miércoles, 4 de mayo de 2016

New York, New York



Fueron a cenar, después del teatro. Él apostó a lo más seguro, pastas, recién se conocían. El restaurante que eligió estaba especializado en esto, trató de ser más original con la salsa aunque no se traicionó pidiendo una qué no le gustara. Música suave de fondo, Sinatra, la conversación fluía. Extraños en la noche, empezaban a conocerse con historias, con pasado, con presente. Ella estaba 'suelta' en ese momento, él estaba con una novia que quería dejar, decía. Solamente le falta el parche en el ojo —pensaba ella, la mirada inclinada era su marca registrada. Novia que llamó justo en ese momento, cortando el clima. Discusión innecesaria, él ya había elegido su camino. Cortó al son de My way. Ella no se mostró preocupada, ya había visto en sus ojos que era suyo. La conversación se hizo más sensual, más íntima. Las sonrisas brillaban en las miradas, como las luces en sus miradas. Él empezó a decir lo que sentía, con mucho cuidado; ella dio señales positivas. Llegaron a un café sin medir el tiempo. Sonaba Fly me to the moon, él hizo suyas las palabras dándoles su propia música:
Eres todo lo que anhelo, todo lo que venero y adoro, en otras palabras, deseo que esto sea de verdad, en otras palabras, te amo.
La noche tejió su hechizo bordando cada canción. Con la música de New York, New York sonando en sus oídos salieron a caminar por Buenos Aires. Él la tomó por la cintura, ella le dió un beso. Y cambió su vida. 

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