viernes, 30 de octubre de 2015

Noche de Halloween

Una de fantasmas...




Un grito agudo despertó la siesta de la tarde del domingo. En el silencio de la canícula, el timbre del ascensor alarmaba a todos, excepto a uno. Pero no era qué se hubiera quedado alguien atrapado, era que no quería salir.

Llegué de andar en bicicleta al atardecer del soleado domingo, las vecinas como siempre en la puerta viendo quien entra y quien sale, cotorreando. Pero se percibía algo extraño en el rápido murmullo de voces agudas y cascadas, algo que para mí sonaba casi como una advertencia.
Abrí la puerta del edificio y me acerqué a los ascensores. Escuché al pasar un 
— No sabe nada, respondido inmediatamente por un quedo — Aún.
Me di vuelta despacio, las miradas me seguían y se desviaban insistentes a la puerta del ascensor. Miré.  Un cartel en medio de la puerta, escrito apresuradamente con fibrón negro, con un aviso más que inesperado:
"Hoy martes 06/10 reunión en el hall. Hora: 18:30
Tema a discutir: una presencia extraña"

Miré mi reloj, era casi la hora. Escrito apresuradamente en birome había un comentario que reconocí del pibe del 3ro B (era la misma letra que los papelitos de merca que me vendía) — "¿Es joda?" Y abajo de este, un lacónico — "No, el viejo del 5to lo vió"
Miré la nota de nuevo, apreciando que mi vecino del tercero no había olvidado poner el signo de interrogación inicial, y la coma faltante después de la negación en la respuesta -me fijo en esas cosas-, y recordando un par de comentarios  sobre el inquilino del 5to C, sin dudar que era él a quien se refería la nota.
Subí a dejar la bici, me tomé un vaso de jugo de manzana y bajé a la reunión. Era el último, aunque faltaban aún  minutos para la hora, la curiosidad, o la ansiedad de alguno, había logrado asistencia completa (un hito sin duda), y una puntualidad excesiva.

Todos me siguieron con la vista mientras me apoyaba en la pared próxima a la puerta, no éramos tantos, 29 personas, 15 departamentos (16 con el del encargado), 5 pisos, muchos viejos, algunos jóvenes viviendo solos, el pibe del 4to con la novia, una sola familia.

El administrador se aclaró la voz para comenzar:
— Estamos reunidos porque uno de los vecinos creyó ver una presencia extraña en el ascensor... — comenzó, pero fue interrumpido por el viejo del 4to:
— ¡Ningún 'creyó ver', m'hijo! Lo vi perfectamente, y eso que era transparente. Yo estaba en el ascensor, abrí la puerta y estaba parado delante mío, blanco, alto, morocho, transparente. Levantó una mano y solamente tenía cuatro dedos, estaba claro que uno lo tenía cortado. No me animé a acercarme a la puerta para cerrarla de nuevo, me fui p'al fondo del ascensor y él se quedó ahí afuera, mirándome. La alarma empezó a sonar y al rato él se fue. ¡Pero estaba ahí! — dijo, señalando las baldosas frente al ascensor. La novia del flaco del 4to que estaba justo ahí parada casi pega un salto hacia el costado y se abrazó con el novio. Suertudo, linda mina.

Miré alrededor las caras y expresiones: algo de miedo, bastante indiferencia, un poco de curiosidad, y una pizca de nervios en algunos. Y la mala cara del caniche de la vieja del segundo. Perro histérico. Con esto no va a pasar nada, me parece que bajé al cohete.

