jueves, 30 de julio de 2015

Historias circulares


Encontré un cuento que había escrito hace mucho, y dado que mi página web ya no existe pasa a este blog. Sobre todo, porque leyéndolo, aún conserva algo de sentido. Es un cuento, y como tal, está mas allá de los sentimientos. La ilustración... podría haber elegido cualquier dibujo de Escher, pero fue este.

Historias circulares (netamente inspirado en Las ruinas circulares, de J.L. Borges)

Un hombre se encontraba en el borde del acantilado, mirando la noche. Una estrella brillaba en lo alto y a ella se dirigían sus pensamientos. Recordaba su luz en otras noches, su brillo, y pensaba. Pensaba en sueños que se hicieron realidades, en ilusiones que fueron verdad, en un amor encontrado y perdido. Al borde del acantilado pensaba en su estrella. Una estrella en medio del cielo.

Una estrella brillaba en lo alto del acantilado. La estrella derramaba su luz y dibujaba caminos de plata sobre las olas. La estrella miraba el mar y pensaba. Pensaba en otros universos, otros mares, otros cielos. Recuerdos de creaciones, de explosiones, de fuego líquido y sólido hielo. La estrella escuchaba el canto del mar y recordaba.

El mar oscuro reía y cantaba. Cantaba canciones de barcos y arena, de viento y de playa. Sus olas contaban historias de viejos piratas a las rocas, cuentos de amor y oro. El mar tranquilo se iluminaba de plata, y en lo profundo, en la oscuridad, la vida explotaba con colores y formas ignorados. El mar cantaba y guardaba sus secretos mas preciados, secretos de vida y de noche. Cantaba una canción de cuna a la playa dormida.

La playa dormía en la noche, y en su sueño soñaba. Soñaba con grandes piedras convertidas en arena, con caricias de mar, con susurros del viento, contando secretos. Dormía y la arena dibujaba caminos, borraba castillos, escondía caracoles y ocultaba viejos tesoros y viejas palabras escritas hace ya mucho tiempo. Dormía la playa entre los suspiros del viento.

Soplaba un viento tenue, casi un susurro en la tibia noche de luna. El viento soplaba brisas y suspiraba recordando copas de árboles moviéndose, mares encrespados, velas y molinos. Recordaba incendios en una noche rojiza, el vuelo de un águila entre nubes inquietas, un cuarto cálido una noche, espiado por una ventana entreabierta, un fuego de chimenea agitado. El viento le contaba secretos de hombres y pájaros a la luna.

La luna brillaba, opacando apenas una estrella brillante en medio de un cielo de noche despejada. La luna contaba escuchaba y  a su vez contaba secretos de luz y amores escondidos, interrumpida solo por el grito de una gaviota, casi una respuesta a una ignorada pregunta. Contaba una historia presente y pasada. Una casita en una playa con una mujer asomada a una entreabierta ventana, mirando una estrella, mientras el viento le susurra recuerdos de chimeneas y fuego al oído. Contaba secretos de noches oscuras y estrellas claras, de mares y cielos, de un amor que se creyó perdido para siempre, de un hombre en un acantilado, mirando al cielo en la noche, con su alma vacía.

Un hombre se encontraba en el borde del acantilado, mirando la noche...


No hay comentarios:

Publicar un comentario