martes, 9 de agosto de 2016

La paz es belleza



Suena un timbre estridente. El ruido del subterráneo que pasa es eclipsado por un celular con la música tan fuerte que se escapa de los auriculares de la persona que lo lleva, alienado. el run-run de una escalera mecánica nos devuelve a una jungla de cemento y asfalto, el ruido de una frenada brusca, un hombre discutiendo con una mujer a los gritos, unos metros mas adelante un bebé que llora en una esquina mientras la madre pide comida frente a un supermercado. Un tipo que se disculpa por tropezarse con otro que va con la vista perdida en el celular. Invierno en la ciudad, el cielo deja caer una llovizna gris que ensucia mas de lo que limpia. Un par de obreros pegan carteles en una pared medio tapada de anuncios de actos políticos, reclamos  y marchas. El movimiento de gente, autos, es constante. La Ciudad es un monstruo frenético que devora el tiempo y la calma, una serpiente violenta que oprime a los que estamos en su interior.
Llego a la oficina. Apenas me siento, veo un mensaje en mi teléfono, una foto. Un lugar de vacaciones en verano, el puente sobre un rio, pasto, árboles, el cielo azul. A lo lejos se puede vislumbrar un pueblo colorido, rural. Una sensación de paz absoluta. 
La paz es sinónimo de belleza, o la belleza del lugar muestra paz. O ambas son la misma cosa, en esta foto, en este momento.
Falta para las vacaciones. Dejo el teléfono, enciendo la computadora y giro la noria cotidiana.


(Gracias Moni por la foto!)


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