lunes, 21 de diciembre de 2015

Los monstruos de las pesadillas


Todos sabemos que los monstruos son reales. Bueno, ahora lo sabemos.
Pero ahora ya es demasiado tarde.

Por años los padres, médicos y psicólogos explicaron que los sueños son sólo sueños, y que los monstruos no existen. Si uno soñaba con una presencia respirando en la habitación, era solamente un trauma psíquico inusual o estrés expresado por el cerebro en esta forma.
No era este ente de energía que tomaba forma corpórea y material para de alguna forma absorbernos sangre, pensamientos, emociones. Por generaciones se habló de súcubos nocturnos que se sentaban en el pecho de los durmientes, lo que se explicó como parálisis nocturna. Desde hace años se intenta tratar la apnea de sueño sin entender que los ahogos son reales. Los médicos estudiaron que las pesadillas sobrevenían durante el sueño REM, que simplemente es el movimiento rápidos de lo ojos. Lo que no se dieron cuenta es que ese movimiento permitía un mínimo parpadeo, y de esta forma llegábamos a ver a los monstruos. 
Miles de casos denunciados, vampiros, Mora, lamias, Pesanta, los monstruos estuvieron en toda época o lugar, siempre acechando el sueño, esperando el momento de mayor agotamiento como cualquier cazador espera en la presa. Como se contaba de los vampiros, que adormecían a sus victimas, algunos Pesadillas -como ahora les llamaron-, también tienen un mecanismo que paraliza a la víctima y a los pocos segundos le lleva a olvidarla completamente. Por eso los gritos nocturnos, por eso la respuesta física de taquicardia, de sudor, por eso el miedo que luego resulta inexplicable.
Y también las desapariciones. Algunas se alimentan de carne.
No alcanza con estar acompañado, los Pesadilla pueden borrar la memoria del que está velando el sueño de la víctima, las máquinas no los registran.
Pero si algunos espejos con determinada luz. En el reflejo no logran mimetizarse, se distingue una forma corporizada cómo un animal acechante sobre el pecho, con las manos -o lo que tenga por manos- presionando el cuello de la víctima, su trompa adentro de la boca del durmiente, los ojos vacíos, sin pupila que generaron tantos relatos de aliens. 
La leyenda dice que los vampiros no se reflejan en los espejos. La verdad es que puede ser que nos hayan implantado en la mente esta mentira, para confundirnos.
Ahora sabemos lo que son.
Y ellos también saben que lo sabemos. Ya no se ocultan, dejaron de lado el disimulo al que se obligaban para mantener su fuente de alimento, ahora es igual el dia o la noche.
Lo sabemos, lo saben. Estamos condenados.




No hay comentarios:

Publicar un comentario