martes, 14 de junio de 2016

Parpadeo



Apareció de pronto en Angkor, reconoció el lugar aunque no estaba cubierto por vegetación, por un documental del National Geografic. No recordó que formaba parte del imperio jemer, por supuesto, pero si que estaba lejos de su casa en Gerli. A medio planeta de distancia, para ser inexactos. Y muchos años en el tiempo, a juzgar por la edificación. Alcanzó a escuchar algo como "Mahendraparvata", de dos antiguos camboyanos que pasaban caminando a su lado.

Todavía trataba de volver de su asombro cuando en un parpadeo vio una playa de arena blanca, desde una torre. El mar pacífico golpeaba con suave rumor, pero sonaban más fuertes los gritos de un guerrero de cabellera emplumada que lo apuntaba con una lanza. No lograba entender nada de lo que gritaba, por supuesto, pero el lugar era Tulum, sin dudarlo. Había ido de vacaciones allí, muchos años antes. Aunque ahora era sin duda MUCHOS años antes. Tulum. Estaba sobre el Palacio, veía el templo, la playa, el Castillo. No era un sueño, sentía el calor, el olor...

El parpadeo lo alejó de la lanza y lo llevó a la espada, estaba en el Coliseo, el olor que sentía era el olor acre de la transpiración mezclado con el olor a cuero. Tuvo una imagen de sangre y bronce, al tiempo que sentía el dolor en su costado cuando la espada lo atravesó. Se desmayó.

La policía allanó el apartamento debido a la quejas por mal olor de parte de los vecinos. Lo encontraron echado en la silla de oficina que estaba frente a la computadora, la pantalla con un salvapantallas de líneas geométricas. Las últimas búsquedas del historial  apuntaban a videos de cómo preparar un guiso de porotos.
El informe indicaba que al ingreso de la policía el cuerpo estaba sin vida, muerto desangrado por herida cortante de arma blanca.


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