El encargado retomó la palabra:
— Ejem..., como administrador sugiero se hagan propuestas para la solución de este inconveniente. Y pomposamente, se sentó sin más.
El paraguayo que se había venido a vivir con su novia enfermera en el 3ro A se levantó y se fue, seguramente se le acabó la curiosidad. Arrancó escaleras arriba sin esperar el ascensor que estaba en el 5to. Ya me veo cuando yo suba,  todo el palier va a estar retumbando con Los Simpson, los pone a todo volumen todo el tiempo se escuchan desde mi departamento, el C. Como no estoy en todo el dia me joden los sábados, cuando trato de ver una peli. Peor es el del B: departamento de 3 ambientes y tiene un dogo blanco enorme que saca a pasear indefectiblemente a la noche entra las 12:30 de la noche y la 1 de la mañana, por mas que me lo cruzo a las 7 en el ascensor entrando. Todos los días el perrazo sale y entra ladrando y arrastrando la cadena en el ascensor, como un espectro. Y despierta a todos.
Hay mucho hijo de puta aca.
La primera en hablar fue la vieja del segundo —Llevo 3 años, ¡3 AÑOS pidiendo que pongan cámaras en el vestíbulo y en las puertas, con eso podríamos saber si el señor vió lo que dice haber dicho!
Inmediatamente protestó otra del 4to —Si es por eso llevo 2 años y 7 meses pidiendo que me arreglen una mancha de humedad del techo...
— Por favor, por favor —interrumpió el administrador— volvamos al tema del problema. 
La fanática religiosa del primero, que tenía un hijo drogón tomó la posta— Yo creo que habría que hacer un exorcismo, puedo consultar con el padre Pepe de la parroquia.
— Tenemos una propuesta firme — saltó más relajado el administrador.  —Por favor sra Galli, sería de gran ayuda información sobre este servicio.
La vieja se metió la mano en el bolsillo donde siempre llevaba la Biblia y sonrió.
— ¿Alguna propuesta más? ¿Nada más?  - intentó escabullirse el administrador, mientras sus palabras eran tapadas por el caniche de la insoportable del segundo, que ladraba en otro de sus ataques de histeria-.
Y todos lo miramos. No al administrador, sino al perro. Ladraba casi aullando al ascensor que llegaba a planta baja. La puerta del ascensor se abrió, mientras el perro estiraba la correa lo más lejos posible, pero no bajó nadie. Estaba vacío. La puerta volvió a cerrarse.
Alguien gritó.
Y se aprobó por unanimidad el exorcismo.


Historia creada novelando la noticia:
http://www.clarin.com/ciudades/bendicion-edificio-fantasma-revoluciona-twitter_0_1444655718.html

lunes, 26 de octubre de 2015

Just do it



I've got a dream when the darkness is over
we'll be lyin' in the rays of the sun
but it's only a dream and tonight is for real
you'll never know what it means
but you'll know how it feels
it's give me be over (over)
before you know it's begun (before you know it's begun)
(fragmento Nowhere Fast - Streets of Fire)


Rebelarse contra el presente, contra el estancamiento, hacer cosas nuevas, crear proyectos
Apagar la oscuridad de la desidia con la luz de un nuevo desafío. 
La magia existe, pero está en nosotros, en nuestro esfuerzo.
"Es tarde, está viejo, estás cansado, cuesta mucho, lleva mucho tiempo, ¿para qué?" son las excusas comunes que nos damos, que nos dicen otros con cara de preocupación, o vemos la misma preocupación reflejada en la cara que nos mira desde el espejo; y la frustración de creer que no podemos lograr nada mas.
Vamos para adelante, hagamos un viaje, empecemos un proyecto, o mejor dos, hagamos algo que desde hace mucho queremos hacer y no nos animamos. Recuperemos el fuego, dejemos atrás esa forma de pensar que nos entristece, que no nos permite avanzar, y hagamos realidad los sueños. O inventemos nuevos, posibles. 
La noche es joven. La vida también.

jueves, 22 de octubre de 2015

Tai Chi for Dummies


Respiró. Recordó la clase de Tai Chi, hizo bajar la respiración al estómago, contó hasta cuatro y nuevamente dejó salir el aire lentamente, calmándose. Buscó la armonía, relajó el cuerpo, se concentró en la brisa, en el sonido de los pájaros que le llegaba desde la ventana.
Ahora si, con una sonrisa, lo descuartizó metódicamente con un hacha.

