miércoles, 3 de abril de 2019

Farmacia




La farmacia apareció de la nada en la esquina de la calle cuando volvía de su trabajo, su necesidad y la oferta en vidriera de masajes eran una invitación irresistible. Nunca la había visto antes, al entrar el ambiente aséptico y cromado de aspecto futurista los cohibió un poco. Estaban atendiendo, no tuvo que esperar, en medio del masaje se quedó dormido sobre la mesa. El sonido de gaita que lo despertó no se parecía en nada a la música zen al acostarse, vibrante y alegre como el de un pueblo en fiesta. Estaba solo, la puerta de madera hacía juego con el mostrador sucio y pulido por los años de la entrada, y ya no estaba en la ciudad.

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