viernes, 6 de mayo de 2016

Contame un cuento



Todo comenzó así, después de todo. Empezó conmigo contando cuentos, con Ana escuchando cada historia con los ojos brillantes y feliz. Creo no equivocarme si digo a todos los niños les gustan las historias. Y para salir de los cuentos infantiles tradicionales cada tanto inventaba alguna historia propia. Se contaba junto con el resto, como otro cuento, tal vez un poco más 'personalizado' cuando la princesa se llamaba Ana y tenía dos gatos. Después de un tiempo, cuando Ana vio que los cuentos eran uno diferente cada vez, empezó a pedir repetir algunos en particular a la hora de dormir, porque eran los que más le gustaron, así que los escribí para no olvidarlos. Cuando creció vio que podía elegir personajes, por lo que que cuando caminábamos a la tarde, además del cuento pedía — ¡Que sea de una princesa, y un dragón! Se acostumbró pronto a que, aunque el cuento empezaba — Había una vez un sapo..., pronto aparecerían la princesa y el dragón pedidos. Algunos cuentos se complicaban, dados los personajes. Imaginar un cuento en que se mostraran juntos una tortuga, un pez y un elefante se hizo complicado. Y venía de un error de interpretación mio, ella pedía como 'cuento' que le contara nuevamente que, cuando era bebé, usaba un mordillo que tenía esos tres animales. 
Y un día no se contentó con escuchar y quiso cambiar parte del cuento, así que terminamos contándolo entre los dos. Pronto ya elegía sus personajes y sus historias dentro de la historia. Y antes que me diera cuenta comenzaba ella la historia, y armaba el argumento principal. Ahora seguimos contando cuento cada tanto pero, así como aprendió a leer y ahora me lee ella a mi, así también inventa nuevas historias. 
¡Gracias, Ana!



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