jueves, 30 de julio de 2015

Historias circulares


Encontré un cuento que había escrito hace mucho, y dado que mi página web ya no existe pasa a este blog. Sobre todo, porque leyéndolo, aún conserva algo de sentido. Es un cuento, y como tal, está mas allá de los sentimientos. La ilustración... podría haber elegido cualquier dibujo de Escher, pero fue este.

Historias circulares (netamente inspirado en Las ruinas circulares, de J.L. Borges)

Un hombre se encontraba en el borde del acantilado, mirando la noche. Una estrella brillaba en lo alto y a ella se dirigían sus pensamientos. Recordaba su luz en otras noches, su brillo, y pensaba. Pensaba en sueños que se hicieron realidades, en ilusiones que fueron verdad, en un amor encontrado y perdido. Al borde del acantilado pensaba en su estrella. Una estrella en medio del cielo.

Una estrella brillaba en lo alto del acantilado. La estrella derramaba su luz y dibujaba caminos de plata sobre las olas. La estrella miraba el mar y pensaba. Pensaba en otros universos, otros mares, otros cielos. Recuerdos de creaciones, de explosiones, de fuego líquido y sólido hielo. La estrella escuchaba el canto del mar y recordaba.

El mar oscuro reía y cantaba. Cantaba canciones de barcos y arena, de viento y de playa. Sus olas contaban historias de viejos piratas a las rocas, cuentos de amor y oro. El mar tranquilo se iluminaba de plata, y en lo profundo, en la oscuridad, la vida explotaba con colores y formas ignorados. El mar cantaba y guardaba sus secretos mas preciados, secretos de vida y de noche. Cantaba una canción de cuna a la playa dormida.

La playa dormía en la noche, y en su sueño soñaba. Soñaba con grandes piedras convertidas en arena, con caricias de mar, con susurros del viento, contando secretos. Dormía y la arena dibujaba caminos, borraba castillos, escondía caracoles y ocultaba viejos tesoros y viejas palabras escritas hace ya mucho tiempo. Dormía la playa entre los suspiros del viento.

Soplaba un viento tenue, casi un susurro en la tibia noche de luna. El viento soplaba brisas y suspiraba recordando copas de árboles moviéndose, mares encrespados, velas y molinos. Recordaba incendios en una noche rojiza, el vuelo de un águila entre nubes inquietas, un cuarto cálido una noche, espiado por una ventana entreabierta, un fuego de chimenea agitado. El viento le contaba secretos de hombres y pájaros a la luna.

La luna brillaba, opacando apenas una estrella brillante en medio de un cielo de noche despejada. La luna contaba escuchaba y  a su vez contaba secretos de luz y amores escondidos, interrumpida solo por el grito de una gaviota, casi una respuesta a una ignorada pregunta. Contaba una historia presente y pasada. Una casita en una playa con una mujer asomada a una entreabierta ventana, mirando una estrella, mientras el viento le susurra recuerdos de chimeneas y fuego al oído. Contaba secretos de noches oscuras y estrellas claras, de mares y cielos, de un amor que se creyó perdido para siempre, de un hombre en un acantilado, mirando al cielo en la noche, con su alma vacía.

Un hombre se encontraba en el borde del acantilado, mirando la noche...