lunes, 19 de octubre de 2015

Una serie de eventos desafortunados (Lunes)


¡Ups!, me quedé dormido. El despertador sonó, lo apagué, y me adormecí. Miro la hora: No pasa nada fueron apenas 15 minutos, son las 7. Me levanto a bañarme, este tobillo no deja de doler y sigue torcido, voy a tener que descansar el pie en lo posible.
Termino de bañarme, me cambio, elijo otro pantalón y camisa, y agarro el celular. La radio sigue encendida e indica que va a llover a la tarde, así que tengo suerte, voy preparado, agarro una campera.

Son 7:20, si agarro el colectivo por autopista en lugar del común, aún puedo llegar a las 8 al trabajo.

Salgo a la puerta, pulso el botón del ascensor: nada. Los dos ascensores parados, piso 20. No queda otra, bajo por la escalera. El tobillo protesta en cada piso. Llego abajo, el encargado (portero, bah, ahora se dan nombres importantes) no está; no es posible ni preguntarle que pasó. No importa, ya estoy abajo salgo y voy hasta la esquina a esperar el colectivo semirápido por autopista. Larga cola, esperemos que pare, cuando ve mucha gente como viene lleno ni se detiene. Mejor prepara la tarjeta para viajar... ¡No tengo la billetera!, claro, cambié de pantalón, la dejé en el departamento. Volver. 20 pisos. Escalera. Ni en mi mejor estado es fácil, siempre me cuesta lo de subir escaleras, con el tobillo torcido, aún más. Abrir, billetera, cerrar, escalera, bajar, esquina, cola. Viene el colectivo al rato: Nos deja a todos esperando, ya a esta hora no se detiene ninguno, viene lleno. Cambio de parada y tomo otro colectivo, también lleno pero que se detiene, 20 cuadras hasta el subterráneo. Son las 8:05, bueno, mala suerte.

Llega un subterráneo con los vagones vacíos, la suerte parece cambiar un poco, me logro sentar. Esto ocurrió solamente 2 veces en los últimos 2 años, así que es una sorpresa absoluta, se llena, sale. Se sigue llenando en cada parada, las paredes parecen expandirse. Plaza Miserere, combinación con el tren: Marea de gente que quiere entrar, no hay forma de que ingresen todos, pero hoy, justo hoy, yo sentado. La marea e cuerpos se estrella contra otro muro humano cerca de la puerta. Gritos, protestas que se van a detener cuando las puertas se cierren. Pasa un minuto. Dos, tres minutos, las puertas siguen abiertas: Una voz indica que hay demora. Espero, puede ser algo pasajero. Los miles que llenan el subterráneo, igual: esperan. Diez minutos, doce, quince. La voz impersonal resuena en el andén indicando que la línea está interrumpida. Nada que hacer, salir del inframundo y ver si hay algún colectivo. Tengo esa idea un segundo solamente, los colectivos llenos ni se detienen a esta hora, camino una cuadra y paro un taxi que pese a los muchos atascos de tránsito logra dejarme a dos cuadras del trabajo. Veo la salida del subterráneo, donde debería haber bajado: sale gente, en el tiempo que conseguí el taxi, lo tomé, y llegó se ve que reactivaron el servicio, y los subterráneos funcionan nuevamente. Fueron $50 de más en gasto inútil. Llego al trabajo finalmente: 9 en punto. Funciona un solo ascensor, de los dos; entran 6 personas, soy el sexto. 
Baja. llega mas gente, se ponen detrás mío. Vamos a entrar, el quinto por entrar un viejo baboso las invita a que pasen a dos chicas que están detrás mio, minifaldas y piernas largas sobre unos tacos que
indican claramente que no tienen dolor de tobillos. Les mira el culo cuando suben. Me voy por la escalera, el ascensor entre que sube y baja tiene para un rato.
Y llego a la oficina, por fin, cansado, transpirado, y recordando que yo tuve que cambiar el franco que había pedido PARA HOY, porque había un acto en el colegio de la nena y había que buscarla mas temprano. Y si, hoy no tendría que haber salido de casa.
En fin, a trabajar.

