jueves, 26 de diciembre de 2019

El ministerio de lo imposible



Después de un tiempo de silencio en el blog, por motivos personales, vuelvo a escribir y aprovecho a presentarles un par de personajes que puede que vuelvan a ver: El Ministro y JF


El ministerio de lo imposible

Juan Fernández llega a la recepción del antiguo y vasto edificio gótico, y pregunta:
— ¿Ya llegó Juan Fernández? Tengo una reunión con él esta mañana.
El recepcionista escaneó rápida y eficientemente la identificación que el otro le ofrece sin una palabra, consultó en su computadora y le señaló un pasillo:
— El señor Fernández ya llegó y lo espera en la sala 4, por ese pasillo, a la derecha.
Cuando el otro gira hacia el pasillo, Juan Fernández el recepcionista lo mira alejarse como quien se ve en un espejo. La expresión no auguraba nada bueno.
Con pura rutina ingresó unos datos en su computadora y se acercó a la impresora a buscar el par de diferentes pasaportes recién impresos.
El trabajar para una organización secreta que usaba los mismos nombres para confundir, era confuso.

Juan Fernández ingresó a la sala 4 con paso decidido y se encaró con el ocupante que lo esperaba cómodamente sentado —y solo— detrás de una mesa de reuniones para veinte personas.
— Señor ministro, la iniciativa no resultó. Fallamos.
— Sientesé JF, yo soy el que decide quien falla y quién no. ¿Trajo un resumen de los cambios?
— En esta carpeta está detallado el resumen que le envié esta mañana y por el cual usted me citó. El ataque se produjo.
— Si, imposible no saberlo, se enteró todo el planeta. Según sus informes una empresa gastronómica fue la que quiso hacer pie en Francia pese a la reticencia del país a sus productos y a permitirle abrir sucursales en el país. En cualquier caso lo de quemar NotreDamme me parece excesivo. Entiendo que  la maniobra se completó interfiriendo la contención del incendio para generar una crisis política que requiriera al acción directa del presidente, cuando el presidente francés tenía un viaje planeado en ese mismo momento, lo que lo dejó dudando entre actuar o no actuar, entre quedarse o cumplir su compromiso internacional; y con esa actitud dubitativa su imagen decayó varios puntos y fue tildado en todos los medios de pusilánime  lo que acercó al candidato francés que es pagado por la empresa a ser elegido en las próximas elecciones. Una maniobra táctica pero absolutamente excesiva. Y no necesariamente efectivo. Leí su informe. Me gustaría conocer su opinión personal JF.
— Muy poco que agregar en este caso, señor Ministro. La empresa multinacional está usando tácticas de simulación y terrorismo así que entra en nuestra órbita, si usted lo autoriza los vamos a tratar como una nación hostil.
— Por descontado, emplee la fuerza necesaria contra ellos. Una multinacional de ese calibre ES de hecho, en cuanto a poder, economía y contactos lo mismo que un gobierno. Con la ventaja de la ubicuidad, a un país se lo puede bombardear si fueran esos nuestros métodos, con una multinacional nos crearía un conflicto diplomático con los países atacados. ¿Algo que no esté expresado en el texto? Noté en su redacción un estilo muy oficioso y no es su forma de escribirlos.
— Debería preocuparme ser tan transparente, entiendo que se haya dado cuenta porque usted me entrenó. No tengo ninguna prueba, sólo comentarios sueltos, algo en la forma del plan, la propia combinación ignífuga... Pero parece obra de alguien nuestro, o un ex agente de nuestra propia organización.
— Lo voy a tener en consideración. Esté atento, no le digo que investigue. voy a poner una fuerza independiente a buscar datos sin indicar esta posibilidad a ver que resulta. Pero no está contestando mi pregunta ¿le parece una acción útil para el objetivo? Tómelo como una evaluación.
