martes, 17 de octubre de 2017

Atardecer de estación



Tienes en tu pelo el perfume de una lluvia sobre los ladrillos de una calle abandonada.
 — La novia del viajante, Cacho Castaña

Los vi desde dentro del tren Roca, un atardecer. Él entró al tren conmigo, y se sentó en uno de los asientos del final del vagón, mirada seria en su cara aindiada. Ella llegó unos segundos luego de que se cerraran las puertas, y se quedó mirándolo por la ventanilla. Le golpeó el vidrio, leve, una caricia con sonido apagado, sin violencia. Él ya la había visto, pero no abrió la ventanilla que era de las pocas que estaban cerradas en la formación, esa tarde en que la primavera traía perfumes de sueños y esperanzas. Ella no habló, pero sus labios modularon un 'te quiero', mientras apoyaba la mano en el cristal del vagón que comenzaba a moverse. Lentamente él levantó la mano y la apoyó, desde su lado del vidrio, cubriendo la manito de la joven —casi niña— embarazada. 
El tren partió.

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