martes, 12 de mayo de 2015

Y el dragon lloró



Con alas desplegadas dominaba el cielo y la tierra, era dueño del aire y de la magia. Podía leer los pensamientos, lanzar llamas o convertirse en otra criatura. Podía llamar al viento y dominar el fuego.
Era el terror y los sueños encarnados, era un deseo y una pesadilla al mismo tiempo. Era ancestral y curioso de lo que ocurriría mañana, algunos dragones decían que podían ver el futuro, pero no era cierto.
Él era uno de los mas grandes y poderosos de una estirpe antigua. El tiempo había cambiado la tierra a u alrededor, vio nacer mares, vio crecer montañas, vio aparecer una criatura extraña que se llamo a sí mismo hombre. Vio evolucionar especies y vio a los hombres dejar de ser animales hasta hacerse lo mas cercano a él que conociera. Nunca podrían igualarle, ni en belleza, ni en poder, ni en magia, ni en fuerza, ni en inteligencia, pero fue curioso y los siguió de cerca, al punto que se crearon leyendas sobre él. Leyendas que no eran más que la verdad apenas olvidada.
Vio crecer tribus, aldeas, pueblos, ciudades. Vio civilizaciones e imperios. Vio reinos y vio guerras. El hombre era cambiante, aún para él, que era magia, que era viento, que era fuego. No entendía la mezquindad aunque admiraba su grandeza, no comprendía las guerras y admiraba su abnegación y sacrificio.
La curiosidad pudo más y se transformó en hombre, para vivir una vida como uno de ellos, y entenderlos. 
Conoció ser parte de una sociedad, conoció no tener el poder para cambiar lo que quisiera, ser uno en muchos, sin poder ser todo siendo uno. Cerró su mente a las mentes de los demás para no caer en la tentación de cambiarlos, de dominarles. Dejó de escuchar los pensamientos para conocer la sorpresa. Conoció la amistad y el dolor de la pérdida. Descubrió una mirada fugaz y unos ojos grandes que lo miraban sin asombro ni miedo. Y se asombró. Y quizás sintió un dejo de temor. Y en esa mirada descubrió la belleza mas allá de si mismo. Y el poder de un murmullo, de unas palabras. Sintió la esencia de ser humano, descubrió la ternura en un abrazo y una magia que no conocía en un beso. La fuerza de dos cuerpos que se hacen uno, el dolor despiadado del placer absoluto. Descubrió el amor, y se enamoró. Y vio que no era el mas bello porque alguien lo dominaba por su belleza, y vio que no era el mas fuerte porque alguien le robaba toda su fuerza con solamente una mirada y una sonrisa; su poder y su magia no eran nada frente a unos labios que lo acariciaban.
Y él, que había sido magia, fuego, viento y poder puro, supo que tampoco no solamente lo habían igualado en inteligencia, sino que lo habían superado cuando descubrió la traición.
Descubrió  el desprecio y el engaño, la soledad y la distancia.
Volvió a ser dragón en su apariencia, pero a partir de entonces su corazón fue siempre humano. Y desde los alto del cielo, mas allá de las nubes, las estrellas y los tiempos, el dragón lloró.

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