martes, 28 de julio de 2015

Permiso de volar


Corría por el pasillo.
Uno de los Grandes Sabios Creadores se apresuraba hacia el visualizador: En un tiempo  cercano, un tal Leonardo había descubierto la mecánica del vuelo, y eso era su campo. De la máquina del tiempo que habían construido una vez, con tan peligrosos resultados, se había logrado derivar el Visualizador: una pantalla que se podía enfocar en cualquier momento del tiempo. Y muchas veces los grandes sabios recorrían la historia en busca de nuevas ideas. Este sabio ya había descubierto la antigravedad y el motor de fisión, pero nada era comparable a volar como los pájaros. Sus compañeros se quejaban de que sus papeles siempre les llegaban cubiertos de mijo, cuando no otras sustancias.
Hacía cierto tiempo el autogiro parecía prometedor, pero ¡volar como los pájaros! el sueño de su vida.
Y es que este Sabio tenía un sueño secreto, además del conocido: quería volar para llegar a un lugar lejano, en donde se encontraba una persona especial. Aún no entendía bien la mecánica del corazón, pero era alguien que cuando estaban juntos hacía que el sol tuviera mas luz, y la luna más brillo. Alguien en quien pensaba en las noches despierto y en quien soñaba de día.
Pero vivía tan lejos que era imposible encontrarse, él soñaba con llegar y abrazarla, perderse en sus ojos, vivir su sonrisa y  -y esto se contaba como su mas profundo deseo- robarle un beso. Profundo y largo como el mar y el cielo.
Pero para eso necesitaba volar, y aún sin conocer el concepto de poesía (que todavía no había sido descubierto) entendía que llegar de pronto en medio de la tecnología de un motor de fisión no era lo que deseaba, deseaba extender los brazos y llegar volando, de la misma manera que deseaba extender los brazos y abrazarla.
Puede que hubiera confundido los conceptos, en los que  volar era un sueño,  para volar hacia su sueño.
Y es que en las oficinas de los sabios, no tenía la libertad de irse, de viajar. Tenía responsabilidades, obligaciones. Una jaula que lo encerraba. Por eso no se iba: No tenía permiso de volar. 
Pero dejémoslo tranquilo: sabemos que en algún momento, Leonardo lo va a resolver, el vuelo será posible y las respuestas van a aparecer para que el Sabio tenga -finalmente, felizmente-  permiso de volar. 
O permiso de soñar que en este caso, es lo mismo.

lunes, 27 de julio de 2015

Euterpe


No es necesario comentar su nombre, llamémosla Euterpe si queremos nombrarla en algún momento.
Apareció de la nada, como un genio al frotar una botella. La Euterpe que mencionamos haría honor a este nombre: "La muy placentera", "La de agradable genio" o "La de buen ánimo", según wikipedia. Con ella todo era sonrisas, y placer.
Y por supuesto, música.
Y dicen que la música es lógica, es matemáticas, y puede que por eso coincidiéramos, y nos diera una nueva perspectiva a cada uno. Entendí cosas que antes no había entendido. Cosas que, lógicamente, debería haberme dado cuenta. Por eso digo que la música es una forma de lógica.
Y como quien hace un cambio rítmico en una partitura, logró hacerme cambiar antes de irse. Cambie el ritmo enloquecido, a un tempo de adagio. Mas lento, pero también mas conciso, mas enfocado a lo importante. Y salí de verme solamente a mi mismo, para entender a otros. La canción terminó, pero el ritmo aún resuena en mis oídos.
Recuerdo la melodía.

Cambié el Mi por el Sol. Y, como a la música, llego el Renacimiento.

Perder el tiempo


Regreso de las vacaciones, volver a empezar en la oficina, recuento mental de cosas por hacer.
Veo que durante las vacaciones me 'colgué', en dos de las cosas que quería hacer, parte por falta de tiempo, parte por perderlo descansando y 'vagueando'.
No está mal perder un poco el tiempo, en disfrutarlo, aún posponiendo cosas que hay que hacer, pero lo cierto es que se me atrasan los objetivos. Y eso no me conviene. A veces por ver lo inmediato perdemos la vista a lo futuro, que es realmente lo importante.
Y así a veces termino perdiendo el tiempo, por no centrarme en los objetivos y dejarme enganchar en el día a día.
A reenfocarme, y no perderme en el tiempo.


viernes, 17 de julio de 2015

Pero, ¿qué me pasó?


