miércoles, 24 de junio de 2015

Sin Manual


"Lo maravilloso y trágico de la vida es que viene sin manual y sin airbag", escribimos a duo en una conversación por whatsapp.
Y es un poco eso, uno queda expuesto a lo imprevisible en cada nueva situación, probablemente por eso a la mayoría de las personas nos dan -me incluyo- miedo los cambios. Y esa puede ser en parte la respuesta al separarnos, quedamos fuera de la rutina compartida con una persona, para sufrir un cambio. Y de a poco, construir otra rutina. Situaciones de stress, leo las que se enuncian como principales: un cambio de trabajo, una mudanza, el nacimiento de un hijo. Estrictamente todas las que indican un cambio. Un cambio total en nuestras vidas. Parecería que no debiera ser tan grave, yo cambié 7 veces de trabajo por ejemplo, y siempre es complicado. Nuevos compañeros, nuevo entorno laboral -¿fumarán en la oficina?¿Quedaré abajo del aire acondicionado? ¿Acostumbrarán poner cumbia a todo volumen? Todos casos que OCURRIERON!-, nuevo jefe, la necesidad de armar un lugar propio, posicionarse en una pequeña o no tan pequeña sociedad. Y lograr que te valoren. Una mudanza, uno se lleva los muebles, pero ahora hay goteras, el vecino tiene la cama pegada a la pared que da a tu comedor y usa el depto de bulo; o pone la música a todo volumen en las fiestas que hace con los amigos de la play todos los viernes hasta las 4 a.m. O en la cuadra siguiente hay un boliche, o según la moda actual hacen fiestas clandestinas, con reflectores pirotecnia y altoparlantes. 
Volviendo al punto, la vida es una permanente sorpresa, tenemos mesetas de rutina antes de tener que escalar una montaña de cambios y estress. lo bueno que muchas veces, en la cima de la montaña hay una vista fantástica.
Un cambio: Ahora llevo a Ana a la escuela algunos días a la mañana. Y es levantarse temprano, bañarme, levantarla, preparar el desayuno no olvidarme de nada y llegar a horario... cuando yo en dias normales solamente necesito despertarme lo suficiente para levantarme, y levantar la mano cuando pasa el colectivo. Pero al preguntarle a la nena si quería que la siga llevando, no solamente dijo que si, sino que prefiere que la lleve, aún con el frió, caminando y cantando canciones, que con la mamá en el auto. Y la verdad uno apuesta a eso, pero no espera lograrlo. No se sabe que hacer para que todo salga bien, no hay manual. Entonces sucede que todo sale lo mejor posible,  y la cima de la montaña resulta un lugar de fábula.
Y otras veces, sin airbag, recibimos el golpe por una situación inesperada. Y uno no tiene cinturón de seguridad tampoco. 
Y te desbarrancás por la montaña, sufrís el choque, el golpe del cambio y ahí ocurre lo mas complicado. No pasa solamente por el cambio: la vida te pide una elección. Podés quedarte tirado después del golpe, buscar una meseta, una rutina y esconderte ahí. o podes levantarte. Y escalar nuevamente la montaña, con conciencia del golpe, aceptando el cambio, con experiencia para la próxima. Y volvés a subir, sin correas de seguridad, por tu propia decisión, sin manual, sin airbag. 
Apostando que en la cima vas a alcanzar la felicidad.

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