lunes, 22 de octubre de 2018

El patio de recreo



El miedo no lo dejaba llorar, esconderse o rendirse.
El miedo lo empujaba a salir, como a otros el valor; tan áspero el temor, tan doloroso.
Los tres lo esperaban afuera, una vez más y como siempre. Gigantes con risas de puño.
Y detrás, ella, que lo miraba con ojos de desilusión y pena.
El miedo en ella lo empujó a medirse con el ogro de la clase, el que siempre les pegaba. Estirar el brazo y alcanzar el mentón que estaba cinco centímetros por encima de su altura para tumbarlo de un sonoro uppercut en el medio del patio, y ganarse la amonestación y los aplausos.

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