miércoles, 3 de abril de 2019

Druida



No era un sacerdote, sólo era un niño.
Se acercó al árbol, tocó su piel, recorrió sus arrugas. Sintió su savia, su vida, y lo inundaron recuerdos, de agua, de luz, de bosque.
Fue acercándose al árbol, abrazándolo y se quedó dormido.
Soñó: soñó con luz y con sombra, una mariposa posada sobre una de sus flores, escuchó el trino asustado de un pichón esperando que lleguen sus padres con la comida. El miedo a una tormenta. Soñó con la humedad en la tierra, sintió el peso de la nieve reduciéndose por los rayos del sol en sus hombros, enderezó los hombros y extendió los brazos en sueños, buscando calor y luz. 
Se despertó en el bosque, al pie del árbol.
No era un niño, sólo un sacerdote.
Lo llamaron druida.

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