De la nada recuerdo una canción que escribí cuando tenía 15 (dedicada a una compañera) y a la que un amigo de ese tiempo le iba a poner música. A los dos nos gustaba la misma chica, que por supuesto no nos dio bola a ninguno. Y la canción tampoco se hizo. Me acuerdo incluso el estribillo, que él había modificado completo para que suene mejor en guitarra, y no me acuerdo ni una linea de las estrofas que escribí yo. El estribillo decía:

Pero, ¿qué me pasó?
Estoy en una gran confusión.
Yo me la busqué,
a esta tonta situación...

Y ahí me doy cuenta que en tantos años uno no aprende. Recién ahora vamos abriendo un poco la cabeza, y al menos nos damos cuenta que no aprendimos nada. El problema es que te queda el sentimiento que ya es tarde.
¡Vamos! pensamiento positivo: no es tarde. No es tarde. Repetimos: NO ES TARDE.

En el medio del mantra para recuperarme, se me ocurre pensar en qué me acuerdo de mi en esos años. Necesitaba cambiar muchas cosas, el cambio fuerte vino al año siguiente, a los 16. Ni me acuerdo que soñaba en ese momento, me acuerdo algunas cosas, quería ser contador, una carrera que no elegí. Me acuerdo un par de chicas que me gustaban de esa época y veo que mantuve una cierta linea al respecto (excepción obvia, la que vino a cambiar todo). Me acuerdo de un sueño imposible y me doy cuenta que no tenía ningún objetivo, ninguna tristeza. La tristeza era que no te eligieran entre los 3 primeros en un partido de fútbol, o algo similar. La tristeza estaba en si algo fallaba con un amigo, o con tu grupo de compañeros.

Uno no aprende, pero comprende. Y cambia.

domingo, 12 de julio de 2015

Me perderé en un momento contigo


Larga charla hoy. 
Y me alumbró la tarde de un día gris, nublado, triste
El sol brilló en cada sonrisa.
Y aunque lejos, la distancia lo único que logra es que te extrañe más, no que tenga menos ganas de estar con vos.
Una tarde solo, una tarde acompañado; me perdí en un momento contigo, como diría Miguel Bosé, un momento de felicidad simple, de entenderme y entenderte, de conversar, de compartir, de poder decirte lo hermosa que sos... y nada más: A la luna y al amanecer le contaré lo que siento por vos.
Un día que brilla, como siempre, en cada momento con vos.

sábado, 11 de julio de 2015

Deseo de olvido




Deseo de olvido,
olvidar la pérdida. 
Que no encuentre en en mi mente la huella de tu sonrisa,
el reflejo de tus ojos guardados en los míos.
Dormir sin sueños, vivir sin sueños.
Desear olvidar tu nombre de tanto pensarlo, repetirlo.
Perderme en el limbo de la realidad para no recordar
el tiempo en que fuiste todas mis ilusiones.

HT, como la vida misma




Salió a ganar el partido.
Con sus limitaciones de siempre, porque no es el mejor, pero entiende el juego de equipo. Y este juego es el más importante de su vida.

Comenzó en el vestuario, el entrenador estaba arengándolos, era el décimo  partido que ganaban por la copa, nunca habían llegado tan lejos. La estrella del equipo se demoraba en llegar: lo habían comprado como delantero a un club amigo, era rápido, de nombre impronunciable –la hinchada una vez intentó corearlo y en el trabalenguas que se armaron decidieron gritarle siempre por el apellido: Marini–. El DT estaba convencido que había que su posición, por velocidad, por recorrido, no era de delantero,  y lo ponía de extremo ofensivo todos los partidos. Los veías practicar con Gomes, el pibe canterano, el orgullo del DT, los dos corriendo pegaditos a la raya, ida y vuelta, una y otra vez, Marini ganaba siempre. Y cuando entendió como era el puesto hubo que darle la razón al técnico, era letal en la banda, el 7 perfecto, se ganó a la hinchada a fuerza de centros precisos y goles a pura gambeta en velocidad. Jugaba en la misma banda que Gomez y eran el tándem ideal para las contras, la pared, el toque justo, la corrida...  fueron los grandes responsables de este inesperado equipo que le peleaba la copa a todos.

