viernes, 12 de junio de 2020

Gratitud



No tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja.
Tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león.
Alejandro Magno


Alejandro Magno era ya casi dueño del mundo, tenía tantos territorios que debía cabalgar de uno a otro frente de batalla a veces durante días.
Un día Alejandro se separó de su tropa y al pasar por un pueblo muy humilde, con unas pocas chozas precarias, y estando ya muy cansado decidió detenerse y pedir un poco de agua para él y para su caballo. Una familia salió y pese a su pobreza le ofrecieron lo poco que tenían, juntaron lo que pudieron para poder darle un poco más de agua, sacando parte de cada uno le ofrecieron la poca comida que tenían.
Recordemos que en esa época, no había noticias, nadie conocía la cara del emperador.
Alejandro, sorprendido de la actitud desprendida de la gente, les preguntó
— ¿Ustedes acaso saben quién soy?
— No.
— Yo soy Alejandro, el emperador. Y por su generosidad, a partir de ahora declaro que son dueños de todo cuanto alcance su mirada
— Señor, nosotros no nos merecemos un regalo tan grande
— Puede ser, pero yo tampoco merezco una gratitud más pequeña.




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