viernes, 16 de octubre de 2015

El delicado sonido del trueno




El susurro previo de la puerta al abrirse es opacado por un brillo cegador de luz cuando entra al bar en penumbras, y precede al estampido cuando la puerta se cierra por el viento. Nuevamente la semioscuridad, como una nube opaca al sol.
Atraviesa la penumbra con luz propia, camina hacia la mesa como la marea, una fuerza de la naturaleza desatada en una sonrisa y un andar sinuoso, una presencia relampagueante que obliga a todos los presentes a mirarla y a apartar la mirada. 
Se escucha la radio: Suena un sintetizador, las notas de una guitarra parecen dibujarse en el aire. 
Un beso en la mejilla, siento la electricidad. Es fuego, es el brillo loco de un diamante, es un poder ahora quieto frente a mí, una tormenta a punto de estallar.
Su voz, al decirme Hola, es el delicado sonido del trueno.

Falta tiempo


La mayoría sufrimos la falta de tiempo. Tiempo para nosotros, para un proyecto, para disfrutar. Tiempo para ir al médico, para dormir mas, para encontrase con alguien.
Y uno puede, si realmente le interesa algo, conseguir el tiempo necesario. 
Es un trabajo extra esforzarse para cumplir con el plazo de un proyecto personal que no queremos hacer, lo vamos posponiendo mientras decimos que aún hay tiempo para eso, o mas común, que algo es mas urgente, mas inmediato. Y los proyectos quedan en nada.
Pero cuando algo nos interesa (o alguien nos interesa) cada momento es el tiempo necesario.
No falta el tiempo. Falta interés, o falta deseo.

miércoles, 14 de octubre de 2015

En espera



Frío, un rayo tibio de sol, nuevamente frío. En el mediodía el sol brilla y una nube, y otra,  lo ocultan; sombra, tristeza, una sensación de abandono, un color gris, un sentir tristeza en la gente por no terminar de mejorar nunca, el viento hace caer las nuevas flores de los árboles y los pájaros se quejan con sus trinos.
La primavera tarda en llegar.

viernes, 2 de octubre de 2015

35/40


Te acostumbraste a perder
Así como de joven estabas acostumbrado a ganar, de a poco y sin aviso te llevaste la primer derrota. Una chica que dijo que no, un récord que no pudiste romper, un campeonato que no pudiste ganar, un trabajo en que no te contrataron, un proyecto que falló. 
A ese siguieron otros.
Y cuando menos te lo esperás, te encontraste con más fracasos que éxitos. O fracasos mucho mayores que los éxitos, lo cual anímicamente es incluso peor. Y cuando ocurre eso, como un río, la corriente te arrastra hacia abajo. Cada tanto algo hace que quieras remontar la corriente como un salmón: un premio inesperado, un éxito transitorio, un aumento exiguo, una sonrisa que acompañó a una mirada. Pero las fuerzas se agotan, si solamente contamos con nuestras ganas.
Y el tren te lleva a una estación sombría: una vida rutinaria, un trabajo que no deseas, estar solo o acompañado de la persona equivocada. Un molde de pura depresión.
Vamos a romper el molde.
Es hora de hacer cosas, prestarle atención a tu hobby o crearte uno. Estudiar, ir a cursos, entrenar, volver a mirar las ofertas de trabajo. 
Hacer cosas nuevas.
Y buscá a esa persona lejana, imposible, que es la que quiere tu corazón. El tiempo es muy corto para vivirlo solo. 
Juntos se puede remontar la corriente, para alcanzar la felicidad.