Él los veía todos los días, entrenaban juntos Marini y Gomes, aunque a él lo compraron tarde, ya era mayor para entrenarlo. El técnico no supo nunca que hacer con ese jugador, lo relegó, era un tiempo en que el equipo estaba en pleno ascenso, estaba llegando el que iba a ser el mejor momento del club y Pablo no tenía lugar. Lo entrenaban un poco, jugaba cada tanto. ¡Y era tan diferente al resto!  El chiqui Gomez, canterano, defensor lateral como él, venía con la camiseta del club tatuada en el pecho. Ese era el que llegaba temprano al entrenamiento, siempre serio, trabajaba, le ponía garra. Pablo  llegaba fundido de una noche pasada de sueño e irse de fiesta con los otros más grandes  y cuando al fin llegaba, el flaquito ya estaba meta correr en la pista, antes que llegara el preparador físico.  Tenía destino de selección Gomez, mucho despliegue por la banda, jugó mucho de lateral un tiempo, impredecible para los rivales. Eclipsado por jugadores más grandes y por el  DT que no lo llamaba, siempre coqueteaba con la sub20 y no llegaba su hora. ¡Y no aflojaba eh! No era el caso de Pablo. Su hora había pasado antes de llegar, alguna mala decisión, un pase a un equipo flojo en sus años de promesa y después siempre quedar en segundolugar, siempre del montón. Es que el futbol tiene eso, como algunos otros casos: Si no la embocas de entrada, después ya no hay chance, casi nunca.

Él no tuvo esa chance extra. Con el tiempo, después de errores y fracasos, se dio cuenta que no lo logró, que no puede ser el mejor.  Pero en este tiempo, olvidado por todos, igual descubrió que sí puede ser cada día mejor.  Y aunque en el partido –cuando juega– no sea de los que se llevan los flashes, no sea la figura, no sea el bravo conductor, es el que corre. Corre todas. Corre y asiste a un compañero. Corre y tapa un hueco. Es el que corre y pelea cada pelota cuando los demás bajaron los brazos, el se levanta después de un cruce fuerte, y con marcas de los tapones en la rodilla se pone de pie y sigue adelante. 

Hoy era el partido 10 de la copa y el rival era de primera. Nuestro  equipo se había armado bien en la temporada, con un par de estrellas, con buenos jugadores, algún suplente aceptable. Una defensa de miedo, el Chiqui en una punta y el veterano en la otra. Al medio estaba el ruso, rústico, rubio, pasaba el jugador o la pelota. ¡Pura potencia! Los rivales lo veían y temblaban... y eso hacía que se animaran más por la banda, y ahí estaba el Chiqui Gomez  para robarla y arrancar las contras. Pero hoy se complica. El rival es muy bueno, nuestro 10 acumuló amonestaciones y no puede jugar, el Mago Marini que no llega…

:- DT! 
El grito resuena en el vestuario acallando la charla técnica. El ayudante viene con un teléfono en la mano. Nuestro DT escucha, hace un gesto, asiente. Devuelve el teléfono y mira a Gomez.
:- Juan, hoy jugas de 7, Marini está roto. Tincho, entrás vos de 4.
Martin se pone de pie, seguro, contento con su oportunidad. No hay suplente para lateral y  Pablo, como nuevo defensa suplente, se va al  banco a ver el partido: 
Se escucha el clamor del estadio, caminamos por el túnel y la luz de los reflectores nos deslumbra al salir al calor de la  tarde/ noche de miércoles. Arranca el partido. Yo lo veo desde el banco, el rival viene agrandado por los éxitos, pero los nuestros tienen confianza. Es a ganar o ganar ¡Y el arquero se lesiona nos a los 5 minutos! Tincho cierra  la banda pero Gomes es el alma en ataque, un centro y otro más. El equipo de nos madrugó de entrada y arrancamos abajo en el marcador, y empezamos a cambiar ataque por ataque, gol por gol. A los 70 minutos estamos 2 a 3 abajo. Y fue entonces que a Gomes le  quebraron la rodilla. Se escucha el silencio en el estadio. El DT me mira. Miro a Gomes, en el piso, trabó en ataque. Seguro roto menisco y ligamento cruzado anterior. No me da tiempo ni de calentar y entro a la cancha.

