lunes, 8 de abril de 2019

Renacer




El viento le ocultó la nube.
Desplegó su cuerpo sobre el rocío del pasto, el bosque lejano le tapaba el contorno de los árboles, la noche amaneciendo oscurecía su mirada. La brisa llegaba blanda, verde. Estiró los músculos encogiéndose sobre sí mismo, su cuerpo se hizo pequeño hasta alcanzar la luna que acunaba a la tierra en sus brazos. La diosa le sonrió con su sonrisa de sangre, y mientras besaba su cuello la oscuridad se hacía su amiga y su amante. Se enterró en la tibieza de la tierra helada para renacer muerto. 






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