medio dormido.
Clara lo miró. El comentario era falso, naturalmente. La casa estaba en perfecto orden, el desayuno estaba servido en una mesa ratona en medio del living y al Senador Raúl Fernández se lo veía perfectamente arreglado, con un traje sobrio y su tan televisado pelo engominado con raya al costado.
Raúl la invita a sentarse, mientras prepara las tazas: prefiere un café solo, fuerte y lo prepara él mismo en la cafetera italiana. Ella elige un té Earl Grey.
— Mientras tomamos el desayuno, puede comentarme a qué viene esta entrevista…
— Doctor, usted sabe tan bien como yo que luego de la discreta reunión que hubo ayer en el partido , usted fue el elegido como candidato a la presidencia. Y sabemos que el partido sea probablemente el ganador en esta elección. Quería saber —nuestros lectores quisieran saber—  por qué no es del dominio público ya desde el momento mismo de la decisión.
— Me sorprende bastante que tenga esa información, ya que justamente no es del dominio público. Realmente debe de tener muy buenas relaciones para saber este dato.
— Y como puede ver, respeté la privacidad de la misma, aunque en particular quisiera pedir el permiso de la exclusiva.
— Bueno si usted es tan buena obteniendo información, vamos a tener que conceder la exclusiva a su periódico, no quiero ni pensar qué más pueda saber de nuestro partido… —dijo Raúl en tono jocoso.
— Por eso el solicité la entrevista, veo como muy interesante conocerlo ahora, cuando parece estar llegando a lo más alto. Estudié su carrera, le costó mucho llegar adonde está ahora.
— Si, tuve que renunciar a muchas cosas para llegar a este momento. Aspirar a la presidencia es mi anhelo desde que comencé la carrera de leyes. A propósito ¿Usted estudió leyes acaso, además de periodismo? No recuerdo que haya mencionado de qué periódico la enviaron a la entrevista...
El agua hierve de pronto, anunciándose con un burbujeo ansioso. Raúl se levanta y busca las tazas. Durante el preparativo de las respectivas bebidas no cruzan palabra.
Mientras sirve las tazas, él hace un comentario acerca de su café:
— No hay nada como una taza de café para estimular las células del cerebro, supo decir Sherlock Holmes.
Ella lo mira a los ojos, se produce un silencio tenso. — Una cita interesante, doctor. Ahora que se está viviendo un cambio tan grande en el país, ¿qué opinión le merece lo que el mismo Doyle escribió para poner en palabras de Sherlock: "Creo que hay ciertos delitos que no puede tocar la ley, y que por lo tanto, en cierta medida, justifican una venganza privada"?
Raúl deja las tazas y olvidando el tono de entrevista responde en forma coloquial, ahora totalmente personal:
— Bueno dale, estoy cansado, viniste a hacer algo. Hacelo.
— Si, ya es tiempo. ¿Cómo lo supo? ¿Desde cuándo?
— No lo supe hasta que entraste, la entrevista que pediste fue con tu apellido de casada. Tenés los mismos ojos que tenía ella. No pido que me perdones, pero espero entiendas: No podía dejar que el escándalo me manchara, la política siempre es un juego cruel. Yo estaba escalando posiciones, y en mi partido se defendía la unidad familiar: yo mismo le disparé a tu madre, mi secretaria, cuando no abortó; y quiero que sepas que siempre la lloré y que me arrepiento de dejarte huérfana. Me hubiera gustado tener más tiempo para conocerte.
— Es lo que viene a escuchar — dijo Clara mientras le plantaba en medio de la frente una bala de Magnum 44,  y la cabeza de Raúl estallaba en una estrella roja.





martes, 19 de junio de 2018

Alguien perdido, encontrándose



Barrio de luz, de recuerdos de infancia.
Brillo de atardecer de bicicleta en el asfalto, una calle de tierra, una ausencia siempre presente.
Sábados vacíos de quince años, tardes de casetes y estéreo. Miles de imposibles que aún eran posibles.
Los sueños que no fueron.
Y otros que aún no había llegado a imaginar.



Atardece en la city



Atardece en la city
salgo de trabajar
El subte estalla de gente
La ciudad está caliente
imposible llegar.

Una sombra mis pasos
un recuerdo tu voz
con el audio sin parar
con el tráfico pasar
sólo intento escapar.

Si la casa es refugio
todo puede funcionar
si al llegar aún no hay descanso
si te sigue el desencanto
no hay adonde parar

Es una selva el mundo
de ruidos y dolor
no existe taxi ni remis,
que me deje en un lugar
adonde ser feliz.