— Si se trata de una evaluación, y conociendo mi informe y su opinión personal, entiendo que me pregunta por una alternativa: ¿no podría mejor  haber generado un conflicto internacional con un asesinato en la embajada, o mejor, con un secuestro para evitar muertes? No es que esté en contra de tomar decisiones drásticas pero no creo que fuera necesario en este caso. Un secuestro es algo que suele funcionar, mejor sí fuera de un funcionario o familiar de un funcionario extranjero, el presidente es muy permeable a decisiones extranjeras.
— Eso es aceptable. Me gusta su forma de pensar, mejor resultado al menor costo, ya sabe. Y nunca con pérdidas inocentes, aunque se pueda adoptar la doctrina del mal menor en casos extremos.  Aún para un neófito en el oficio fue un poco demasiado espectacular para mi gusto, pero ya veremos las consecuencias —El ministro Juan Fernández miró al recién llegado JF con expresión curiosa, o para ser más exactos, inquisitiva— Pero no me viene a hablar tampoco de eso. El reporte fue un subterfugio para esta reunión y usted lo sabe. Por eso el cambio de escritura, esperaba que me diera cuenta. Le escucho.
— Si, es verdad ¿Cómo lo supo? (El ministro hace un gesto divertido con la boca que en otra persona podría haber pasado por una media sonrisa). Claro, el tema es interno, es la abogada. Pero es un tema que aún entre nosotros... especialmente entre nosotros no podía ponerlo en papel.
— Usted se refiere  a la abogada que hace unos 5 años era pareja de nuestro presidente, al que dejó y se fue con un ex marine americano para poner un puesto de venta de panchos... ahórrese los detalles de esa lamentable historia porque los tengo demasiado presentes. ¿Cuál es el problema ahora?
— Ella misma. La abogada lo dejó al marine después de este la estafara en el bar restaurante, justo cuando estaba intentando estafarlo ella para quedarse con el negocio, y se separaron. Pero para ese momento ella ya no tenía intimidad con él y había contado todo lo que sabía del presidente, por lo que había perdido utilidad para quien cómo bien sabemos, era un espía de EEUU. Reconozco a su encanto que pese a todo y siendo ella sólo una misión él dudo en dejarla.
El punto es que ella ahora quiere regresar con el presidente. Le escribió hace unos momentos al whatsapp —baja la vista a su propio teléfono—, él todavía no leyó el mensaje.
— Imposible, no hay que permitirlo. El presidente cuando está con ella se transforma, gana en seguridad y en empuje. Además ella es en extremo atractiva para la cámara de cualquier papparazzi, sí regresa con ella el presidente ganaría otra reelección sin dudas. Tiene mi autorización a borrar el mensaje inmediatamente —JF se concentra en su teléfono y segundos después levanta la mirada— Listo.
— JF, estoy algo decepcionado con usted. Perdió tiempo, usted es nuestro experto en el tema y debería haber actuado inmediatamente aún sin mi autorización y sin consultarme. Pero por supuesto recuerdo que usted estuvo comprometido previamente con ella así que entiendo que es personal y teme perder la objetividad. Si es lo que me quiere preguntar, la hice investigar hace poco y aún no es una doble agente.
Juan Fernández miró la cara del otro de alivio del otro, hizo un gesto de silencio mínimo, se recostó en el amplio sillón de cuero, pulsó una tecla de su comunicador y pidió un té a recepción. Pulsó un botón bajo el escritorio que insonorizó la habitación aún para la propia organización.
— Ok, lo escucho.
— Usted sabe que ella no es una doble agente.
— Por supuesto, la filtración desde siempre fue el presidente, es un traidor pagado por servicios terroristas. Llego a la política, fue captado por ellos y opera desde hace años a su servicio. El problema es que ahora tiene el cargo de presidente, eso nos complica las cosas.