Jugadores así no son los que salen en las revistas. No son los que hacen que un equipo gane un partido por solo ellos. Pero ningún equipo gana un campeonato sin jugadores así. Equipo de fútbol, equipo de oficina, grupo de amigos o pareja de dos. Es el que se esfuerza más del límite. El que aprieta los dientes cuando todo está perdido.
Gomes se sienta en la tribuna, no va a perderse de ver el partido aunque haya quedado afuera:
Minuto 70, éramos locales, yo en medio del dolor escuchaba el silencio de la tribuna. Y entró Paul. El equipo rival se tiró atrás, buscando la contra. Y Paul pasaba y pasaba al ataque, daba pases impredecibles, era indescifrable para la defensa rival. Pesaban las piernas, ellos no pasaban la mitad de la cancha, y se refugiaban cerca de su arco. 
Y al minuto 88 estallo la locura. Nuestro defensa mas rústico, el ruso, que ya estaba jugando en mitad de la cancha, envió un pelotazo cruzado a la derecha... ¡y pegado al palo lo encontró a Pablo que se elevó en un cabezazo letal! Era el empate, 3 a 3 y alargue. Quedaban dos minutos, y el estadio lloró en una contra: manejaron la pelota en velocidad y dejaron a su mejor delantero frente a nuestro arquerito suplente, la puso adonde las arañas tejen su nido. Nos quedábamos afuera, un minuto de alargue no era nada. La gente empezó a irse cuando sacamos del medio, pelotazo atrás, sin destino... casi, porque atrás de todos, estaba Pablo, irreconocible, seguro, controló la pelota y picó por la banda con la cabeza levantada, viendo la entrada del 9 nuestro que corría a la par. El resto del equipo se paraliza, en el banco nos estiramos a ver sin poder creer a estos dos locos que avanzaban solos, Pablo elude a  uno, a otro, y cuando todos esperábamos el pase hizo lo impensado: se cruzó en diagonal camino al arco y casi de costado, atorado por un defensor que le fue al cruce ¡tira un taco de rabona que se cuela de caño al arquero para empatar de nuevo! 
¡Escuchen el estadio! Los gritos me envuelven, estamos en los penales, hay una chance…

Final: 13 a 12. ¿Adivinan quien pateó el último, fuerte y al medio,  mientras el arquero se tiraba a la derecha y nos dio el pase a octavos?

martes, 7 de julio de 2015

Puente sobre aguas turbulentas


Semana complicada. Me alteraron los ruidos, una representación visible –o audible, en este caso – de mi malestar interno. Y fue una semana como cualquiera, pero la viví a las corridas, en caos constante, nervioso, enojado, me sentía bajo presión en el trabajo, cuando o hubo ni un poco de presión pese al crecer de pendientes en los proyectos. Pendiente también de ir al dentista, que me altera los nervios, y era en el  plazo de una semana, que sumó inquietud a la ‘futura tortura’. Alguna vez leí o escuché que lo peor de los condenados a muerte era el pasillo, los días previos, los minutos previos. Hace un rato que fui y claramente salió todo bien. Pero estuve toda la semana desbalanceado. Desde mi cumpleaños o tal vez incluso un poco antes. Pensando y recordando cosas, cada vez que pasaba por algún lugar era un recuerdo, cada mensaje que me enviaba era una necesidad de hablar, de estar con ella, ellas; esperando que recordara (/n) mi cumpleaños, que me recordaran. La charla en que me arrojé al volcán, sabiendo que me quemaba, una y otra vez. No hay un tsunami  de lágrimas que pueda apagar sus llamas, la fascinación de su fuego.
Está claro que me desordené.  Entré en caos.
Y de pronto salir del dentista, el viaje largo y vacío, la casa sin vida, la falta de entusiasmo a nada. Y me esfuerzo: elijo algo de comer ordeno los muebles, lavo los platos, pongo música, veo el tema en youtube, dentro de los recomendados para mí: Simon and Garfunkel - Bridge Over Troubled Water. Y entendí
Y recordé en el ojo  de mi huracán mental, esos mensajes, esa charla, ese rayito de sol que apartaba las nubes.
Ahora es momento de re ordenarme, centrarme. Re ubicar mis objetivos. Lo que se desea se consigue con trabajo, y enfocado.
Los sueños  van parejos con los logros, a más logros, mas posibilidad de soñar. Y de cumplir los deseos.
De nuevo en pie. ¡Adelante!
(y no olvidarse de dar las gracias)

