jueves, 12 de abril de 2018

Crisis



Es común decir que deberíamos aprender de los chinos, cuyo ideograma para el significado de Crisis está compuesto por los de Peligro y Oportunidad. Sin embargo esto no es cierto para los propios chinos ya que en su escritura estos ideogramas son indivisibles, la acepción de oportunidad para el segundo ideograma no corresponde por tratarse de una construcción de significado y la traducción más literal sería "Punto o posición de peligro", o "Cambio peligroso". No, no tiene una traducción esperanzadora, lo siento. 
Así que dejemos de lado la occidentalizada invención de un supuesto tao de yin y yang inexistente en la palabra y vamos a lo que importa en una crisis. Como punto esencial, es necesario enfrentar cada crisis con inteligencia y no sólo las con emociones, a fin poder encontrar soluciones alternativas. Y con optimismo, también.
Esto es muy lindo en papel, y en los cursos de autoayuda, pero en la práctica las crisis nos angustian, nos preocupan, nos estresan y nos superan con tanta facilidad que vemos todo en forma negativa. Mi caso: Compro un departamento. En lugar de la felicidad del departamento propio, veo la crisis de los arreglos, de la pintura, de la mudanza, y mil pequeñas angustias sobre como reparar cada cosa rota, como organizar cada cambio, deseando volver a la rutina. Crisis es también el miedo a los cambios. Y los cambios muchas veces nos superan. 
Yendo a algo mas occidental, un tal Albert Einstein dijo sobre eso: “Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado”. Fantástico Albert, ¿Cómo superamos la crisis, entonces?
La experiencia, la filosofía, el PNL y libros de autoayuda se ponen de acuerdo en un punto: Hay que estar convencidos de que se puede superar. Ya sea gritando tres veces frente al espejo "¡Yo puedo!" —y que conste que no es mala idea, aunque puede ser sin gritar sino diciéndolo convencido—, cómo tomándose tiempo  para pensar los cambios y armar un plan de acción —sin duda mi preferida—, y / o pidiendo ayuda. La combinación de las tres es poderosa. La ayuda puede ser un amigo que nos de una mano con la mudanza, el contratar a alguien que haga las cosas que no tenemos idea de como se hacen —ya sea contratar un gasista para una casa o un asesor en un trabajo, o pagarse un curso de algo que necesitamos saber—, o puede ser ayuda de un psicólogo, grupo de amigos, sacerdote, etc, que logre llevarte a un estado de suficiente paz mental que te permita armar el plan y ejecutar los demás pasos. Primero calma, después acción. 
Sí uno se atreve al cambio, sí comprende la crisis, no sé sí encontrará oportunidades —a veces si— pero puede obtener mejoras. Y las crisis inevitables como un cambio de trabajo, o que te deje tu pareja, u otro tipo de muerte, no suelen avisar. Por eso hay que tratar de encontrar la forma de que las emociones no nos 'desborden' y poder aprovechar el cambio.  
Otro punto importante: en una crisis no sirve quedarse de brazos cruzados, la acción es obligatoria.  Pero debe ser planeada. Y hace falta tener la cabeza fría para tomar la mejor decisión, y no la decisión rápida, reactiva. Y son necesarias serenidad y un toque de optimismo, para vencer a las emociones negativas que no ayudan a la inspiración o a la creatividad. En la crisis tenemos que actuar por decisión, y no por desesperación. Siguiendo con las filosofías el Determinismo nos diría que es necesario un naufragio para aprender a nadar. Prefiero planear con tiempo unas clases de buceo, si se puede. Y comprar el equipo.  
La crisis es un acontecimiento imprevisto, que rompe 'nuestra' rutina. Nuestra. Y la solución, por tanto, está en nosotros. En nuestra acción, pensada, calmada, planificada. Nosotros somos la oportunidad. No un ideograma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario