lunes, 17 de abril de 2017

Porque cuando el pueblo sabe...




La ley del menor esfuerzo en su máxima expresión:
Cursiva una forma de escribir que se extingue dentro y fuera del aula

Ayer hablaba con una adolescente que acaba de terminar el secundario. Comparando tiempo, 20 años atrás y ahora, coincidimos en que muchas veces no se valora la opinión de los jóvenes, no se les hace participar, y no se tienen en cuenta sus opiniones durante el secundario por eso tienen un comportamiento apático y poco colaborador. Y que esto es culpa en particular de los  formadores, que los propios docentes no los incentivan, y que al alumno (como luego, al empleado) le resulta más fácil caer en el conformismo, rendir para un cuatro, aprobar y olvidarse de todo. Importa el resultado, no el proceso.
Ni se disfruta aprendiendo, o enseñando. 
Coincidimos también en que los alumnos tienden a dispersarse, y que no tienen prácticamente voluntad de pedir algo mejor. Comentábamos que realizábamos actos, teatro, y que todo lo organizábamos nosotros simplemente para mostrarnos 'mejores' frente a nuestros propios compañeros, y también ante nosotros mismos; la contrapartida actual era que para preparar un acto en un concurso provincial para que participaran se puso un premio en dinero. La motivación cambió.

Y también notamos la fuerte caída en el nivel de exigencia: recordábamos como varios docentes nos exigían con planteos fuera de lo común en las evaluaciones, o con materias dadas con un nivel de facultad en el secundario, y que recordábamos con cariño. Y nos miraba como extraterrestres, porque escribir en un examen mas de una carilla con las palabras exactas que decía el libro o lo copiado directamente en la carpeta era visto casi como una injusticia del formador. palabras y conceptos exactos, copiados sin pensar. Pero el forzarnos 'a pensar' la respuesta, nos llevaba a que recordábamos los datos de las materias que impartían. Nuestro 'caso de prueba' adolescente nos miraba como a vejestorios que hablaban cosas del milenio pasado —básicamente cierto—, y que de ninguna manera pudieran ser reales cuando le contábamos que la prueba de geografía era seleccionar en el mapa un punto al azar y luego llenar 3 ó 4 páginas de datos del lugar, región, país, vegetación, fauna, orogenia, vientos (isotermas e isobaras), corrientes, ríos principales... y seguían las firmas.

Y también comparábamos el nivel en la primaria, con ejemplos de varios hijos y escuelas privadas, en que se les complicaban las sumas simples en tercer grado, que recién entonces veían una división, y que ya en esa edad — 8 años—, usaban la calculadora en al aula. Esto descontando que no les enseñaban a leer correctamente, que nunca pasaban al frente a explicar un tema (de forma que que no aprendían a expresarse). Lo mas común y menos preocupante era que copiaban la tarea de resúmenes de internet. 
Y también que varias materias estaban de adorno porque los profesores los hacían interactuar entre ellos pero no los guiaban, no les enseñaban, con lo cual el tiempo  en el aula se transformaba en un recreo más, una pérdida de tiempo de aprendizaje, y que en varios casos eran materias que los propios colegios vendían como grandes logros educativos: Ajedrez, en el que el profesor los sienta frente a tableros y los hace jugar a los chicos sin supervisar, ni interesarse, ni enseñar aperturas o movimientos o a prevenir una jugada, sino que él también se sienta a resolver claringrillas por una hora o habla por teléfono; o una materia como Valores: ¿Se pueden imaginar una materia que enseñe Valores y ponga cumbia villera en al aula? Ocurre.

Hoy que hay tanto conflicto con los docentes, y sin emitir opinión sobre lo justo del reclamo,  leo este artículo en que se presume que la letra cursiva va a desaparecer, por vetusta e innecesaria. Algo tan básico e inicial como la letra cursiva, la primer forma que todos tenemos de hilar pensamientos. Ahora dicen que es complicada y gráficamente rebuscada..., toda la facultad tomé apuntes en cursiva y no parecía nada complejo, probablemente porque la veía desde chico y no cuestionaban si era necesaria luego o no. En ese concepto ¿para que estudiar matemáticas, a menos que uno quiera ser ingeniero o arquitecto?, o para qué estudiar historia a menos que uno quiera ser historiados o arqueólogo. Son cosas que se corresponden con la formación básica, con la cultura general que no tiene mucho sentido cuestionar, a menos que pretendamos que la cultura general de la población baje de nivel. Como decía Piero en los 70's (la prehistoria):  Estudiar era un pecado. Clandestino era saber. Porque cuando el pueblo sabe. No lo engaña un brigadier
O un político, ahora llegada la democracia.

Nadie está en contra de la inserción de la tecnología o nuevas forma de enseñar. lo malo es que esto haga perder contenidos mínimos. Se nota que caemos en el facilismo, a los docentes no les interesa enseñar, no provocan a aprender. Y los nuevos alumnos ven esto y muchos eligen ser docentes como modo de vida fácil y descansado, una forma elegante y remunerada de no hacer nada. Se perdió la vocación de enseñar, en la mayoría. No pongo a todos en la misma bolsa, pero sin duda afecta a la mayoría.

Suena comentario de viejo, pero antes podíamos aprender cursiva e imprenta, y no por eso se perdía comprensión de texto, o tiempo para otro conocimiento. 
Se aprendían Valores, pero por el propio ejemplo de los docentes. Hoy no hay ejemplo, no hay docentes.




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