martes, 4 de julio de 2017

Pleocroísmo



El viaje a la velocidad de la luz es físicamente imposible. Pero no para la luz.

Los avistamientos OVNI eran cada vez más frecuentes.

En Córdoba, Argentina, casi llegó al nivel de una religión, una mitología new age de extraterrestres que como seres de luz llegaban a las sierras con un mensaje de paz y amor. Naves que despegaban entre luces multicolores, y aterrizaban para, de manera algo sorprendente, siempre encontrar conocidos charlatanes para impartir su doctrina, que estos lograban comercializar. Eso fue lo que por bastante tiempo mantuvo el lugar alejado de una investigación seria: Los investigadores con pensamiento científico no creían nada de estos avistamientos.
Se hacían bromas, se dibujaban memes, pero no se investigaba. Como en La carta robada de Poe, ningún lugar mejor para ocultar algo que a la vista de todo el mundo.
Al mismo tiempo ocurría algo similar en Japón, la mitología era más antigua y se teñía de demonios y dragones tornasolados. Tampoco se investigaron los avistamientos de manera científica por mucho tiempo. Cualquier caso que fuera detectado, se atribuía a otros fenómenos. Claro que la verdad de todo esto se supo mucho después.
Fue en una reunión entre directivos de las doce empresas colombianas de esmeraldas cuando, entre cócteles, uno de los empresarios comentó cuanto le estaba constando contratar mineros capacitados ya que tenían la superstición de que elusivos seres se escondían en las minas y que naves descendían haciendo extrañas marcas en la zona minera. De pronto, todos los dueños y terratenientes de las minas comentaban lo mismo. Uno de ellos tenía un primo astrónomo trabajando en el observatorio de la localidad, y curioso, inició una investigación por su cuenta. Le indicó a su pariente que le daría  una subvención importante para sus investigaciones si apuntaba los telescopios una temporada hacia su mina. No tuvo que esperar demasiado,  dos semanas mas tarde su primo no solamente lo llamaba para contarle del éxito, sino que una delegación del gobierno se presentaba en la mina. Y con ellos gente del proyecto S.E.T.I. de búsqueda de inteligencia extraterrestre. Al momento todos los telescopios que tenían alcance en la zona apuntaban a la mina y notaron no solamente actividad extraterrestre sino rutas claras, que poniéndose en contacto con otros observatorios y haciendo un seguimiento por satélite, los llevaban principalmente a las sierras de Córdoba y a las montañas de Tsukuba, en Tokio. La relación entre áreas no tardó tampoco en aparecer: un período geológico común y las mayores concentraciones de rocas Cordieritita del mundo. Esta piedra tiene una característica particular que comparte con las esmeraldas, o rubíes, aunque estos en mucha menor medida: Es una variedad de roca metamórfica, como los mármoles, producida por la antigua existencia de un mar y clima tropical en la región. Poniéndose en contacto con geólogos de la Universidad Nacional de Córdoba, acerca de estas piedras confirmaron que las orbículas de cordieritita del Cerro Negro son la segunda concentración mundial de la misma por magnitud y volumen y que la rareza de esta roca es doble, por un lado por estar compuestas mayoritariamente de cordierita un mineral poco abundante, de color azul violeta, antiguamente conocida como dicroita por su propiedades pleocróicas. Por otro son particulares debido a que se conforman en estructuras geológicas llamadas 'orbiculares' que son estructuras en capas concéntricas y formas esféricas. Y para completar el cuadro, el principal yacimiento de estas se encuentra en las montañas de Tsukuba, en Tokio Japón.
Ahora ya se conocía el objeto que buscaban los extraterrestres, pero no se conocía la finalidad. Se prefirió mantener las zonas sin vigilancia ni realizar cambios hasta entender la naturaleza del hallazgo, para no alertar a los no identificados visitantes.
Todos los laboratorios investigaron las piedras con la presunción que algo en sus propiedades podía resultar útil para seres del espacio, tan importante que llegaban a arriesgarse a ser descubiertos para obtenerlas. La respuesta no llegó de un laboratorio químico, sino de una investigación de física, teniendo en cuenta una de las propiedades mas peculiares de estas piedras: El pleocroísmo.
El pleocroísmo es la facultad que presentan estos minerales de absorber las radiaciones luminosas de distinta manera en función de la dirección de vibración. Por esta propiedad, un mismo cristal puede aparecer con coloraciones diferentes dependiendo de la orientación en que haya caído en la preparación microscópica. La Cordierita (también conocido como iolita) tiene esta propiedad en forma muy fuerte: ortorrómbica marrón azul / amarillo / marrón verdoso / gris / azul a púrpura cubre casi todo el espectro luminoso. En menor medida la turmalina, y mucho menos las esmeraldas, que habían iniciado circustancialmente el descubrimiento. El punto es que al recibir la luz, pueden generar una refracción de esta en gran parte del espectro.
Se revisaron investigaciones sobre la luz y en particular una trasnochada hipótesis de la fuerza que impulsa la luz: conocida  en ciertas investigaciones como energía virtual. Hasta que a alguien se le ocurrió que la misma luz podía ser y tratarse propiamente como una fuerza, como el magnetismo. En las universidades de Michigan y Burdeos se demostró que la luz podía alterar la trayectoria  de líquidos, por ejemplo empujándolos con un láser. No por el calor, sinó por la tenue presión generada por los fotones que acostumbra a pasar inadvertida. Pero el líquido usado en el experimento de Burdeos tuvo una superficie tan increíblemente débil que incluso la presión de la luz pudo deformarla. Se comprobó la luz como fuerza, y a partir de eso se la pudo utilizar para empujar objetos mayores, no sólo líquidos. Llevó tiempo.
El uso de los cristales de cordieritita fueron la clave para lograr un haz de impulso, estable y multicolor. El viaje espacial a la velocidad de la luz fue descubierto, usando la propia luz como impulso.
Ya no se volvieron a detectar avistamientos aislados. Al momento del descubrimiento de la fuerza de la luz y el despegue de la primer nave, así como descubrimos fuimos descubiertos y fuimos aceptados.
La pertenecer a la Confederación galáctica  es requerido el viaje lumínico, se nos aceptó como nuevos miembros.
Y en lugar de descubrir una civilización, o un nuevo mundo, descubrimos un Universo.

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