lunes, 6 de julio de 2015

Inconstancia



Te comportas de acuerdo, con lo que te dicta cada momento, y esta inconstancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo.
Tratame suavemente - Soda Stereo
La donna è mobile qual piuma al vento muta d'accento.
(La donna è mobile)  Rigoletto - Verdi

Uno de los Grandes Sabios tenía un problema. Era uno de los comisionados a entender como el accidente Amor había revolucionado todos los conceptos previamente establecidos. Y se le estaba haciendo difícil dilucidar cual era el principio y el fin de todo el problema. Considerando que se trataba de un sabio que le gustaba el principio experimental, empezó por el final, tratando de -por observación de los resultados- entender el principio que los había formulado, creado o definido.
Para esto, llamó a una médica, que había estado involucrada en el problema, y que había estado trabajando en el mismo antes que él, pensando podría darle algunas ideas, ya que al parecer que se había visto infectada por la nueva enfermedad en el ejercicio de su profesión. Al parecer era una causa epidemiológica de proximidad, ya que cuando se había acercado a un mecánico que había sufrido efectos del amor, en ella también se evidenciaron los síntomas.
Pero cuando le consultó sobre lo sucedido con el dicho técnico mecánico, la profesional de la salud indicó que no sucedía ni había sucedido nada con él, aunque el Sabio tenía constancia de datos firmes y comprobados al respecto.
Ella le dijo que no ocurría nada y él no pudo dejar de notar como sus largas pestañas se movían lentamente acercando la mirada de él a sus ojos, que por cierto cuando despegó la vista del block adonde hacía anotaciones, descubrió con sorpresa lo hermosos que eran. Y ya dada la distracción, notó sus labios, exquisitamente formados, sensuales (sensuales era una palabra que no existía previamente en su diccionario, anotó el concepto de inmediato... o un tiempo después), pintados levemente de rojo. 
Con sorpresa notó como perdía el hilo de la conversación. Ella se acercó haciendo comentarios de lo alto que era, o el ancho de sus hombros, cosa que él veía todas las mañanas en el espejo sin que le causara ninguna sorpresa, si bien ahora le generó mas orgullo que el que le dijera que tan inteligente era, cosa que siempre buscaba destacar. 
Él perdió la concentración, y abandonó el trabajo por una tarde de playa. Ella lucía una sonrisa radiante que contrataba con la de un técnico, al que se vio pasar triste y deprimido por los pasillos del instituto.

