lunes, 24 de diciembre de 2018

Y si te toca llorar...





... Es mejor frente al mar, dice Serrat en uno de sus temas.
Y eso siempre fue cierto, desde chico el mar estaba en mis genes como 'calmante' natural, el lugar adonde uno recupera energía. Años, y años y años de vacaciones yendo de vacaciones a San Clemente, a la costa, a Mar del Plata, a ver el mar.
Sentarse en la arena o en la escollera, ver como rompe contra las piedras, el golpe sordo, la explosión de espuma. El olor a sal, el viento eterno, el rocío que te salpica.
Mas tarde iba a ser el caminar solo por la arena de noche, sintiendo la caricia del reflujo de las olas que son ondas, leves movimientos del agua que es un espejo de luna y cielo. Lugar en donde los recuerdos se arremolinan se muestran como los propios granitos de arena.

Y vivimos en una ciudad, lejos del mar. Y el ruido lo invade todo, otra causa de enojo y estrés, con su correlato  de cuello contracturado y de acidez de estómago.
Y el sonido de las rompientes están lejos.

Y en medio del caos, pongo un disco de Serrat, Mediterráneo o cercano a este, o El Amor de Julio Iglesias. Los discos que escuchaban mis viejos día tras día, los que cantaban cuando yo todavía no había nacido, los que escuché desde el principio de mi vida, antes de nacer. 
Y me calmo, y me devuelve al recuerdo inexacto de instantes que son más imaginados que recuerdos vividos. De épocas felices, de estar protegidos, de sonrisas.
Y vuelve la paz —al menos—, un poco.

Gracias Pa, gracias Ma, por un regalo que llevo siempre conmigo.

Feliz Navidad


No hay comentarios:

Publicar un comentario