— Pero sabemos que los terroristas reciben información de nuestras operaciones comerciales internacionales, no puede ser a través del presidente. Tampoco de mí, y lo sabe sino no estaría conversando esto tan abiertamente conmigo, ni tampoco puede ser una filtración de ella. Hace mucho que el presidente no la ve. Cuando la asignamos como su guardaespaldas personal, cuando me dejó, cuando estaban juntos, acepto que pudo ocurrir. Pero ahora ya no se encuentran. Yo lo se.
— No lo tome tan a la tremenda JF, sé que la sigue y también que los investigó, no es pecado en esta situación. Incluso como ve nos resulta útil ahora, como dice el dicho las piezas caen en su lugar en su debido...
Juan Fernández de recepción, golpeó e inmediatamente ingresó sin esperar la respuesta.
— Su té señor ministro.
— Gracias —El ministro tomó el té lentamente, mientras su mano palpaba levemente el fondo de la taza. Ese movimiento y el posterior fueron imperceptibles. Llamo:
— ¿Juan? —el recepcionista apenas alcanzó a darse vuelta antes de caer abatido por el disparo, en su mano ya relucía un cromado  que no era el de la bandeja. Juan Fernández saltó alejándose del escritorio apenas una décima de segundo más tarde, desenfundando también su arma. Se miraron.
— ¿El recepcionista? ¿Desde cuándo...?
— Cómo usted dijo, existía una filtración en nuestras operaciones, no es algo infrecuente. Estuve cotejando la información que advertíamos que se sabía de nosotros y fui dejando escuchar información falsa en distintos sospechosos, un procedimiento tan básico que fue desestimado. Una de las de esta misma mañana fue un comentario casual al pasar por recepción sobre un atentado a puñaladas en el Iguazú Hotel, en Misiones a un turista inglés. Comenté que el asesino fue uno de los nuestros y que la víctima era un destacado espía de incógnito cuya valija con información secreta sobre los atentados de Londres con nuestro hombre a Ezeiza y luego abordará un vuelo directo a Reino unido en 3 horas para salvaguardar los secretos.
— ¿Entonces fuimos nosotros los de Iguazú?
— ¡Por favor JF! ese fue un ladrón común. Nosotros no haríamos algo así, ni mucho menos tan chapucero. Aprovechamos la inseguridad nada más. Y picaron: Cuando usted entraba apareció el mensaje en mi teléfono que se estaban imprimiendo dos pasaportes falsos, uno de Reino unido y otro de Afganistán;  y se generó el pedido de una reserva más en el vuelo a Londres que se suponía debía abordar nuestro agente. Interesante este último paso, es probable que pensara en escaparse con la documentación en el mismo vuelo luego de robar y/o matar a nuestro espía en el propio aeropuerto. Reconozco que no lo hubiera buscado en el mismo vuelo en principio, ya tenía preparado un cerco para acordonar el aeropuerto por las dudas, pero no para ese avión. Arriesgado por el tiempo inactivo en vuelo, pero creativo.
— Claramente estaba para ser más que recepcionista.
— Si, y lo era: Un espía infiltrado en nuestra organización en un puesto clave. Aún sabiendo que su servicio estaba comprometido puso un micrófono bajo mi taza de té —Mostrandolo, el Ministro lo destrozó contra la mesa de un culatazo—. Creativo e inteligente, tenía preparada el arma por sí se encontraba a solas conmigo. El hecho que fuéramos dos lo disuadió de actuar.
— ¿Sabía entonces que lo habíamos descubierto?
— Debió sospecharlo, fue un error mío: a esta hora siempre pido café.
— Pidió el té para atraerlo, una mentira adentro de otra mentira.
— Como siempre en nuestro caso. Bueno JF, vaya a encargarse del presidente. Cree un proyecto para incapacitarlo de seguir operando sea por vía legal o... bueno, usted verá lo que sea necesario. Y de paso lleve como refuerzo a González como abogada, a ver sí sigue interesada en sus ex. El tiempo fuera de servicio es de cada uno. Disimule la sonrisa, era evidente que esperaba esta asignación.
— ¿Señor?...
— Me extraña Fernández. Confío en usted. Es el lema de este Ministerio: Para la mentira y el disimulo, no existen imposibles.






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