martes, 12 de junio de 2018

Perfil para levante



Otro sábado, otro pub, otras copas. Cambio de gimnasio, nuevas compañeras, otros cumpleaños y fiestas. Y nada.
¿Adonde se encuentra novia en estos dias?
La respuesta obvia, redes sociales.
Así que va a su netbook, para que sea más sencillo de cargar que desde el smartphone, y empieza a completar los datos:
Apodo, nombre, apellido, edad... A este punto se permite una ligera licencia poética. Mas de 40 no atraen a nadie de menos de 45, y no son su target. Pone 39, total sus amigas cada cumpleaños dicen que lo ven igual. Y a los 39 ya puede haber algunas canas... cree. su memoria ya no es lo que era, no recuerda si tenía canas a los 39, pero no cree sea un dato demasiado importante. Continúa:
Sexo... por supuesto la respuesta es: poco. Se rie de sí mismo del chiste malo, antes de que la realidad lo angustie demasiado. Su cabeza se desconecta y sigue por si sola un tren de pensamientos bastante desordenados en diálogo consigo mismo:
Rango de edad y sexo buscado.  Mujeres, 30 a ... ja, como si a él le fueran a dar bola chicas de 30, bah, sí, alguna vez pasó que tuviera algo con alguien mucho menor pero... se corrige a si mismo: Y sí se da, se da. Pero pone desde 34, ya la diferencia es más aceptable. ¿Hasta? Mmmm... algunas cuarentonas están muy bien. Pero en realidad la mayoría no lo atrae. Bueno, para descartar hay tiempo; pone un rango amplio que no supera su edad real. Después se verá.
Foto de perfil. Revisa en las últimas fotos, no quiere poner ninguna en que esté con amigos o en familia, pero en las selfies siempre sale como el culo. Y en las que le pueden haber sacado sólo, sale riéndose desaforádamente, o con la mirada perdida, o haciendo gestos habitualmente obscenos. No parece que sean una buena opción. Busca una selfie en que no se lo ve tan mal. Tampoco parece ser una buena opción, pero ya buscará con más tiempo. Quiere ver si puede entrar a ver candidatas.
Ahora el perfil pide 5 fotos más. ¡Ops! será cuestión de ponerlas, cuantas más mejores serán las posibilidades, ¿no?
Ahora si, ya... ah, no. Pide una descripción. Se pregunta: ¿Y ahora que pongo? ¿Cómo soy? ¿pongo lo real, o me vendo? Capaz no importa, capaz nadie lee esto, y miran la fotito nada más antes de poner me gusta. ¿Pongo algo gracioso, para caer bien? ¿o me vendo como tipo serio, responsable? En las fotos terminé poniendo algunas jugando con los pibes, una en una fiesta, una de traje... no tiene mucha coherencia. Puedo poner algo que sea representativo mio en varios aspectos... bue, ya estoy hablando como político en campaña, será que tengo que venderme, poner estudio, trabajo, aficiones. y el fútbol de los martes no va, es tradicional que a las féminas les molesta que uno vaya a jugar al fútbol. Cambiemos fútbol por gimnasio, queda más fashion. ¿Y el truco de los jueves en el bar? No voy a cambiarlo por nada. Y poner que estoy en un proyecto solidario con un geriátrico por los jovatos que juegan no pasa ni a rosca. Listo, omitimos los jueves. Ahora cuando termino me saco una foto de traje, para dar el perfil serio y responsable. ¿Y algo romántico? porque si se da algo en serio, se da. Y mal no estaría. Pero acá las que entran es para ir a lo seguro, palo y a la bolsa por lo que dicen los flacos.
Sufre un típico bloqueo de escritor. Con la mente en blanco completa cuatro cosas, después ya se verá, sus amigos no se lo tomaron tan en serio, pusieron una foto y ya estaban chateando con alguna que les había hecho match.
"Soltero, trabajando en importante empresa, arquitecto. Me gustán lo paseos a orillas del mar, soy atlético, voy al gimnasio tres veces por semana, siempre tengo buena onda.
lo de poner que está pensando en hacerse vegano le parece un arma de doble filo demasiado peligrosa, al menos omite que le gusta la carne bien sangrienta en el asado.
Ahora sí, está listo para triunfar en la redes. Abre la aplicación. 
En las fotos de candidatas, no hay termino medio. Hay fotos de diosas que es imposible que puedan necesitar entrar a buscar novio, a no ser que tengan un tipo distinto cada semana; a viejas medio desnudas, a mujeres sin la menor gracia o sonrisa en las fotos, e incluso algunas ni se ponen foto, ¡Lo que serán! muchas mujeres con perro y varias con consignas feministas.
Le hace 'corazoncito' a unas cuantas, la aplicación te incentiva como si fuera un juego. Ahora hay que hacer 50 'Me gusta' para que conocer a tu persona ideal. Las primeras son todas modelos, despues de la 30 empiezan a aparecer unas caras y edades que seguramente no se encuentran en su rango. Para las últimas 10 tiene que ver como 500 fotos en las que en casi todo el 'no me gusta' se queda corto por kilómetros. 
¿Y ahora? Mil fotos mas tarde decide tomarse un tiempo y esperar.
Algo va a salir.
Algún match.
Entra al dia siguiente. Mil fotos revisadas más, aceptadas y  rechazadas. 
A la tarde del tercer dia, aparece un cartel de la aplicación en su teléfono: Alguien gusta de vos.
Entra a ver, pero la aplicación no le muestra quien es, le dice que dentro de los primeros resultados si acepta o no va a estar el amor de su vida. La foto está totalmente borrosa y pixelada, ve un fondo verde y una masa elíptica, casi redonda, color marrón en medio de la foto.
Comienza a recorrer fotos, con una nueva esperanza, alguna de estas es el ansiado match, la que lo eligió a él. Aparecen mujeres espectaculares en diminutos bikinis, otras muy sexys en uniforme de trabajo, con sus minifaldas y tacos. Algunas caras de muñeca, con ojos que lo hacen imaginar esa mirada recorriéndolo. Vestidos rojos, bikinis amarillas, minifaldas negras, mares azules. Nada combina con los posibles colores, y él va haciendo corazoncitos por la aplicación, casi siempre. 
En eso aparecen los colores. Una pared descascarada verde en una foto borrosa, al pie de la pared una... algo con la forma, masa y color de Jabba el Hutt de Star Wars, en una probable —pero no segura— versión femenina, y con apenas mas ropa.
Pulsa X.
En el sistema aparece un cartelito de que dejó pasar un posible match.
Una semana más tarde sigue sin haber conexiones. 
Ya no desliza tantas fotos.
Un mes mas tarde desinstala la aplicación del teléfono.
Al parecer no es un candidato apto para las redes sociales.