miércoles, 1 de julio de 2015

Testeo

Un tilde en verde, la señal roja de un problema, controlar, encontrar la solución. Un tilde verde, un llamado, un ajuste rápido, un tilde verde. Un correo, investigar un caso, funciona mal en tan pocos casos... cruz roja, listo los avisos, nuevo error detectado, se prueba, controla, coteja, valida, se manda a resolver con una recomendación de urgente, el problema pasa a fase de solución, un tilde verde; te preguntan sobre un problema puntal, se controla y se verifica que no es general, se configura correctamente. Otro, salta un error, se escribe, se modifica un proceso, se ajusta a un cambio, tilde verde. Alguien llega, se para al lado, se queja de un error que se está visualizando, ya fue enviado a corrección, pero aún no se corrige. Se cierran los ojos: sueño y stress a partes iguales. En la bandeja de entrada se encuentra un nuevo caso, destella en rojo. Pruebas. Error. Pruebas. Casos de prueba. Error. Rojo. Caso de prueba de funcionamiento. Error, rojo. Envío. Vuelve una corrección, ok. Dos casos mas. Falta poco, los minutos corren. Listo para salir e irme. No, mensaje: venite un poquitín. Otro error, mas del mismo problema, se probó en el area test y funcionaba, se pasó  al area real y se rompe. Faltó pasar una tabla. Los datos no están correctos. Se olvidaron de indicar un punto de los que hace falta subir, no se explicó correctamente el proceso. Falla algo anterior. Todo de regreso, volver a empezar. Funciona, no se puede ver el error, hay que arreglarlo, es urgente, se necesita para hoy, el desarrollador se retiró, es tarde. Nada que hacer, no se puede resolver, corridas y controles son inútiles si se va a arreglar mañana, si no esta igual el entorno en el que se hacen las pruebas que lo que ocurre en la realidad. Y los usuarios gritan porque un mundo virtual no les permite resolver sus problemas reales. Rechazado, tilde roja. Armar informe, controlar, preparar los casos para la prueba de mañana. Ya pasaron 45 minutos de mi hora de irme. Saludo a los que quedan,me voy  a casa. Tilde verde.
Hasta mañana.

Música constante


Hoy tengo un buen día en general, con un poco de locura particular:
Me levanto temprano dado que hoy entraba antes, tomo el colectivo. En el colectivo un enfermo mental escuchando música con 'supuestamente' auriculares, pero de los cuales se filtraba todo, lo que lleva a mi análisis de enfermo mental, ya que nadie puede escuchar música tan fuerte y seguir siendo normal. 
Llego al subte. El enfermo imbécil se multiplica por varios, algunos a niveles bajos de 'excedente de auriculares', pero el zumbido y picos de sonido estaba ahí. Hay una disposición sobre el uso de auriculares en el tranporte público de la Capital, pero nadie la hace cumplir, o se regula el tema de como se aplica. He llegado a ver un tipo que tenía puestos los auriculares, desenchufados del teléfono, con lo cual él escuchaba menos, y el resto mas. 
En mi caso particular no puedo leer con música, no me concentro. Por mas que sea lectura ligera, ni hablar que durante la facultad estudiaba en los viajes en colectivo.
Resultado: Llego al trabajo de mal humor, si, la música en forma de ruido constante es algo que me pone de mal humor. 
Una hora de paz, bien temprano. Y cuando llegan todos, radio a todo volumen. Tengo puestos mis auriculares (aunque no tengo ganas de escuchar nada), pero escucho la música -de mierda, aparte- de fondo de la mía. Y me obliga a usar auriculares o tapones para los oídos, para trabajar.  
Y hoy no tengo ganas de escuchar música, pero en todos los lugares es así. Se lo toman en joda. 

Evidentemente estoy viejo, y/ o el mundo funciona de una manera que no es la mía (eso estoy seguro), pero es otra vez caer en el egoísmo, en la falta de civilidad, en el respeto al otro.
Mi pregunta tal vez ilógica es: ¿Hace falta estar TODO EL PUTO DÍA CON MÚSICA? nadie entiende que el silencio también es lindo, nadie trata de pensar, de crear, de imaginar; siempre hay que estar saturados de sonido? 

En 1953 Ray Bradbury escribió el cuento 'El Asesino', en el libro Las doradas manzanas del sol. Un visionario. 
copio un link desde el cual se puede leer, para entender esta última apreciación http://www.apocatastasis.com/el-asesino-bradbury-the-murderer-cuento-doradas-manzanas-sol.php#axzz3eeqCBmeA
Altamente recomendado el leer todos los cuentos  del libro, uno de los mejores que su hayan escrito, a mi gusto.